Rosa Carabel, CEO de Eroski, busca rebajar los intereses de su deuda: generan más de 50 millones de euros por ejercicio
La cooperativa de distribución ha atravesado una complicada situación financiera desde la crisis económica del año 2008
La CEO del grupo Eroski, Rosa Carabel
Eroski, la compañía de supermercados de origen vasco, se encuentra ante una decisión clave para abaratar su deuda. Rosa Carabel, directora ejecutiva (CEO) de la entidad, ha sido la encargada de explicar el procedimiento que seguirán para ahorrarse unos 50 millones de euros por ejercicio.
La cooperativa de distribución ha atravesado una compleja situación financiera desde la crisis económica del año 2008. Su endeudamiento, que llegó a superar los 3.500 millones de euros, se originó principalmente por la compra de Caprabo y un plan de expansión que coincidió con un contexto económico adverso.
Esta carga financiera ha condicionado durante años su capacidad de inversión, crecimiento y competitividad frente a otros gigantes del sector, como Mercadona, Carrefour, Lidl, Día o Aldi, quienes no han parado de crecer, especialmente la entidad de Juan Roig, la favorita de los españoles.
A partir de 2015, Eroski inició un plan de desinversión y refinanciación, vendiendo activos no estratégicos, en los que se incluían centros comerciales y tiendas fuera del norte de España, donde opera su mercado principal. Esta estrategia permitió a la compañía liderada por Rosa Carabel reducir progresivamente su deuda. En los últimos años, ha descendido por debajo de los 1.000 millones de euros, según sus informes financieros más recientes.
A pesar de las mejoras, la deuda sigue siendo un factor que preocupa. Hace unos años lograron rebajar considerablemente la deuda gracias a una estrategia poco frecuente que les funcionó. Hablamos de los bonos que les ayudaron a quitarse unos 700 millones. Ahora bien, las consecuencias de esta medida se están notando anualmente en los resultados.
Eroski cuenta con un coste financiero que supera los 50 millones anuales
Como hemos mencionado anteriormente, Eroski ha conseguido reducir significativamente su deuda en los últimos años gracias a la emisión de bonos. Esta operación, realizada hace un par de ejercicios, permitió al grupo vasco eliminar alrededor de 700 millones de euros de pasivo y simplificar su estructura de acreedores. No obstante, el coste de esta maniobra sigue teniendo un peso importante en sus cuentas.
La emisión se realizó a finales de 2023, en un contexto donde los tipos de interés estaban bastante elevados, lo que obligó a la compañía a ofrecer rendimientos superiores al 10% para tratar de captar el interés de los inversores. Como consecuencia, Eroski asume ahora un coste financiero de más de 50 millones de euros anuales solo en intereses.
Pese a su impacto, desde la dirección han insistido en que la situación está bajo control.
La propia consejera delegada, Rosa Carabel, ha reconocido en distintas comparecencias ante la prensa que una de las prioridades a medio plazo es revisar el actual esquema de deuda, con el objetivo de reducir el peso de los intereses. A día de hoy, el endeudamiento de la compañía se apoya principalmente en esta emisión de bonos y en dos créditos bancarios tradicionales que suman algo más de 100 millones de euros.
Internamente, la operación de bonos ha sido bien valorada, considerándola una herramienta eficaz para que la empresa ganara mayor flexibilidad y estabilidad financiera: «Estamos muy satisfechos. Es una vía de financiación sostenible en el largo plazo y replicable, y contiene aspectos que otorgan flexibilidad». El vencimiento será en 2029.
El futuro de Eroski
La compañía, que llegó a acumular una deuda de 3.000 millones tras su expansión en la década pasada, atraviesa ahora una etapa de consolidación. Su año fiscal ha comenzado con buen rendimiento, logrando buenos resultados operativos. En 2024, estuvo condicionado por ajustes fiscales en el Impuesto de Sociedades.
El nuevo foco de crecimiento se sitúa en la franja norte, especialmente en las comunidades autónomas de Cantabria, La Rioja y Aragón, mientras se mantienen en pausa los planes de reexpansión hacia el sur y el área metropolitana de Madrid. Ambos destinos dependerán, en gran parte, de cómo se configure la nueva estructura financiera que se empieza ya a diseñar con cautela.