»El cava es un termómetro, si va bien, la economía va bien»

Txell Juvé, heredera de las cavas Juvé & Camps, lidera la expansión internacional de la empresa con Estados Unidos como mayor objetivo

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Es sencillo, un gesto que nos acompaña casi desde el nacimiento y que tenemos incorporado en nuestro imaginario. Se acerca la botella a la mesa, se aprieta con control el tapón de corcho y con un pequeño estremecimiento se deja salir el dorado líquido. ¡Rápido, la copa se desborda, traed otra que se mancha el mantel! En cientos de miles de casas se repite el ritual por Navidad, tiempo de familia y de descanso. Pero cuidado, porque no todos bajan el ritmo en estas fechas. Sólo hay que dirigir la mirada hacia el Penedés para darse cuenta de que los meses más frenéticos del año son precisamente estos.

«Los veranos en la viña, los inviernos visitando los lugares en los que se vende cava. ¡En mi vida no hay nada más! Mi recuerdo familiar siempre ha sido alrededor del cava», admite Txell Juvé, adjunta a la presidencia de las bodegas Juvé & Camps, con gestos apasionados. «Cuando vives en una familia como la mía te parece normal ir al revés que el resto. Cuando todos descansan es cuando tú más trabajas y las vacaciones llegan en el momento en el que los demás están trabajando».

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Txell Juvé (tercera empezando por la izquierda) junto a sus amigas

Sant Sadurní d’Anoia, su hogar

No pensó jamás en hacer otra cosa, y eso que ha tenido la oportunidad de moverse por el mundo y probar otros aires. Nada, ella lo tiene claro. Sant Sadurní d’Anoia es su casa y allí espera criar a su familia, como lo han hecho los Juvé y los Camps desde hace cuatro generaciones. «Es mi vida, no puedo imaginármela de manera distinta, crecí entre viñas, este paisaje es mi casa. No sé decir si es porque lo he tenido claro siempre porque no he tenido otra opción, pero lo cierto es que siempre me he visto aquí», reflexiona sentada en una sala de juntas mientras al otro lado de la ventana se oye a los niños de la escuela cercana jugar en el patio.

Juvé sonríe, está prometida con un neozelandés que ahora vive en Londres y que no se escapará de pasear por las calles de pueblo de Sant Sadurní, donde espera criar a sus hijos (cuando los tenga). «Es lo que hay, se acostumbrará», ríe abierta, sin tapujos ni frenos en la conversación. Esta alta directiva sorprende al visitante con su cercanía y su juventud (nació en 1984). Una pubilla que trabaja como un hereu. Una mujer a la que todos en su empresa llaman por su nombre de pila: Txell.

España y el mundo

Se ha ganado la confianza de todos y a muchos los conoce desde niña. Se lo ha «currado», dicen quienes trabajan con ella. Y eso es también una tradición familiar. Lo de ganarse el puesto, decimos. Porque su padre, sin ir más lejos, fue quien introdujo la marca en el resto de España. Con una maleta, Joan Juvé, actual presidente de Juvé & Camps, hizo de viajante por la España de los 70 y logró que la firma se convirtiera en un clásico, algo que sucede en Cataluña desde hace más tiempo.

El ejemplo es el que siguió Txell Juvé cuando pasó un año en Estados Unidos en busca de clientes. Ahora, la firma es más internacional que nunca. «Ese es el futuro», asegura Juvé, «¡fuera de España nos queda tanto trabajo por hacer! El cava ha estado estigmatizado mucho tiempo, pero en Estados Unidos está cambiando todo. Hemos entrado en ese mercado y nos va muy bien. Tenemos que ayudar a la categoría gran reserva a que suba, a que sea valorado».

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Txell Juvé (derecha) en Austria

Relación entre empresa y crisis económica

Juvé & Camps elaboró su primer vino espumoso en 1921 en las cavas subterráneas de la casa familiar. Y ya son cuatro las generaciones que se dedican a la viticultura. Sus métodos de trabajo se van adaptando con el tiempo: en la actualidad tiene la certificación ecológica para sus 280 hectáreas de viñedos. El mercado de las bodegas Juvé & Camps es en un 80% nacional y el resto, el 20%, lo venden fuera. Sobre todo en Estados Unidos, donde se nota la tenaz firma de Txell Juvé.

Y ahora, que parece que empieza a despejarse el camino, es cuando la adjunta a la presidencia espera poder cambiar más las cosas. «Donde primero notamos la crisis fue en las cestas de Navidad: sus ventas se desplomaron. Ahora empiezan a repuntar, es la primera campaña de Navidad que se ha presentado optimista después de cuatro años. Las empresas del cava somos un termómetro de la evolución del país, si vamos bien, la economía va bien. Si falta dinero, la clase media alta prescinde del lujo».

Que todo cambie para que todo siga igual, escribe Lampedusa en Il Gatopardo y pronuncia un maravilloso Burt Lancaster en la película de Visconti (perdonen la licencia). Y en ello están en Juvé & Camps, una bodega que surte de cava a las clases medias y altas desde hace décadas y así quieren que siga sucediendo. Que todos celebren mientras ellos trabajan, ya harán vacaciones en febrero, cuando el resto trabajamos.

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