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BeDisruptive, en quiebra y con una deuda de 40 millones a Sabadell, CaixaBank y BBVA
Fundada en 2016, BeDisruptive irrumpió como una de las más prometedoras startups de ciberseguridad, con sedes en Madrid, Roma y Panamá

Foto: Freepik.
La quiebra de BeDisruptive referencia en el sector de la ciberseguridad, ha resonado con fuerza en el ecosistema tecnológico y la gran banca española.
El colapso, anunciado oficialmente en el verano de 2025, dejó tras de sí una deuda total superior a los 124 millones de euros, repartida entre más de 300 empresas y grandes entidades financieras como Sabadell, Santander, CaixaBank y BBVA, que concentran casi un tercio del agujero financiero según avanzó vozpópuli.
El impacto directo en la banca ha sido especialmente duro. Banco Sabadell y su filial BancSabadell Desenvolupament d’Inversió acumulan 15,7 millones de euros de exposición; Banco Santander reconoce 11,4 millones; CaixaBank, 11,1 millones; y BBVA, 5,4 millones.
Otras entidades como Cajamar (2,8 millones), Bankinter (2,1 millones), Ibercaja (1,2 millones) y Kutxa Laboral (0,8 millones) completan la lista de bancos afectados. Además, la lista de acreedores incluye empresas tecnológicas, consultoras y proveedores de software que ahora temen perder su inversión.
El concurso de acreedores motivado por el impago deja a cientos de trabajadores y proveedores en situación de incertidumbre. La rapidez con la que BeDisruptive pasó de ser ejemplo de éxito a paradigma del riesgo sistémico revela los peligros de la expansión acelerada, la dependencia excesiva de la financiación bancaria y la fragilidad de los modelos de negocio en el mundo tech español.
La Audiencia Nacional ha rechazado por el momento investigar las causas judiciales conexas, aunque la gran banca presiona para revisar las posibles irregularidades contables y de gestión del consejo de administración.
Se estima que la liquidación ordenada puede tardar hasta cinco años, atendiendo a los precedentes de otros concursos relevantes en el sector.
Auge y caída en la ciberseguridad: quiebra
Fundada en 2016, BeDisruptive irrumpió como una de las más prometedoras startups de ciberseguridad, con sedes en Madrid, Roma y Panamá, planes de expansión en Milán y Washington, y fichajes llamativos como Begoña Villacís, responsable de relaciones institucionales y estrategia global.
Su propuesta integraba soluciones de protección digital para grandes instituciones, desarrollo de IA generativa y estrategias post-cuánticas. La empresa logró atraer capital de fondos públicos y privados, y celebró rondas de inversión relevantes en 2023 y 2024.
El contexto español de ciberseguridad en 2025 vive un momento dulce de gran expansión: la facturación del sector supera los 2.500 millones de euros, el número de startups crece a doble dígito y la demanda por talento especializado supera a la oferta, con carencia crónica señalada por la consultora Deloitte y el Centro Criptológico Nacional.
El 95% de las pymes teme el ransomware, y ataques de phishing y exfiltración de datos afectan a la mitad del tejido empresarial. Aun así, la ambición de escalar internacionalmente, el flujo de inversión y el dinamismo no bastan para blindar a las tecnológicas frente a la volatilidad crediticia y el retraso en pagos provocados por la inflación y la subida de los tipos de interés.
La quiebra de BeDisruptive, sumada al crecimiento de los procedimientos concursales en España, demuestra que el sector está expuesto a riesgos sistémicos, solo en 2024, España registró más de 9.000 concursos de acreedores (un incremento del 10%) y en 2025 el crecimiento se ha acelerado para autónomos y microempresas, con alzas del 88% en el primer semestre.
La morosidad, la sobrevaloración de activos y el exceso de dependencia financiera son los grandes retos para el mundo tech nacional.
El avance de España como polo de ciberseguridad
A pesar del colapso de BeDisruptive, España avanza en convertirse en hub europeo de ciberseguridad, con crecimiento inversor, proyectos regulados por la Directiva NIS2, la Ley de Ciberresiliencia y nuevos avances legislativos enfocados en el cumplimiento normativo y la ciberresiliencia operativa.
El número de rondas de inversión en startups de seguridad informática sigue al alza, con ejemplos recientes como Ironchip (1,5 millones de euros), Dedge Security (4 millones) y Seven Sector Technologies (315.000 euros).