Javier Aureliano García dimite como presidente de la Diputación de Almería tras su detención en el “caso Mascarillas”

El dirigente provincial deja su cargo tras quedar en libertad con medidas cautelares por presuntas irregularidades en contratos sanitarios

Tras seis años al frente, García Molina se aparta del cargo en medio de la investigación judicial por el caso mascarillas

Tras seis años al frente, García Molina se aparta del cargo en medio de la investigación judicial por el caso mascarillas

Javier Aureliano García Molina, presidente de la Diputación de Almería desde enero de 2019, ha dimitido de su cargo tras quedar en libertad con medidas cautelares en la segunda fase del llamado “caso Mascarillas”, en el que se investiga un presunto entramado de comisiones ilegales en contratos públicos de material sanitario.

Una renuncia con peso institucional

Según el comunicado oficial de la Diputación, García ha dejado la presidencia “de forma voluntaria … desde el convencimiento de su inocencia”. Para dar este paso, también renunció a su acta como concejal en el Ayuntamiento de Almería y como diputado provincial. La institución añade que su salida busca “facilitar la vuelta a la normalidad de la actividad institucional” mientras él se concentra en su defensa. 

Junto con García, también ha renunciado quien era su vicepresidente segundo, Fernando Giménez, que deja sus responsabilidades provinciales tras estar también implicado en la causa.

La investigación sobre el “caso Mascarillas”

El Juzgado de Instrucción número 1 de Almería ordenó el pasado jueves la puesta en libertad con medidas cautelares para García y otras cuatro personas detenidas. La operación, liderada por la UCO de la Guardia Civil, está relacionada con contratos irregulares por más de dos millones de euros para la compra de material sanitario durante la pandemia.

Entre los delitos que se investigan figuran cohecho, malversación de fondos públicos y blanqueo de capitales. Algunas fuentes también mencionan cargos vinculados a tráfico de influencias y corrupción en la contratación pública. La investigación habría arrancado con un contrato de mascarillas autorizado en junio de 2021, período en el que la presión para adquirir material sanitario era máxima.

Su renuncia busca facilitar la normalidad institucional mientras se centra en su defensa legal por el caso mascarillas
Su renuncia busca facilitar la normalidad institucional mientras se centra en su defensa legal por el caso mascarillas

Repercusiones políticas

La detención de García Molina ha sacudido el panorama político almeriense. Su partido, el PP, suspendió inmediatamente su militancia, así como la de Giménez y otros implicados. La renuncia, según fuentes de la Diputación, también tiene como objetivo “restaurar la normalidad institucional” y preservar la credibilidad de la administración provincial.

Desde la oposición y otros sectores de la sociedad, se exige que la investigación siga con rigor y transparencia. El “caso Mascarillas” ha puesto bajo la lupa una parte sensible del gasto público durante la crisis sanitaria, y muchos ven en esta dimisión el inicio de un ciclo de rendición de cuentas.

El legado de García y el futuro de la Diputación

En su despedida, la Diputación ha destacado que García deja un “legado de proyectos transformadores” para la provincia: lucha contra la despoblación, impulso del turismo, cultura, patrimonio y agroalimentación, así como la proyección de marcas almerienses a nivel nacional e internacional. 

El golpe reputacional es, sin embargo, profundo. La institución debe ahora designar un sucesor para liderar en plena crisis institucional, justo cuando muchos proyectos puros podrían verse empañados por la sombra de la investigación.

Punto de inflexión para el PP andaluz

La dimisión de Javier Aureliano García como presidente de la Diputación de Almería marca un punto de inflexión en la política provincial. Es el resultado directo de una operación judicial que pone en cuestión prácticas de contratación durante la pandemia. García se retira temporalmente del foco público para centrarse en su defensa, pero su salida deja una herida política difícil de cerrar: resta por ver cómo la Diputación asume este momento de convulsión y si la ciudadanía podrá recuperar la confianza en sus instituciones.

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