Tres escapadas exprés para disfrutar de la Costa Dorada

Las huellas modernistas de Reus, el pasado medieval del pueblo de Riudecanyes y el encanto natural de la sierra de Llaberia se pueden descubrir en una jornada diferente en la Costa Dorada

Vistas del monasterio de St. Miquel Escornalbou. © SBA73

La Costa Dorada, esa extensión de playas de largos arenales y varias calas de aguas claras, tiene otros atractivos para descubrir tierra adentro.

Las comarcas de Tarragona guardan diversos secretos en sus pueblos y paisajes, que vale la pena descubrir en combinación con el clásico relax en las costas.

Siguiendo las recomendaciones de Playa Montroig Camping Resort, este paseo se puede organizar a lo largo de una jornada, una interesante opción para aquellos días de cielos cubiertos que invitan a cambiar de programa.

Mañana: modernismo en Reus

Un punto de partida puede ser Reus, la capital de la comarca de Baix Camp. Esta ciudad, cuna de Antoni Gaudí, cuenta con un interesante patrimonio de arquitectura modernista en sus calles.

Reus cuenta con numerosos vestigios modernistas, como el Pabellón de los Distinguidos.

Se trata de un catálogo de 75 edificios, de los cuales una veintena se pueden descubrir con todo detalle en las rutas que organiza la oficina de turismo local.

Entre los más destacados se encuentra la Casa Navàs, uno de los edificios modernistas más emblemáticos de la arquitectura catalana del siglo XX.

Reus cuenta con un patrimonio de 75 edificios modernistas, de los que una veintena se pueden conocer en las rutas temáticas que se organizan por su centro

Ubicada en una esquina frente a la Plaza del Mercadal, destaca por su fachada de piedra con flores trepando por los balcones, aunque el edificio es valorado mucho más cuando se entra y se comprueba cómo el arquitecto logró dotar de iluminación natural los espacios interiores.

Reus, la cuna de Gaudí

En esta misma plaza se encuentra un lugar para descubrir la historia de arquitecto más famoso de la ciudad.

Se trata del Centro Gaudí, que presenta un recorrido por la vida y obra del creador de la Sagrada Familia a través de un fascinante viaje multimedia.

Detalle de la Casa Navàs, de Reus. Foto Angela Llop

En él se puede ver la recreación de su antiguo taller, y el visitante puede animarse a diseñar su propio trencadís, la técnica de revestir fachadas con trozos de cerámicas y vidrios creada por Gaudí.

Tampoco hay que olvidar al Instituto Pere Mata, donde Lluís Domènech i Muntaner ensayó diferentes ideas de diseño y decoración que luego aplicaría en el Hospital Sant Pau de Barcelona.

Así se ve en los vitrales, mosaicos y lujosos murales que se ve en sectores como el Pabellón de los Distinguidos.

Mediodía: el encanto de pueblo de Riudecanyes

Tras pasar una mañana en Reus se puede tomar las carreteras T310 y T313, que tras 15 kilómetros acercan al agradable pueblo de Riudecanyes.

Este pueblo está vigilado por el castillo-monasterio de Sant Miquel d’Escornalbou, una joya medieval del siglo XII.

Detalle del monasterio de St Miquel Escornalbou. Foto Angela Llop

Al estar a 600 metros de altitud, es un mirador ideal para contemplar los paisajes de Tarragona y el Ebro.

Desde el monasterio de Sant Miquel d’Escornalbou se obtienen hermosas panorámicas de las tierras de Tarragona y el Ebro

Bajando del cerro, a las afueras del pueblo se halla el pantano que lleva el nombre del pueblo, donde se pueden hacer caminatas sencillas en medio de un bello paisaje.

Riudecanyes tiene una interesante tradición oleoturística. Allí, se pueden hacer visitas que muestran cómo se conrean los olivos, cómo acaban consiguiendo un aceite de excepción como el de Extra Escornalbou que, además, puede catarse y saborearse.

Tarde: el paisaje agreste de la Sierra de Llaberia

Tras una merecida comida regional en alguno de los restaurantes de la zona, es hora de poner rumbo a la Sierra de Llaberia.

El Mediterráneo desde la Sierra de Llaberia. Foto Angela Llop

Hay que tener en cuenta que para llegar al corazón de esta reserva natural hay que realizar un camino de 40 kilómetros desde Riudecanyes, que en gran parte del trazado presenta una curva tras otra.

Pero transitar por este carrusel vial vale la pena, porque hay que descubrir la geología abrupta de esta sierra prelitoral tarraconense, que la ha mantenido como un sitio apenas tocado por la civilización a lo largo de los siglos.

Vistas desde la Sierra de Llaberia. Foto Angela Llop

Además de la belleza de sus paisajes hay varios senderos para recorrerla en detalle a través de rutas de senderismo o de BTT.

También se pueden conocer pueblos encantadores como Pratdip, que parecen detenidos en plena Edad Media.

a.
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