Estos son los casos en los que puedes conseguir una hipoteca sin aval

Las entidades financieras acostumbran a conceder el préstamo sin aval cuando el solicitante presenta un perfil económico solvente

Una joven recostada en sus manos con una maqueta y los planos de una casa. Foto: Freepik.

Los bancos tienen en cuenta varios criterios a la hora de exigir un aval. Foto: Freepik.

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Ineludiblemente, para comprar una vivienda se necesita disponer de una cantidad considerable de ahorros, o bien, obtener la financiación necesaria. Para ello, gran parte de las personas interesadas en comprar una vivienda recurren a la contratación de una hipoteca en una entidad financiera.

En algunas ocasiones, bajo el propósito de garantizar el éxito de la operación, el banco puede exigir al cliente un aval. A continuación, te desgranamos cuales son los casos en los que las entidades financieras piden esta garantía y como puedes conseguir esquivar este requisito a la hora de contratar el crédito.

Qué es un aval

«Un aval es un contrato por el que el avalista garantiza el cumplimiento de una obligación del avalado y asume dichas obligaciones frente a un tercero (beneficiario) si el avalado no lo hace», describe el Banco de España (BdE) en su página web. Es decir, en el caso de que se produzca un impago de la deuda por parte del titular de la hipoteca, el avalista será el que habrá de responder con su patrimonio.

El avalista responde con su patrimonio en caso de que se produzca un impago de la deuda por parte del titular del préstamo

Por tanto, la función de esta figura no es otra que la de «servir de garantía para el cumplimiento de obligaciones, asumiendo el pago de una deuda de otra persona si esta última no lo hace», ahonda el supervisor bancario. Sin embargo, el aval no se solicita en todos los casos, sino que dependerá de la duración y las características del préstamo y el hipotecado.

Cuando pide el banco un aval

Normalmente, el banco no pide un aval cuando se solicita la hipoteca por un importe inferior al 80% del precio de la vivienda, siempre y cuando disponga de los requisitos fundamentales para afrontar la cuota mensual del préstamo. No obstante, las entidades financieras también tienen en cuenta el perfil del potencial cliente.

Una trabajadora de un banco estrecha la mano de una pareja que acaba de firmar una hipoteca. Foto: Freepik.
Los bancos tienen en cuenta el perfil del cliente. Foto: Freepik.

Uno de los perfiles a los que se suele pedir aval es a los clientes que no disponen de un contrato de trabajo estable e indefinido, así como los que carecen de una fuente de ingresos regular por que no tienen nómina, se encuentran en una situación de desempleo o no declaran sus ganancias, por ejemplo.

También acostumbran a solicitar esta garantía cuando la persona interesada en contratar la hipoteca tiene una edad avanzada, al suponer un mayor riesgo para el banco, pero también si se pide el préstamo para financiar la totalidad del precio de la vivienda o si la cuota mensual excede entre el 30 y el 40% de los ingresos netos del cliente.

Cómo conseguir una hipoteca sin aval

Para lograr que la entidad financiera conceda el préstamo sin aval es fundamental demostrar que se cuenta con un perfil solvente, por lo que se podrá afrontar sin ningún problema la cuota mensual. Por ejemplo, los interesados en obtener una hipoteca que cuenten con un trabajo estable tienen más posibilidades de lograr el préstamo sin aval.

El banco suele considerar que un potencial cliente dispone de una situación laboral estable cuando cuenta con un contrato indefinido y una antigüedad laboral superior a los dos años, si trabaja por cuenta ajena. En el caso de los trabajadores autónomos, el negocio también debe contar con más de dos años de vida y brindar beneficios.

Un trabajador del banco detalla a una pareja las condiciones de una hipoteca. Foto: Freepik.
La edad es un factor determinante a la hora de conseguir una hipoteca sin aval. Foto: Freepik.

Asimismo, se debería contar con un buen colchón financiero, de manera que se pueda desembolsar en torno al 30% del precio de la vivienda. Así, la entidad financiera se asegura que el cliente podrá afrontar el 20% de la compra que el banco no suele financiar. También garantiza que se encontrará en disposición de asumir los gastos vinculados al proceso de adquisición, que acostumbran a rondar el 10% del valor del inmueble.

La edad es otro factor determinante para evitar que el banco solicite un aval para conceder la hipoteca. Preferiblemente, la persona interesada en solicitar el crédito deberá tener una edad comprendida entre los 35 y los 45 años. Pues, en esta edad el riesgo de fallecer antes de devolver el préstamo es bajo y se suele presentar una situación laboral estable.

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