DIA disparó los pagos a KPMG en el año de las anomalías contables

La memoria anual de la compañía refleja cómo aumentaron los gastos por honorarios al auditor KPMG

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A falta de horas para que empiece la junta de accionistas en la que se decide el futuro de DIA, las dudas sobre las dos partes enfrentadas para hacerse con la compañía no cesan. Si a Mikhail Fridman, el primer accionista (29%), se le ha acusado de urdir un plan para quedarse con la cadena de supermercados a precio de saldo, los actuales miembros del consejo de administración están señalados por la gestión que ha llevado a la firma al borde del abismo el mismo año en el que se encontraron irregularidades contables.

Al cierre de 2018, año en el que DIA llegó a perder en una semana el 80% de su valor tras anunciar un último profit warning, los gastos por honorarios a su auditor KPMG se dispararon hasta duplicar los del año anterior. La memoria de la compañía refleja que los gastos estrictos de auditoría de 2018, comprendidos en trabajos de la filial española de KPMG y de KPMG International, radicada en Suiza, ascendieron a 1,35 millones de euros, muy por encima de los 613.000 euros pagados un año antes.

En total, si se suman otros servicios relativos a la auditoría, así como la carga impositiva, la factura de KPMG en 2018 fue de 1,54 millones de euros (994.000 euros a la filial española y otros 550.000 a la sociedad suiza), frente a los 892.000 euros pagados el año anterior. 

Fuentes conocedoras vinculan el aumento de la factura de KPMG con las irregularidades que se encontraron durante el pasado año. DIA anunció a principios de febrero que había presentado una denuncia ante la fiscalía tras detectar algunas anomalías contables que le llevaron a revisar sus resultados de ejercicios anteriores para recalcularlos

La compañía nunca señaló oficialmente a los implicados, pero algunas fuentes apuntaron a Ricardo Currás, consejero delegado de DIA hasta finales de agosto de 2018 y primer ejecutivo del grupo durante diez años. Los otros dos sospechosos eran Antonio Coto, sucesor de Currás durante cuatro meses en DIA, y Amando Sánchez Falcón, antiguo director financiero. Los tres están hoy fuera de la compañía.

Las dudas sobre ellos crecieron durante estas últimas semanas, después de que la compañía declarara ante la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMV) que «las personas que podrían haber participado en las prácticas irregulares — localizadas en sus dos mercados principales, España y Brasil— ya no prestan servicios ni ostentan cargos».

Las irregularidades en DIA

Una de las voces que precisamente señaló las irregularidades en las cuentas fue KPMG, además de la consultora EY, que elaboró el informe forense a orden de Borja de la Cierva, quien tomaba el mando del nuevo equipo directivo de DIA, el tercero en cinco meses.

La consultora, conocida por pertenecer al selecto club de las Big Four  —  término inglés utilizado para referirse a las firmas más importantes del mundo en el sector de la consultoría y auditoría — , advirtió de que estas prácticas habían sido realizadas por empleados y altos directivos del anterior equipo directivo, que se efectuaron eludiendo los controles internos establecidos por el grupo.

Estas irregularidades, que sumaban un valor superior a los 95 millones de euros, según sus propias estimaciones, se encontraron tras analizar, entre otros, facturas no registradas. Pero, de todos los desajustes, destaca como más voluminoso el relativo a los descuentos que la cadena de alimentación aplicaba a sus proveedores, que tras ser «revisados» redujeron el patrimonio neto de 2017 en 27,6 millones de euros.

KPMG se juega la reelección

KPMG también se juega su futuro en esta junta de DIA. Los accionistas deben elegir si avalan a la compañía para que siga supervisando las cuentas este 2019. De momento, Letterone, el fondo luxemburgués de Fridman, no ha ordenado a los accionistas qué deben votar cuando toque pronunciarse sobre la reelección de KPMG, algo que sí ha hecho con la ampliación de capital del consejo.

No obstante, algunas casas de análisis sí lo han hecho. La firma PIRC, dedicada al asesoramiento sobre el derecho de voto derivado de la titularidad de acciones en sociedades cotizadas, ha dado un tirón de orejas a la consultora. La entidad británica, que opta por votar a favor del plan de Fridman en la junta de accionistas, recomienda oponerse a la reelección de KPMG como auditor, aludiendo a que lleva ya más de diez años vinculado a la compañía.

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