Cuatro años de precios disparados: el IPC y la vivienda barren los sueldos de los españoles

Los precios acumulan una subida del 21,7% desde 2021, cuando comenzó una crisis inflacionaria de la que aún no se han recuperado los salarios

Una terraza de un bar en Madrid. EUROPA PRESS

Hace cuatro años, en verano de 2021, los precios comenzaron una escalada que en nada auguraban la crisis inflacionaria en la que derivaría después, un episodio como no se veía en la economía española desde la década de los ochenta del siglo pasado. Enero de 2021 arrancó con Índice de Precios al Consumo (IPC) del 0,5% y cerró el año en el 6,5%, tras un ejercicio especialmente raro por los efectos base de la deflación vivida durante el confinamiento.

El pico llegaría en julio de 2022 (10,8%) y, tres años después, la tasa española aún sufre vaivenes (2,7%, cuatro décimas más que un mes antes) y se encuentra muy por encima del objetivo marcado por el Banco Central Europeo, con la referencia del 2% en el horizonte. En términos acumulados, los precios han aumentado un 21,7 desde enero de 2021 hasta julio de 2025, el último dato conocido.

Sin embargo, la moderación de la inflación no evita que el mordisco de los precios haya dejado los salarios reales completamente estancados. Si bien la Estadística de Estructura Salarial que elabora el INE es la referencia más completa, la aproximación que hace la Encuesta Trimestral de Coste Laboral de los costes salariales permite ver que el avance en este mismo periodo (primer trimestre de 2021 y el de 2025) es de apenas un 20%: de los 1.907,82 euros por trabajador a los 2.290,46.

Esto de media, claro, ya que los salarios más habituales en el tejido productivo se encuentran en terreno cercano a las cifras del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), debido a las progresivas subidas de los últimos años.

El IPC computa el precio de los alquileres, pero no el de la vivienda, que se recoge en otra estadística del INE. En concreto, el precio de la vivienda se ha disparado un 26,6% entre el primer trimestre de 2021 y el primero de 2025.

Si bien los salarios están ganando terreno a la inflación, acumulando un año de subidas por encima de los precios, de acuerdo con la estadística de convenios colectivos que recoge el Ministerio de Trabajo, el poder adquisitivo en términos reales aún no se ha recuperado, con la vivienda y la cesta de la compra limitando la capacidad de gasto de los españoles.

La crisis inflacionaria arrancó con cuellos de botella en las cadenas de suministros tras la pandemia, se trasladó a la energía y se agravó por la guerra de Ucrania, y terminó siendo un problema para poner alimentos encima de la mesa. A día de hoy todavía la inflación de los servicios sigue preocupando a los economistas, sobre todo de aquellos como la hostelería, muy vinculados al turismo, una actividad que se ha recuperado con mucha fuerza después del choque del COVID-19.

Por ir al detalle del IPC, hay algunos elementos de la cesta de la compra que se han desbocado en estos cuatro años. El aceite de oliva llegó a duplicar su precio, pero en los últimos meses se ha recortado su precio. Ahora es ‘solo’ un 33% más caro que a principios de 2021. En el caso de los huevos, se han revalorizado casi un 66%. La carne de vacuno cuesta un 44% más. Apenas algunas rúbricas, como el transporte público urbano, son más baratas que hace cuatro años.

Otro factor a tener en cuenta dentro de esta pérdida de poder adquisitivo es la tributación. Algunos gobiernos autonómicos respondieron a la crisis de precios deflactando el IRPF, es decir, aumentando los tramos para compensar las posibles ganancias de poder adquisitivo derivadas de subidas salariales por la inflación. Sin embargo, el Ejecutivo central decidió mantener las tarifas, lo que ha generado una progresividad en frío que tiene la recaudación disparada.

En un artículo reciente titulado «Aumento de la presión fiscal en los principales impuestos: IRPF en el punto de mira«, el investigador de Funcas y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, Desiderio Romero-Jordán, determinó que los españoles pagan por el IRPF casi un 15% más que en 2008, mientras que la riqueza de los hogares es, de media, aún un 4% inferior a la del año en que estalló la burbuja inmobiliaria.

«La renta neta media por hogar de 2024 equivale al 95,7 % de su valor en 2008. En otras palabras, más de una década y media después de la crisis financiera, los hogares españoles no han recuperado, en media, su capacidad económica real», concluyó el economista en su informe. «Dado que las cuotas de IRPF forman parte de la renta disponible, puede afirmarse que la ausencia de indexación en el periodo pospandemia ha ralentizado el crecimiento de la renta real de los hogares», zanjó.

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