Seventy: un hotel para sentirse como en una casa mediterránea

El nuevo hotel Seventy se presenta con una estética diáfana y moderna, que invita a ser descubierto por su gastronomía y actividades culturales

La apertura del hotel Seventy, del grupo Nuñez y Navarro, aporta un toque sofisticado pero con un guiño mediterráneo a la oferta de alojamientos urbanos de Barcelona. Con 152 habitaciones y salones decorados en un estilo minimalista, busca que el pasajero sienta que se encuentra en la calidez de un hogar catalán.

El hotel número 12 de este grupo inmobiliario (13 si se cuenta un edificio de apartamentos residenciales) se encuentra en la propiedad que ocupaban los laboratorios de Bayer, a pocos pasos de la unión de Paseo de Gràcia con la avenida Diagonal, en Barcelona.

Espacios sin barreras

“No buscamos que el huésped sienta que está en su casa, pero sí que el trato tenga esa hospitalidad y calidez, con ese toque mediterráneo”, describe Daniel Zafra, director de marketing de Nuñez y Navarro.

Las grandes ventanas, de siete metros de alto, invitan a sentarse en sus salones o tomar una copa en la barra de forma cuadriculada

Uno de los objetivos del hotel es que la gente, sean huéspedes o residentes de Barcelona, sientan que están en un espacio abierto, sin barreras.

El lobby cuenta con largas columnas de libros. Foto: JP Chuet.

El lobby cuenta con largas columnas de libros. Foto: JP Chuet.

Esta idea se logra gracias al frente acristalado con ventanas de siete metros de alto, donde en el salón se despliegan largas columnas de libros como si fuera una biblioteca moderna.

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A los pocos pasos no hay una recepción, ubicada al lado derecho, sino una barra cuadrada donde bartenders como David de Santiago prepara sus cócteles, en un ambiente diáfano decorado con pinturas de dibujos geométricos.

La barra se encuentra a pocos pasos de la entrada. Foto: JP Chuet.

El lobby cuenta con largas columnas de libros. Foto: JP Chuet.

Como si fuera la cocina de una masía

Uno de los salones comedor mantiene la estética de luces suaves y más libros de gran formato, que dan paso a otro salón contiguo a la cocina.

Uno de los comedores recuerdan a las cocinas de las masías. Foto: JP Chuet.

El lobby cuenta con largas columnas de libros. Foto: JP Chuet.

En realidad, aquí la sensación es que se está comiendo en el comedor de una masía, donde hay tres mesas largas (recomendado para socializar), un par de aparadores de presencia robusta y frascos con legumbres y fideos.

Del otro lado se encuentran los fogones dirigidos por el cocinero Marc Mallasén, que despliega una carta basada en platos tradicionales, sin pretensiones pomposas ni artificios.

Alimentos de cercanías, con productos de temporada, “es la cocina mediterránea que puede hacer tu madre o tu abuela”, describe Pau Teixidó, miembro del equipo, a Cerodosbé.

Platos tradicionales

En la visita hemos podido degustar los huevos rotos con sanfaina y jamón, el rosbif con la salsa Harry’s Bar y las patatas con cebolla y el risotto a la milanesa (impactante), y el tiramisú con el crocanti de vainilla y chocolate con almendras y naranja.

El chef Pau Teixidó elabora recetas tradicionales, sin necesidad de artificios, que recuerdan a la cocina de las madres y abuelas

Las preparaciones de Mallasén se están dando a conocer en el barrio, en el límite entre el Eixample y Gràcia, al punto que a los pocos meses de abrir sus puertas tuvieron que ampliar el equipo de cocina.

Los precios de los platos van entre los 10 y los 20 euros, y si bien las porciones no son muy grandes, la idea es que los comensales pidan varios platos para compartir.

Rosbif con salsa Harry’s Bar y las patatas con cebolla. Foto: JP Chuet.

Rosbif con salsa Harry’s Bar y las patatas con cebolla. Foto: JP Chuet.

Experiencias antes que categorías

El hotel tiene seis tipos de habitaciones, que Zafra prefiere denominar “como diferentes experiencias” más que categorías, que se diferencian por su tamaño y ubicación, pero que tienen los mismos servicios.

El hotel cuenta con un centro de spa, con sauna y piscina climatizada, gimnasio y salas para reuniones, para buscar ese balance entre el viajero corporativo y el de ocio que es común en sus hoteles.

El hotel Seventy cuenta con 152 habitaciones. Foto: JP Chuet.

El hotel Seventy cuenta con 152 habitaciones. Foto: JP Chuet.

Acento en la cultura

La idea de ser un establecimiento de puertas abiertas se refuerza con el programa de actividades dirigido a huéspedes e invitados, que se organizan en el espacio Seventy Live, de 1.500 metros cuadrados.

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Por ejemplo el primer y tercer martes de cada mes una celebridad presenta sus obras de arte favoritas, que son expuestas temporalmente en el lobby. Estos días, se pueden ver dos billetes de dólar firmados por Andy Warhol, cedidos por el publicista Luis Bassat.

El spa cuenta con una piscina de agua climatizada. Foto: JP Chuet.

El hotel Seventy cuenta con 152 habitaciones. Foto: JP Chuet.

El segundo y cuarto martes se organizan encuentros en el ático, en el que un artista menor de 30 años presenta sus obras al público.

Dos veces por mes, el periodista de Lluís Amiguet realiza entrevistas en vivo

La realización de eventos semanales relacionados con el cine, así como las periódicas catas abiertas para huéspedes y las sesiones de dj’s “forman parte del ADN del hotel”, indica Zafra, que es la intención de ofrecer actividades que sean disfrutada por los huéspedes como por los residentes de Barcelona.

a.
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