Caixabank augura más recortes (y culpa al BCE)

La resistencia de Mario Draghi a subir tipos ahoga los ingresos de los bancos, que piensan en recortes para seguir ganando dinero

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Mario Draghi es la bestia negra de la banca en la eurozona. La herencia del italiano cuando en octubre deje la presidencia del Banco Central Europeo será desastrosa para la banca por su empecinamiento en los últimos años, pese a las presiones del sector, en demorar la recuperación de los tipos de interés.

Su última patada hacia adelante tendrá efectos negativos en la rentabilidad de los bancos, y de rebote los ha tenido ya en bolsa, donde Caixabank y el Sabadell sufrieron las iras de los inversores con bajadas que este viernes superaron el 6%. Pero también tendrá efectos negativos en el empleo. Caixabank ya ha avisado de que va a haber más recortes.

El banco de origen catalán sabe de lo que habla. Sus últimos resultados han supuesto una drástica bajada del beneficio a causa, precisamente, del coste del último ERE. Los 2.023 empleados de Caixabank que se prejubilan o se acogen a las bajas incentivadas empezarán a salir en los próximos días. 978 millones le costará, que ya ha repercutido, pero le ahorrará 200 millones anuales, con lo que en cinco años lo habrá amortizado.

La entidad asegura haber hecho ya los deberes. Su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, así lo manifestó este viernes: “No prevemos más recortes en el plazo en el que estamos trabajando, 2019-2021”. Es el que cubre el plan estratégico que presentaron en noviembre del año pasado, que contemplaba el ajuste de plantilla por el cierre de unas 800 oficinas. ¿Y a partir de 2021? “Honestamente, espero que después tampoco haya recortes», añadió.

Gonzalo Gortázar (Caixabank): “Es inevitable que siga habiendo ajustes, en nuestro país y fuera”

Caixabank se ha adelantado, según su primer ejecutivo, pero otras entidades no lo han hecho y sí que deberán pasar la tijera. Tras negar nuevos ajustes en el banco de origen catalán, se refirió a todo el sector y aseguró que “es inevitable que siga habiendo ajustes, en nuestro país y fuera: estamos viendo anuncios constantemente y tenemos que adaptarnos”.

Los anuncios a los que se refirió Gortázar, primero de forma más o menos velada y luego más directamente, eran los de Draghi y su BCE acerca de los tipos congelados e incluso negativos. “La política monetaria ha virado de nuevo hacia nuevas políticas acomodaticias en los próximos meses”, remarcó, para justificar que las entidades deben adaptarse como sea a esta situación.

Respecto a Caixabank, explicó que el actual plan estratégico ya está elaborado pensando en bajos tipos durante un largo periodo de tiempo, por lo que no necesita ahora un ajuste adicional al que tiene en marcha. “Veíamos venir estas situaciones, por eso anunciamos la adaptación de la red y el ajuste de personal”, aseguró. A lo que no cerró la puerta es a otro tipo de ajustes: “Evidentemente, debemos seguir buscando ahorros y otras fuentes de ingresos”.

Caixabank, el Santander y Bankia, deberes hechos

Los últimos coletazos de la era Draghi y el vaticinio de Gortázar llegan en un momento delicado para la banca. Todas las entidades han recortado plantilla y cerrado oficinas en la última década. El sector ha perdido 90.000 empleados en diez años, una tercera parte de su plantilla, mientras que ha cerrado 20.000 oficinas, el 43% del total. Solo en los últimos meses, con los ERE pactados o ya ejecutados de Caixabank y el Santander, perderá 6.500 empleos, el 5% del total del sector bancario a principios de año.

Caixabank anunció a principios de año la intención de despedir a más de 2.100 empleados como consecuencia de la reducción de su red de oficinas por la apuesta por las store: sucursales más grandes pero con menor presencia geográfica. Las que mantiene son las de Agrobank, en poblaciones de menos de 10.000 habitantes, aunque precisan de menos personal. Tras negociar con los sindicatos, llegó a un acuerdo para la salida voluntaria y prejubilación de 2.023 personas.

El Santander es el banco que ha hecho el mayor recorte en los últimos meses; BBVA y el Sabadell, los que menos

Banco Santander también ha hecho recortes este año. El banco presentó en primavera el segundo ERE como consecuencia de la compra del Popular. El primero lo hizo en 2018 para 1.098 empleados de los servicios centrales, y el segundo lo pactó en junio para más de 3.200 empleados de las oficinas tanto del Popular como del Santander, coincidiendo con la integración y la desaparición de la marca Popular.

El recorte del banco que preside Ana Botín fue drástico: afectó al 12% de la plantilla y supuso en cierre de una cuarta parte de su red de oficinas: 1.150. La adquisición por un euro de Banco Popular generó muchas duplicidades que el Santander quería eliminar, aunque también aprovechó para echar el cierre a más oficinas y optimizar su red. Botín puede no haber terminado, puesto que en Reino Unido también tiene previstos recortes.

Hay que irse un año antes para encontrar otro proceso similar en España. Fue el ERE presentado por Bankia, también con salidas voluntarias, tras la fusión con BMN. Fue un caso similar al del Santander: primero compra (o fusión por absorción, en este caso) y luego optimización del negocio, red y, por consiguiente, plantilla. Dejaron el banco controlado por el Estado unos 2.000 empleados.

BBVA, el Sabadell… ¿por dónde seguirán los recortes?

Es difícil de imaginar que estas entidades, que están realizando sus recortes, o los han llevado a cabo hace relativamente poco, vuelvan a poner medidas traumáticas sobre la mesa en los próximos meses. Pero otras entidades no han hecho los deberes. Hay que ver qué camino toman Unicaja y Liberbank tras su fusión frustrada, si son viables por sí solos con sus volúmenes actuales, y qué pasa por Liberbank, si Abanca o alguna otra entidad se atreve a oparlo.

BBVA y el Sabadell son los dos grandes que no han hecho recortes importantes en los últimos tiempos, lo que no significa que no vayan habiendo salidas. En el caso del banco de origen vasco, en el informe financiero de 2018 publicado en la CNMV adelantaba que destinaría 480 millones de euros a prejubilaciones, lo que podría suponer la salida de unos 1.700 empleados. Cuando presente sus resultados, la próxima semana, podrá verse la evolución de su plantilla en España.

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