BBVA explica cómo saber si una empresa se encuentra en concurso de acreedores

Si los empresarios detectan insolvencia actual o inminente y prevén que no podrán cumplir sus obligaciones en un plazo de tres o cuatro meses, deben solicitar el concurso judicial cuanto antes

BBVA, problemas

Montaje realizado por Economía Digital, BBVA.

El concurso de acreedores es una herramienta judicial que permite a empresas españolas afrontar situaciones críticas de insolvencia, protegiendo a los acreedores y ofreciendo un mecanismo de “segunda oportunidad” para evitar la liquidación.

En el contexto actual, marcado por la finalización de la moratoria contable pospandemia y las tensiones económicas globales, expertos alertan que más de 10.000 negocios podrían entrar en concurso de acreedores en España durante 2025.

Entender cómo detectar estos procesos, los indicios de insolvencia y las fases del procedimiento es esencial tanto para empresarios como para quienes hacen negocios con empresas de riesgo.

El primer paso para conocer la situación financiera de una empresa es acudir a fuentes oficiales. La herramienta más fiable es el Registro Público Concursal, dependiente del Ministerio de Justicia, donde se publican todas las resoluciones relevantes sobre procedimientos concursales, acuerdos extrajudiciales y estados de insolvencia. Este registro es público, gratuito y accesible online, permitiendo consultar el estado actual y el histórico de concursos de empresas o particulares.

Archivo – Fachada de la sede de BBVA en Madrid (España).

Además, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publica edictos judiciales sobre declaraciones de concurso, especificando juzgado, fecha, número de auto y administrador concursal. El Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) también refleja anotaciones sobre concursos en el folio de la sociedad. Para mayor certeza, es posible solicitar certificados de solvencia a entidades financieras, la Agencia Tributaria o la Seguridad Social — estas informan sobre incidencias, atrasos o incumplimientos en pagos fiscales y sociales.

En el entorno empresarial, es habitual tomar precauciones adicionales: muchas compañías utilizan bases de datos privadas para monitorizar el riesgo de insolvencia de sus clientes, aunque su fiabilidad siempre debe contrastarse con fuentes legales y públicas.

Indicios y consecuencias del concurso de acreedores por BBVA

Identificar que una empresa está cerca del concurso requiere observar señales concretas. Los principales indicios de insolvencia incluyen:

  • Retrasos en el pago de deudas y facturas.
  • Dificultad para obtener créditos o líneas de financiación.
  • Ejecuciones de deudas y procedimientos judiciales.
  • Incumplimiento de obligaciones contractuales o fiscales.
  • Cambios abruptos en la dirección o estructura societaria, que a veces buscan proteger activos.

La Ley Concursal exige que los empresarios sean diligentes y previsores con su situación financiera. Si detectan insolvencia actual o inminente y prevén que no podrán cumplir sus obligaciones en un plazo de tres o cuatro meses, deben solicitar el concurso judicial cuanto antes.

Actuar pronto aumenta las posibilidades de alcanzar acuerdos y salvar la actividad; retrasarse puede llevar a la liquidación, con graves consecuencias económicas y sociales.

Cuando una empresa entra en concurso, el juez determina si este es voluntario (solicitado por el propio deudor) o necesario (instancia de los acreedores).

En el concurso voluntario, el deudor generalmente mantiene sus facultades de gestión bajo supervisión; en el necesario, la administración concursal asume el control y aplica medidas cautelares para preservar el patrimonio.

La actuación de la administración concursal y la rápida gestión de la deuda suelen ser claves. Se convoca a los acreedores para que comuniquen sus créditos y se buscan pactos de pago o reestructuración.

El proceso ideal culmina en un convenio que permite continuar la actividad, fraccionar pagos o quitas de deuda. Si esto no es posible, se inicia la liquidación, ordenando pagos según la preferencia legal: primero empleados y Seguridad Social, después Hacienda, bancos y otros acreedores.

Duración y fases del procedimiento concursal

El procedimiento de concurso de acreedores sigue varias etapas bien definidas:

  1. Actos previos: Solicitud en juzgado mercantil, con documentación contable y de insolvencia.
  2. Fase común: Verificación judicial, declaración del concurso y determinación del patrimonio activo y pasivo. El juez admite el concurso, nombra administradores concursales y publica el proceso en el Registro Público Concursal y el BOE.
  3. Fase de resolución: Intento de convenio entre empresa y acreedores (plan de pagos, quitas). Si no hay acuerdo o el estado de la empresa es irreversible, se inicia la liquidación de activos.
  4. Calificación del concurso: Se evalúa si fue fortuito o culpable (negligencia del deudor), lo que puede acarrear sanciones civiles o penales.

La Ley Concursal fija un plazo estándar de doce meses para esta tramitación, aunque la duración real varía según la complejidad — en el peor de los casos, puede prolongarse hasta cinco o seis años.

Para mantener la eficiencia, el sistema prevé incentivos y penalizaciones para el administrador concursal según la agilidad de la gestión.

En 2025, el fin de la moratoria pospandemia y el endurecimiento de las reglas contables han incrementado los concursos, especialmente en sectores como la hostelería y el comercio.

Por eso, el uso sistemático de registros públicos y la vigilancia de los riesgos empresariales es una práctica esencial para clientes, proveedores e inversores en el actual entorno económico.El concurso de acreedores sigue siendo un mecanismo clave para la estabilidad y protección de empresas y trabajadores, pero exige transparencia, responsabilidad y previsión para evitar el colapso irrevocable de los negocios en dificultades.

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