Joyas históricas, tiendas boutique y las mejores bravas de Barcelona: así es Sarrià

Las pastelerías de toda la vida, las iglesias milenarias y los restaurantes de alta gama conviven en este elegante barrio con espíritu de pueblo

Calle Major de Sarrià, el centro neurálgico del barrio. Foto Edu Bayer

“¿Eres vecino, o eres hijo y vecino de Sarrià?” La pregunta sigue siendo habitual entre los residentes de este barrio de la parte alta de Barcelona, como una forma de distinguir que hay dos clases de sarrianos: los que lo han elegido para vivir, y los que son nativos y descendientes de vecinos que llevan generaciones creciendo en sus angostas calles.

Es que Sarrià no solo conserva su aire de pueblo en su casco antiguo, sino que mantiene un orgullo de identidad que recuerda que fue un núcleo independiente de Barcelona hasta 1921.

A diferencia del pasado noble de Pedralbes y su presente de fastuosas mansiones, Sarrià es un barrio de lujo discreto, como se evidencia en las coquetas tiendas que se encuentran en la calle Major de Sarrià, columna vertebral de la vida local.

Las bravas más famosas de Barcelona

Allí se concentran algunos de sus puntos gastronómicos más destacados. Uno es el Bar Tomás (Major de Sarrià 49), que no hay encuesta que logre rebatirle el título de las mejores patatas bravas de la ciudad. El local casi no llama la atención desde afuera, donde la simpleza se adueña de sus mesas de fórmica y la decoración de botijos en la barra.

Pero las bravas con una salsa secreta de alioli, con vasos de cerveza que apenas rozan el quinto, son una de las paradas imprescindibles del barrio.

Bombonería Foix de Sarrià. Foto Edu Bayer

Otro lugar clave es la bombonería y pastelería Foix de Sarrià. Fundada en 1886 y con dos sucursales, sus creaciones en chocolate, los panellets, las variedades de panes y brioches, los panettones y las pastas para el té son un festival para los amantes de los dulces.

Un plan improvisado es comprar alguna de sus creaciones en el local de Plaça de Sarrià 12, y cruzar a este espacio, frente a la iglesia de Sant Viçenc, que hace un milenio fue la génesis de un núcleo rural que se convirtió en municipio en el s.XIII o XIV.

La iglesia de Sant Viçenc, fundada hace más de 1.000 años, fue la génesis del núcleo rural de Sarrià

Entre otras tiendas con encanto está Maison Aimé (Major de Sarrià 63) con sus delicias de la gastronomía francesa (quesos, patés, embutidos, vinos, bizcochos, etcétera); los diseños de ropa femenina de Nuria Roig (Major de Sarrià 7) o Coconout Store (Major de Sarrià 49); la bodega Artós (Plaça Artós 11) o los dulces de Oriol Balaguer (Benet Mateu 62); entre muchas más.

Plaza de Sarrià. Foto Edu Bayer

Pasado burgués

La llegada del ferrocarril en 1863 llevó a que importantes familias burguesas eligieran el aire puro de esta zona de cuestas, en la falda de la sierra de Collserola, para levantar elegantes residencias bajo los cánones del modernismo.

Muchos rincones de Sarrià, con sus calles de adoquines y antiguas masías, recuerdan el pasado campestre del barrio

A pesar de las presiones inmobiliarias, todavía se conservan varias como la Casa Alemany, la Quinta de San Isidro o la Casa Orlandai (actual centro cívico); que dialogan con rincones pueblerinos como la calle de adoquines de Vidal i Quadras, la plaza del Consell de la Vila y la de Sant Vicenç de Sarrià con las angostas viviendas de fachadas de colores, o antiguas masías como las de Casa Forcada, Cal Lot o Cal Garriga.

Ciertos rincones conservan un aire pueblerino. Foto Edu Bayer

Restaurantes de Sarrià

La cocina de Sarrià oscila homenajea al barrio con un culto a la tradición pero también mira al futuro a través de preparaciones con un toque de vanguardia. Estos son algunos de los restaurantes más recomendados cuando se esté visitando el barrio.

Tram Tram

En la calle Major 121, es un restaurante instalado en una residencia señorial donde las antiguas habitaciones y patios son sus salones. Ganador de un Sol Repsol en 2022, el menú degustación (72 euros) que prepara Isidre Soler incluye platos como la caballa marinada sobre berenjena escabechada, las navajas gallegas de buceo, el parmentier de trufa melanosporum con huevo a 62º, el pescado del día, el cordero de leche de los Pirineos con cremoso de topinanbo o el cochinillo DO Segovia con compota de pera; y el coulant de chocolate de postre.

Vivanda

Gabi Calzado y Jordi Vilà (con tres Soles Repsol en otros restaurantes) son las almas mater de Vivanda (Major de Sarrià 134), con una cocina catalana de platos y platillos pensados para compartir; un lugar donde uno se puede aislar del mundo bajo el paréntesis vegetal de su jardín.

Entre sus platos se encuentran las sardinas en escabeche, las ostras al natural, las bravas asadas, el surtido de terrinas de la casa, el salmó ahumado al hibicus, el farcellet de col, patata y butifarra del perol; el salteado de verduras de temporada al ajillo; el morro de bacalao con calabaza; el entrecot de vaca con pimiento del piquillo o los callos de Cal Jordi, entre otros.

Su carta de vinos es más que abundante, así que lo mejor es dejarse llevar por los dueños de casa.

Casa Petra

Es charcutería, colmado y restaurante. La idea de Casa Petra (Manila 51) es ofrecer un lugar para recordar los sabores de toda la vida, en un local donde además de los quesos y embutidos que están en los escaparates también se pueden probar el carpaccio de pies de cerdo, la tortilla de bacalao, los garbanzos con gamba roja, el pulpo a la brasa con patata, los caracoles en salsa; así como diferentes variedades de pescados (bacalao, lubina, merluza o rodaballo) y carnes (solomillo con parmentier, steak tartar o pluma ibérica).

Gouthier

Gouthier (Mañé i Flaquer, 8) desde 1998 es el templo de las ostras, un sofisticado toque marino que se puede combinar con platos como el carpacio de pulpo, los mejillones, los muslitos de codorniz, la carrillera de cerdo ibérico, el micuit de foie de pato moulard o la tripa de bacalao con garbanzos, entre otras maravillas delicatesen.

Restaurante Nubar

Nubar

Una gran sala para 130 comensales, una terraza ideal para las noches de temperatura agradables, luces tenues y una cocina internacional con aires sofisticados caracterizan a Nubar (Dr Fleming 12); donde destacan las preparaciones orientales que dialogan con platos de corte mediterráneo, como el uramaki de ceviche con mayonesa de leche de tigre, el huevo poche con foie y trufa negra, el rodaballo con múrgulas al Santurce o la galta de ternera a la vainilla; entre otros.

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