Vuelven la tensión a la cúpula de CEOE por la opacidad de Garamendi con la negociación colectiva

Garamendi aprobó de forma exprés el pacto con los sindicatos sin contar con la opinión de los representantes patronales, lo que ha molestado especialmente a su vicepresidente primero, Miguel Garrido.

Antonio Garamendi y Miguel Garrido, presidente de CEOE y de CEIM respectivamente. EFE

Antonio Garamendi y Miguel Garrido, presidente de CEOE y de CEIM respectivamente. EFE

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Vuelven las tensiones a CEOE. En los primeros cuatro años al frente de la patronal, Antonio Garamendi recibió críticas por tomar las decisiones sin contar con los socios, y se esperaba que, pese a revalidar la presidencia en las elecciones de noviembre pasado, hubiera tomado nota e hiciera partícipes a sus vicepresidentes de las gestiones en los asuntos importantes con el Gobierno y los sindicatos. Pero Garamendi ha vuelto a las andadas con la negociación colectiva, lo que ha molestado a la cúpula de la organización y, especialmente, a su flamante vicepresidente primero y presidente de CEIM, Miguel Garrido

El enfado del número dos de Garamendi en CEOE desde las elecciones del pasado noviembre, tiene su origen en la opacidad con la que el dirigente vasco ha llevado a cabo el acuerdo de negociación colectiva con los sindicatos del pasado 9 de mayo. La negociación por parte de la CEOE, llevada en exclusiva por el equipo cercano de Garamendi, con la exministra del PP, Fátima Báñez, al frente, habría excluido de los detalles a los dirigentes de la patronal, incluido Garrido, lo que resulta todavía más doloroso teniendo en cuenta el ‘ascenso’ a vicepresidente primero. Pero por ahora, parece más bien simbólico.

El hecho de que Garamendi se apoye para el diálogo social casi en exclusiva en Báñez y su equipo, que incluye al también exsecretario de Estado con Rajoy, José Luis Ayllón, ya había creado en el pasado resquemor entre los miembros de la organización, quienes consideran que, aunque está bien que el Garamendi tenga a su personal de confianza, es irregular que la decisión sobre las propuestas de CEOE las tomen personas que no son empresarios ni representan ninguna organización. Así ocurrió con la reforma laboral, y así ha vuelto a ocurrir con la negociación colectiva. Una opacidad que no ha sentado nada bien en la cúpula de CEOE y, especialmente a Miguel Garrido, y así lo ha expresado a miembros de la organización, tal y como ha podido saber ECONOMÍA DIGITAL.

El origen del incendio es el acuerdo de negociación colectiva 2023-2025 que CEOE y Cepyme firmaron con UGT y CCOO el 9 de mayo pasado, según cuentan fuentes de varias organizaciones presentes en la junta de la patronal a ECONOMÍA DIGITAL. En la foto, a Garamendi, que aparece junto a Gerardo Cueva, presidente de Cepyme y vicepresidente de CEOE, se le ve contento, pero la organización vuelve a las tensiones tras unos meses, desde las elecciones, de calma. 

Garamendi, con Gerardo Cuerva (Cepyme), Unai Sordo (CCOO) y Pepe Álvarez (UGT). EFE

Garamendi había sido cuestionado por regalar al Ejecutivo de Pedro Sánchez acuerdos como el de la reforma laboral. En esta ocasión, algunas patronales no entendían que quisiera firmar el acuerdo de negociación colectiva, que sirve de base para renovar convenios e incrementar salarios, antes de las elecciones municipales del 28M, pues creían que podía hacerles un favor a los partidos del Gobierno, aunque ahora se ve que no ha sido así o no se ha notado. Pero el cabreo de Garrido y otros patrones no viene de ahí. 

La tensión es por la manera de llevar para adelante el acuerdo. El tiempo se les echó encima a CEOE, UGT y CCOO y entre días festivos, sobre todo el día del trabajador, y que querían firmar antes del inicio de la campaña electoral, Garamendi tuvo que hacer una aprobación exprés. Cuentan las fuentes internas que el acuerdo se llevó directamente a la junta sin los procedimientos previos, como las reuniones técnicas con las organizaciones para que lo conocieran y dieran su opinión. 

Por ello, los socios de CEOE no conocieron el contenido del acuerdo hasta la misma junta en la que tenían que aprobarlo, lo que generó malestar. Pero si un empresario se sintió especialmente ultrajado fue Miguel Garrido, pues hace menos de seis meses, Garamendi le convirtió en su número dos, pero ni así conoció ni pudo participar de la negociación del acuerdo. 

Los críticos de CEOE

Algunas de las tensiones en la cúpula de CEOE provienen ya de la aprobación de la reforma laboral en 2022, con el concurso de Garamendi en el acuerdo del Gobierno, aunque sin el consenso de la patronal. Algunos líderes empresariales, como Josep Sánchez Llibre, de Foment del Treball, Gerardo Cuerva, de Cepyme, y el propio Miguel Garrido, de la patronal madrileña CEIM, afearon entonces la actitud del dirigente vasco.

Miguel Garrido y Josep Sánchez Llibre, presidentes de CEIM y Foment respectivamente. EFE

La máxima representación de este descontento se materializó durante las elecciones a la patronal CEOE, cuando apareció una candidatura alternativa a Garamendi, encabezada por Virginia Guinda, vicepresidenta de Foment. En el proceso previo, Garamendi consiguió el apoyo explícito de CEIM, la segunda mayor organización de este grupo tras la catalana, lo que decantó considerablemente la balanza en favor del vasco. Este movimiento dejó con pocas opciones a los críticos, pese a la escandalosa regularización de sus sueldos, destapado en su día por ECONOMÍA DIGITAL

Tras las elecciones del 23 de noviembre, en las que Garamendi ganó con el 83% de los votos, el presidente de CEOE tuvo en cuenta las lealtades y las traiciones y aunque mantuvo a Sánchez Llibre como vicepresidente, pues preside una patronal muy importante en la confederación, le dejó sin funciones. Por el contrario, convirtió a Garrido, de CEIM, en vicepresidente primero, un cargo que no existía con anterioridad. 

¿Quién decide en CEOE?

De aquellos comicios, los críticos quisieron entender que Garamendi gobernaría su segundo mandato con mayor concurso de los dirigentes patronales de la organización. Pero parece que por ahora no está siendo así. Y de eso se estaría quejando el líder de los empresarios madrileños y otros en la cúpula de CEOE, que denuncian que el presidente toma las decisiones con un grupo muy reducido de personas de confianza, que no son empresarios sino expolíticos que ha fichado y que son las que le dicen cuando y qué pactar. 

Dos de estas personas a las que varias fuentes patronales señalan como sus consejeros áulicos son dos directivos de CEOE con pasado en el PP. La primera es Fátima Báñez, ministra de Empleo de Mariano Rajoy, entre 2011 y 2018, y que Garamendi ficho tras estallar la pandemia, en abril de 2024, con un sueldo de 240.000 euros anuales. Báñez es presidenta de la Fundación CEOE. El segundo es José Luis Ayllón, exjefe de gabinete de presidencia de Rajoy y al que ha dado un papel importante, el de director de asuntos públicos y relaciones con las Cortes. 

Xavier Alegret

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp