Así fue el fascinante descubrimiento de la tumba de Tutankamón

Una exposición en Oxford revela los diarios de Howard Carter, el explorador que descubrió la tumba de Tutankamón, y reconstruye los pasos de su famosa expedición un siglo después

Una de las máscaras funerarias de Tutankamón. Foto Mary Harrsch – CC

Hace 100 años, en el Valle de los Reyes cerca de Luxor, en Egipto, el explorador Howard Carter no podía contener la excitación al espiar por una rendija detrás de una pesada puerta de piedra.

“¿Qué hay, puede ver algo?”, le preguntaba a un lado George Herbert, el lord inglés que había financiado la expedición arqueológica a este rincón de piedras y arena donde se sepultaron numerosos monarcas del Antiguo Egipto.

“Sí, veo cosas maravillosas”, replicó Carter. Estaba contemplando el ajuar funerario de Tutankamón, uno de los grandes momentos de la investigación de la cultura de los faraones.

La exposición Tutankamón: Excavando el archivo, que se presenta hasta el 5 de febrero de 2023 en la Weston Library de la Universidad de Oxford, es un fascinante viaje por partida doble al descubrimiento de la tumba y a la historia de este joven faraón.

Detalle de una guirnalda de hojas de olivo sobre la máscara fotografiada por Carter. Foto Griffith Institute, Universidad de Oxford

La tumba que se salvó de los saqueos

Durante siglos los saqueadores de tumbas se encargaron de desvalijar todos los féretros que había en el Valle de los Reyes y en otros lugares del reino del Nilo.

La tumba de Tutankamón tenía 5.000 objetos, que arrojaron luz sobre los ritos funerarios del Antiguo Egipto y su arte

Pero por alguna extraña razón, quizás por haber estado oculta debajo de las viviendas de los trabajadores de la dinastía XIX, se salvó de los saqueos.

Imagen del desmantelamiento del santuario exterior. Foto Griffith Institute, Universidad de Oxford

Un eficaz autodidacta

Carter no había estudiado arqueología pero aprendió rápida y eficazmente los secretos de la profesión.

Se lo conocía como un obsesivo por registrar hasta el más mínimo detalle. Incluso fue tan previsor de fotografiar (y estamos en 1922) unas ofrendas florales en la puerta del mausoleo que se desintegraron al tocarlas.

Y también era un experto en promocionar sus descubrimientos, donde se encargó de extraer uno a uno los objetos de la tumba y exhibirlos ante el mundo como si fuera una subasta de obras de arte.

Anotaciones de Carter sobre una estatua del dios Anubis. Foto Griffith Institute, Universidad de Oxford

Su hallazgo «recibió una enorme publicidad y la gente quedó fascinada». El libro donde relató sus campañas de excavación puede considerarse «una obra maestra de la comunicación popular», señaló a Efe Richard Parkinson, uno de los responsables de la exposición en Oxford.

5.000 objetos guardados

Cabe aclarar que el ajuar de Tutankamón tenía nada menos que 5.000 objetos, entre ellos la bella y enigmática máscara funeraria que se exhibe en una sala especial del Museo del Cairo.

Su descubrimiento abrió las puertas al mundo de los faraones en una magnitud similar a la traducción de la Piedra Rosetta por Jean-François Champollion.

Niño egipcio con un valioso pectoral, fotografiado por Carter. Foto Griffith Institute, Universidad de Oxford

Obsesivo por registrar hasta el último detalle

En la muestra en Oxford se puede ver su cuaderno con las minuciosas anotaciones, donde precisaba que a pesar de seis años de excavaciones en la arena tenía el presentimiento que había una tumba intacta, aunque ignoraba la magnitud del descubrimiento de 1922.

Eficaz promotor de sus descubrimientos, Carter exhibía cada uno de los objetos de la tumba de Tutankamón como si fuera una subasta pública

La muestra también destaca la importancia de los trabajadores y arqueólogos egipcios en el hallazgo, que muchas veces las crónicas occidentales suelen dejar apartados.

Objetos acumulados en la cámara anexa antes de su limpieza. Foto Griffith Institute, Universidad de Oxford

«Esta tumba fue creada por egipcios y ellos también jugaron un papel vital para rescatarla y preservarla», subrayó Parkinson a Efe.

La exposición también presenta fotografías, cartas, planos y dibujos que permiten seguir los pasos de la misión arqueológica, que encontró una cápsula del tiempo enterrada en la arena y cerrada por 3.000 años, y que arrojó una luz invalorable sobre el antiguo reino de los faraones.

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