El Gobierno rebaja al 6,5% el crecimiento de 2021 y retrasa la recuperación a finales de 2022

El Gobierno reduce del 9,8% al 6,5% su previsión de crecimiento para este año, pero mejora su estimación de paro al 15,2%

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno. EFE

Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno. EFE

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El Gobierno ha rebajado su previsión de crecimiento para este año al 6,5%, lo que supone 3,3 puntos porcentuales menos que su anterior pronóstico de octubre, que apuntaba a un avance del 9,8% incluyendo los fondos europeos, y siete décimas menos respecto al 7,2% que auguraba sin tener en cuenta los recursos europeos.

De esta forma, el Ejecutivo retrasa la recuperación a finales del próximo año, cuando se recuperarán los niveles de PIB previos a la pandemia, y admite que no se recuperará la senda de crecimiento preCovid hasta el año 2024, tras alinear el cuadro macro al consenso de los organismos y dejando atrás el dato que sostuvo los Presupuestos de este año.

Así lo ha anunciado la vicepresidenta segunda de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en una rueda de prensa para presentar la actualización del cuadro macroeconómico que el Gobierno remitirá junto al Programa de Estabilidad este mes.

Calviño ha achacado la rebaja de previsión la ralentización del crecimiento en el arranque del año por el impacto de la tercera ola, y su incidencia en los principales socios comerciales, como Alemania, Francia e Italia, y también por el impacto de la borrasca ‘Filomena’.

En consecuencia, ha indicado que la recuperación se retrasa un trimestre, si bien el saldo previsto para el periodo 2021-2022 se mantiene y se confirma el patrón de ‘V asimétrica», por lo que ha sostenido que se trata de una previsión «prudente y muy alienada con los pronósticos de principales analistas nacionales e internacionales».

Mantiene el impacto de los fondos pero aleja la recuperación

Además, ha apuntado que se mantiene el impacto de dos puntos de PIB anual previsto del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Ejecutivo aprobará en Consejo de Ministros el martes, con la estimación de que los 27.000 millones de fondos programados para este año empiecen a vehicular desde junio, si bien el impacto será «un poco inferior» este año y algo mayor el próximo ejercicio.

El nuevo cuadro macroeconómico contempla un crecimiento del 6,5% este año, que se intensificaría al 7% en 2022, mientras que el avance del PIB se moderaría al 3,5% en 2023 y al 2,1% en el ejercicio 2024, acercándose al crecimiento potencial gracias al efecto de las inversiones del Plan de Recuperación.

Así, para finales de 2022 se habrán recuperado los niveles de PIB anteriores al estallido de la pandemia, con fase expansiva estos años, aterrizando en 2024 en la senda de crecimiento previa a la pandemia, con una tasa de crecimiento potencial superior al 2% gracias al efecto de las reformas e inversiones del Plan de Recuperación, ha explicado Calviño.

El empeoramiento de previsiones está en línea con las estimaciones realizadas por distintos organismos nacionales e internacionales, que en los últimos meses han ido rebajando sus pronósticos sobre el PIB español, como el Banco de España, que la redujo al 6%; ayer mismo la AIReF la acotó al 6,6%, mientras que el FMI elevó al 6,4% su pronóstico, adelantado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado miércoles.

Mejor pronóstico de paro: bajará al 15,2% este año

En cuanto a la tasa de paro, el Gobierno ha mejorado su tasa de paro para este año del 17,1% al 15,2%, y augura que se situará en el 14,1% en 2022, el 13,2% en 2023 y en el 12,7% en 2024.

Calviño ha explicado que se ha roto el tradicional patrón por el que se destruía mucho empleo conforme a la caída económica. El empleo crecerá un 4% este ejercicio, y se irá moderando el avance en 2022 (+2,7%), 2023 (+1,1%) y 2024 (+0,9).

Lo mismo sucede con los ingresos fiscales, que no han caído tanto como lo hizo el PIB, y ese cambio de dinámica explica el mejor cierre de ejercicio de 2020, ha añadido, resaltando la revisión a la baja del déficit por AIReF.

Sin embargo, el peor pronóstico desvirtúa buena parte de las cifras que contenían los Presupuestos de este año, si bien Calviño asegura que algunas partidas han aumentado más de lo previsto y otras menos, y ha insistido en la menor relación de la caída de ingresos respecto al PIB. En todo caso, ha apuntado que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, actualizará las cifras de déficit y deuda a finales de mes con motivo del Programa de Estabilidad.

Los factores que determinarán la economía

Calviño ha explicado que los factores que explican la evolución a futuro prevista son la vacunación, con la previsión de cumplir el calendario que pasa por alcanzar entre 10 y 15 millones de inmunizados en junio, 25 millones en julio y 33 millones a finales de verano (33% de la población).

El cumplimiento de este plan de vacunación servirá para una recuperación del turismo, que se empezará a ver ya desde el próximo mes, según ha apuntado la vicepresidenta, con el pronóstico de que las cifras de turismo en el conjunto del año se sitúe por ligeramente por debajo de la mitad del registrado en 2019.

A la vacunación se añade la estabilidad de la política monetaria, sobre lo que ha resaltado que hay unanimidad para seguir mantenido políticas expansivas en gasto, apoyo a sectores más afectados por la crisis y a los países más afectados por los problemas de deuda.

El tercer factor que determinará la marcha económica española es la estabilidad financiera y el posible lastre sobre el tejido productivo, y el empleo ha dicho Calviño, que ha destacado las medidas aprobadas, la última el paquete de ayudas de 11.000 millones para la solvencia. «Estas medida hacen que se reduzca el riesgo de un impacto estructural en la economía», ha dicho.

El último factor para impulsar la recuperación marcado por la vicepresidenta es el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que junto con las medidas cree que son «los dos factores diferenciales que marcarán un rumbo diferente», mediante reformas estructurales y la movilización de inversiones por valor de 140.000 millones en seis ejercicios.

«Con estos elementos hemos de lograr un proceso de recuperación fuerte y el crecimiento potencial a largo plazo», ha enfatizado.

Reforma laboral y ERTE

La vicepresidenta segunda del Gobierno ha recordado que hay mesas específicas para el Plan de Recuperación con reuniones continuas desde el año pasado en el que se ha desgranado la arquitectura general del plan y los distintos componentes de reformas e inversiones de los distintos ministerios con un “amplio acuerdo” respecto a las prioridades. 

En cuanto a la reforma laboral, ha señalado que hay tres elementos que deberían “tranquilizar” a los empresarios sobre los cambios laborales que prevé el Ejecutivo, apuntando a la transparencia sobre las materias al haber compartido los elementos de reforma en la ficha remitida a Bruselas, la búsqueda del consenso con todos los agentes sociales y la “coherencia” en la acción del Gobierno.  

“No tiene que haber ninguna confusión al respecto”, ha remarcado Calviño, quien señalado que se trabajará desde ya en una reforma “ambiciosa y profunda” del mercado laboral para lograr una recuperación “distinta” para crear empleo de calidad, invertir en capital humano, mejorar las condiciones sobre todo para colectivos más afectados (mujeres y jóvenes), y aumentar la productividad. 

En cualquier caso, ha insistido en que las reformas se harán “sobre la base del diálogo social” para que perduren en el tiempo y resuelvan los problemas, por lo que ha mostrado su compromiso con el diálogo social y lograr un «amplio respaldo político y social».

Por su parte, sobre la prórroga de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que vence el próximo 31 de mayo, ha indicado que hay que trabajar para que ampliar el mecanismo de cara a la segunda mitad del año favoreciendo la “reincorporación de trabajadores”.

A su vez, ha apuntado que hay que trabajar en un modelo “permanente y estructural”, mediante un mecanismo que garantice “estabilidad en el empleo, flexibilidad interna a las empresas alternativos a la temporalidad y la destrucción de empleo. 

«El modelo laboral español y sus problemas no se van a resolver con el cambio de una frase en el Estatuto de los Trabajadores», ha concluido.

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