El centenario lujo del Orient-Express revive en Bruselas

La exposición ‘Orient-Express’ lleva a la capital belga el lujo del mítico tren que hace un siglo atravesaba Europa y que Agatha Christie inmortalizó en su novela

Dos vagones originales del Orient-Express se pueden visitar en Bruselas. Foto: ©Lola Hakimian.

Pasaporte al exotismo que los europeos de finales de siglo XIX identificaban con Constantinopla, sinónimo de aventura y descubrimiento, sede de bailes, partidas de póker, negocios y conspiraciones, inspiración de libros y películas, y hasta escenario de la firma del armisticio que puso fin a Primera Guerra Mundial, el Orient-Express ocupa un lugar privilegiado en la historia del ferrocarril.

Y aunque muchos saben que en sus lujosos vagones viajaron del escritor León Tolstói al zar Fernando I de Bulgaria, pasando por el coronel Lawrence de Arabia, la actriz Marlene Dietrich, el escritor Graham Greene y la bailarina y espía Josephine Baker además, por supuesto, de la escritora Agatha Christie, una de las que más contribuyó a su fama gracias a su obra Asesinato en el Orient-Express, lo que no todos saben es que fue un diseño belga.

Ahora, más de un siglo después de su puesta en marcha, algunos de sus míticos vagones regresan a Bruselas para protagonizar una exposición que revive el romanticismo de este extraordinario tren.

El Orient-Express introdujo un nivel de lujo nunca visto hasta la fecha en el transporte por tren. Foto: ©Lola Hakimian.

Orient Express: historia del ferrocarril

Ubicada en Train World, el museo de la compañía ferroviaria nacional de Bélgica, SNCB, la muestra bucea en la historia del Orient-Express y su creador, el ingeniero de Lieja Georges Nagelmackers, fundador de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits, que operó este ferrocarril hasta 1977.

Durante el viaje de 3.000 km entre París y la actual Estambul, los pasajeros dormían, leían, comían, bebían, hacían negocios y hacían amistades

Entre carteles publicitarios de época, mapas de sus recorridos, fotografías, maquetas y planos, artes decorativas, recreaciones de tapicerías y mobiliario, documentos originales, homenajes a los artesanos que lo hicieron posible y retazos de su historia, destacan dos coches auténticos del periodo de entreguerras en los que los visitantes pueden subir hasta el próximo 17 de abril.

El primero de ellos es un vagón bar, el mismo que acogía en el que hace décadas se daban cita los variopintos pasajeros del Orient-Express.

El vagón bar era el corazón de la vida social del Orient-Express. Foto: ©Lola Hakimian.

Durante el viaje -se tardaban 67 horas y media en recorrer los 3.050 km que separaban París y la actual Estambul, a una velocidad de 100 km/h- los pasajeros dormían, leían, comían, bebían, hacían negocios y cultivaban las relaciones sociales, especialmente en este vagón, sentados en mullidos sillones en torno a mesitas en las que ahora vemos una máquina de escribir, cartas de póker, una revista de belleza, tabaco de pipa o una guía turística sobre la antigua Constantinopla.

El lujo de un palacio sobre ruedas

El segundo de los coches es un vagón restaurante que deja ver lo suntuoso de los viajes, no solo en los tapizados y molduras, sino en detalles como las fuentes de plata o las cristalerías de Lalique que el decorador René Prou escogió para dotar al ferrocarril de los mayores lujos.

De hecho, si por algo fue revolucionario este tren fue por lograr introducir coches cama y coches restaurante que ofrecían una comodidad a los viajeros nunca antes vista mientras les ahorraba un tiempo precioso al cruzar toda Europa.

A bordo del Orient-Express se viajaba con toda clase de lujos. Foto: ©Lola Hakimian.

También se muestran fotos y guías de los destinos del tren, de Turquía a Egipto, o equipajes Louis Vuitton que ilustran los gustos de la exclusiva clientela del tren.

La exposición, que explica cómo en realidad el Orient-Express no fue solo uno tren, sino una red de líneas que, tras la ruta original lanzó otras como el Simplon Orient Express (ahora en manos de Belmond) o el Arlberg Orient Express, incluye también un monumental mapa que muestra estos trayectos por toda Europa.

La exposición ahonda también en las ideas e inspiraciones que despertó el tren en los hombres de negocios, diplomáticos, intelectuales y celebridades de la época que viajaron en él seducidos por el exotismo de un destino, Constantinopla, considerado en la época puerta de entrada de Oriente.

El Orient-Express y sus rutas a través de Europa. Foto: ©Lola Hakimian.

Este Oriente fantástico era en realidad una proyección occidental, como se muestra a través de obras que dan testimonio de esa corriente orientalista, como las pinturas de Félix Ziem o Jan Baptist Huysmans o el libro Aziyadé de Pierre Loti.

Agatha Christie y el Orient Express

Otra sección homenajea al hombre detrás del Orient Express, el belga Georges Nagelmackers, con textos explicativos de la fundación de su compañía, objetos que recrean su despacho, documentos de la época y un busto de mármol.

En funcionamiento desde 1893, el Orient Express vivió su época dorada en el periodo de entreguerras.

Precisamente en esa etapa, en 1934, se publicaba Asesinato en el Orient Express, la novela de Agatha Christie que inmortalizó para siempre este ferrocarril y lo fijó en el imaginario colectivo.

El Orient-Express ha inspirado libros y películas. Foto: ©Lola Hakimian.

La distinguida escritora británica, reconocida mundialmente por sus novelas policiacas, viajó en el tren en varias ocasiones, como se recuerda en otro espacio de la exposición.

Una última sección recuerda a las personalidades que también viajaron en él, así como a los libros y películas, desde Asesinato en el Orient Express a Desde Rusia con amor, en las que tuvo un papel,y se cierra con un cortometraje dedicado a su historia.

El Orient Express hoy

Más allá del periodo de esplendor de los años veinte y treinta, los daños materiales de la Segunda Guerra Mundial en las líneas ferroviarias, sumado a la aparición de nuevos medios de transporte como el automóvil, marcaron el principio de su declive.

Hoy, el legendario tren de lujo sigue en funcionamiento, aunque solo en algunos viajes turísticos, principalmente entre París y Venecia, mientras algunos de sus vagones pasean por los museos cuando se presenta la ocasión.

Viajar en el Orient-Express era sinonimo de glamour. Foto: ©Lola Hakimian.

La Compagnie Internationale des Wagons-Lits de Nagelmackers estuvo también detrás de la creación de otros trenes de lujo que operaron por el continente europeo, el norte de África, Oriente Medio y Asia, como North-Express, South-Express, Golden Arrow, el Transiberiano o el Train Bleu.

Enmarcada dentro del festival Europalia Trains & Tracks, la muestra sobre el Orient Express podrá verse hasta el próximo 17 de abril y a su alrededor se organizan todo tipo de eventos y propuestas, que van desde conferencias a talleres infantiles.

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