Adiós a esta famosa cadena de pollo frito: entra en quiebra y anuncia el cierre de sus tiendas
La popular cadena de pollo frito gourmet no resiste la presión financiera y cesa sus operaciones en Estados Unidos
Un cubo de pollo frito con patatas fritas. Foto: Freepik
Sticky’s Finger Joint, una marca que alguna vez fue sinónimo de innovación en el mundo del pollo frito gourmet, ha anunciado oficialmente su quiebra y el cierre definitivo de todas sus tiendas. La empresa, que durante años conquistó paladares en la costa este de Estados Unidos con sus recetas originales y salsas artesanales, no logró escapar de una tormenta perfecta de problemas financieros que finalmente la llevaron a este trágico desenlace.
Fundada en 2012 en Nueva York, Sticky’s Finger Joint se destacó desde el principio por su enfoque creativo, ofreciendo no solo pollo frito, sino una experiencia gastronómica completa con ingredientes de alta calidad y combinaciones únicas. Entre sus opciones más icónicas estaban el Bacon Mac Sandwich y las papas con miel picante, platos que rápidamente se ganaron el gusto de miles de clientes.
Sin embargo, a pesar de su éxito inicial y su rápida expansión a más de 20 locales en Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania, la empresa comenzó a enfrentar serios desafíos financieros. Según el comunicado emitido por su empresa matriz, Sticky’s Finger Joint ha iniciado un proceso de reestructuración financiera bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos, en un intento desesperado por salvar lo que quedaba de su modelo de negocio.
Los factores que llevaron al colapso
La caída de Sticky’s Finger Joint no fue un accidente, sino el resultado de una combinación de problemas que se fueron acumulando con el tiempo:
- Altos costos operativos: El mantener locales en zonas urbanas de alto costo, como Manhattan, se volvió insostenible.
- Impacto de la pandemia: El COVID-19 golpeó duramente a la marca, reduciendo el tráfico de clientes y obligando a cerrar temporalmente algunas ubicaciones.
- Problemas para adaptarse al delivery: Aunque el servicio a domicilio se volvió clave durante la pandemia, Sticky’s tuvo dificultades para competir con otros gigantes de la entrega rápida.
- Aumento de costos de insumos: Los precios del pollo, aceite y otros ingredientes esenciales se dispararon, reduciendo aún más los márgenes de ganancia.
- Competencia feroz: Sticky’s no solo competía con cadenas locales, sino que también se enfrentaba a gigantes como Chick-fil-A y Shake Shack, que dominaron el mercado del pollo frito.
El fin de una era para los amantes del pollo gourmet
El comunicado de la empresa no dejó lugar a dudas: Sticky’s Finger Joint cerrará todas sus tiendas, poniendo fin a más de una década de operaciones. Algunos locales seguirán funcionando temporalmente durante el proceso de bancarrota, pero solo para liquidar inventarios y gestionar el cierre de forma ordenada.
Para muchos de sus empleados, este anuncio fue un golpe devastador. La compañía empleaba a cientos de trabajadores, muchos de los cuales ahora se enfrentan a un futuro incierto. Según fuentes internas, se está trabajando para garantizar que estos empleados reciban sus compensaciones correspondientes, pero el proceso de quiebra podría complicar las cosas.
Aunque el cierre parece definitivo, los rumores sobre una posible venta de la marca han comenzado a circular. Sticky’s Finger Joint aún conserva cierto valor de marca, especialmente por su reconocimiento en el noreste de Estados Unidos y por su cartera de recetas únicas.
Analistas del sector consideran que podría haber interés por parte de grupos inversores que busquen adquirir la marca y relanzarla bajo un modelo financiero más sostenible. Sin embargo, no se ha confirmado ningún comprador potencial hasta el momento.
Una historia de éxito que se volvió amarga
La historia de Sticky’s Finger Joint es una lección para la industria de la restauración. Una marca que comenzó con un concepto innovador y una clientela leal, pero que no logró adaptarse a los cambios del mercado ni controlar sus costos. El propio modelo de negocio que la hizo exitosa, basado en ingredientes de calidad y ubicaciones premium, se convirtió en su mayor debilidad cuando los márgenes de ganancia se redujeron.
“Hicimos todo lo posible por mantener la marca a flote, pero las circunstancias económicas simplemente nos superaron”, explicó un portavoz de la empresa en el comunicado oficial.
Para los clientes que alguna vez disfrutaron de su pollo frito crujiente y sus salsas artesanales, Sticky’s Finger Joint dejará un recuerdo nostálgico. Su enfoque en la creatividad y la calidad del producto inspiró a otras marcas más pequeñas a probar suerte en el competitivo mercado de la comida rápida prémium.
El cierre de Sticky’s Finger Joint marca el fin de una era, pero también refleja los retos que enfrentan las empresas de restauración en un entorno cada vez más volátil. Mientras tanto, los amantes del pollo frito gourmet tendrán que buscar nuevas opciones para satisfacer su antojo.