La crisis de Credit Suisse fuerza a la banca española a controlar riesgos y vigilar el crédito 

Los bancos han conseguido mantener a raya la morosidad en los últimos meses, pero vigilan los préstamos para evitar un posible repunte de los impagos

Una sucursal de Credit Suisse./EFE

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La gran banca española ha conseguido mantener a raya la morosidad en los últimos ejercicios e ir fortaleciendo su balance. Tras anterior crisis financiera de 2008, el foco de los reguladores ha estado puesto en que las entidades mantuvieran los balances saneados para poder seguir ejerciendo de correa de transmisión para que fluyera el crédito. Ahora, tras el cambio de política monetaria del BCE y con la caída de Credit Suisse vendido a su competidor UBS, las tornas cambian y los expertos auguran una mayor restricción del crédito de los bancos.  

La subida del coste del crédito ya se está notando en la economía. Y la crisis bancaria solo aumenta la necesidad de la banca de seguir vigilando cada vez más las condiciones en las que concede créditos tanto a empresas, como a familias. Algo especialmente relevante para unos bancos que han conseguido controlar la morosidad en los últimos trimestres, pero que vigilan con cuidado el entorno porque auguran posibles repuntes de los impagos de cara a la última parte del año.

Un movimiento que llega en un momento donde el coste de crédito, el concepto que pone en relación las dotaciones por préstamos dudosos y la inversión crediticia de las entidades financieras, bajó en 2022 para los bancos europeos, incluidos los españoles, recuperando los niveles prepandemia.  

Las últimas cifras de los bancos españoles, incluyendo su negocio fuera de nuestras fronteras, apuntan que el coste del crédito se consolidó por debajo del 1% recuperando ya las cotas de 2019 previas a la pandemia cuando se disparó hasta el 1,77%. Un reciente informe de PwC sobre el sector bancario apunta que, si solo se consideran las inversiones de los bancos en España, la tasa se quedaría en torno al 0,4%.   

Su evolución futura dependerá de la profundidad de la crisis económica, aunque como en el caso de la morosidad un eventual rebrote sería limitado, salvo que se produzca un agravamiento imprevisto de la coyuntura”, señalan los expertos de la firma. 

En este aspecto, Ricardo Zion, profesor de EAE Business School, explica que la velocidad a la que se ha producido todo ha mostrado cómo las malas noticias han supuesto un importante golpe a las cotizaciones de los bancos, pero eso no tiene por qué sentirse en los balances.  

Aunque sí que añade que puede notarse en la concesión del crédito de los bancos. En este aspecto, el experto considera que ya se estaba notando debido a la subida de tipos un aumento de las condiciones de los préstamos, lo que, sobre todo, sería especialmente complicado para las pymes que deban acceder a la financiación.  

Un ciclo más restrictivo de crédito

Desde Credito y Caución también observan que la crisis bancaria será el detonante de un ciclo más restrictivo de crédito. “Las empresas se verán obligadas a elegir entre repercutir los nuevos costes financieros en sus precios finales o asumirlos a costa de reducir sus márgenes, lo que mermará su rentabilidad e impactará en su riesgo de crédito”, apuntan desde Crédito y Caución.  

En este sentido, consideran que las empresas más afectadas serán las más apalancadas que necesiten refinanciar su deuda a tipos más altos y aquellos sectores que dependan de la capacidad para financiarse de las familias (como automoción, construcción, inmobiliario o consumo duradero). 

«Una reducción de la originación de créditos posiblemente sea un paso inevitable para conseguir que la inflación aterrice adecuadamente», explica Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM. «Esto puede desencadenar una recesión, pero desde el comienzo de la fase de endurecimiento hemos venido sosteniendo que, en general, los endurecimientos de las políticas acaban con una recesión», añade.  

En línea con esta mejora, los últimos datos del Banco de España confirman esta tesis al observar como la ratio de préstamos dudosos, conocida por las siglas en inglés NPL, continuó reduciéndose hasta el 2,63% desde el 2,67% del trimestre previo.  De igual manera se reduce la tasa préstamos en vigilancia especial sobre los préstamos totales de 6,29% al 6,25 %. 

La otra pata del negocio bancario que ha puesto bajo el foco la caída de Credit Suisse es la liquidez. El BCE tras conocerse la venta de la entidad salió al escenario para volver a repetir el mensaje de que hará lo necesario, cuando sea necesario para apoyar a los bancos de la eurozona.  

En este aspecto, las entidades españolas mantienen todavía unas condiciones de liquidez por encima de la media de los bancos de la eurozona. Los grandes bancos españoles mantienen un ratio de cobertura de liquidez holgadamente superior a los requisitos establecidos por el regulador. Así, el coeficiente de cobertura de liquidez (LCR) que mide la relación entre este colchón de liquidez y las salidas que puede tener que afrontar la entidad en un periodo de 30 días debe ser de al menos del 100%.  

En este contexto, la duda es si conforme se reducen las líneas de liquidez que había establecido el BCE, esto supone una vuelta a la remuneración de los depósitos de los bancos para captar un mayor colchón de liquidez. Por el momento, la gran banca todavía no da el paso.  

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