Grifols apura el plazo prometido a los inversores para presentar su auditoría

La cúpula de la farmacéutica compra 182.000 acciones para mandar un mensaje de confianza

La sede de Grifols en el parque tecnológico de Zamudio (Bizkaia). EFE/Luis Tejido

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Grifols va a contrarreloj. El grupo farmacéutico apura al máximo el plazo prometido a los inversores para presentar la auditoría de las cuentas del año 2023. La corporación aseguró la semana pasada a los analistas que KPMG, su auditora, presentaría un informe sin salvedades, como muy tarde el 8 de marzo, después de emitir sus resultados si auditar, algo que no agradó a los mercados.

«Grifols ha recibido confirmación por escrito de KPMG de que espera completar sus procedimientos de forma inminente y emitir su opinión auditada antes del 8 de marzo de 2024, adelantándose a la fecha límite de la legislación española vigente. En coherencia con años anteriores, y confirmado por KPMG, emitirán una opinión de auditoría limpia y sin salvedades», dijo Thomas Glanzmann, presidente de la empresa en una llamada con analistas de bolsa.

El primer ejecutivo de la corporación repitió que se trataba de un problema «administrativo«, pero, en un contexto en el que la reputación del grupo y de su contabilidad está dañada por las acusaciones de Gotham City Research, el mercado castigó a Grifols con un desplome de hasta el 35% de su valor en Bolsa.

Todavía están dentro del plazo legal

Legalmente, la compañía catalana tiene hasta abril para enviar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su auditoria. Sin embargo, debería de cumplir con los plazos prometidos, si desea recuperar la confianza de los inversores. A cierre del mercado del jueves día 7 de marzo, todavía no había rastro de la auditoría, de modo que se debería de publicar este mismo viernes.

Mientras, Grifols ha vivido otra jornada tumultuosa en Bolsa. La empresa ha cerrado la sesión con un valor de 6,93 euros por acción lo que supone una mejora del 0,52% respecto a la cifra alcanzada este miércoles. El grupo ha llegado a elevar su precio hasta un 2% durante buena parte del día, pero a última hora a sufrido otro bajón, cerrando la jornada con esta evolución más bien plana.

La sesión ha estado marcada por la entrada del fondo privado de inversión Melqart Opportunities, controlado por la gestora británica Melqart Asset Management, en el capital de Grifols con una participación del 1,124% de acciones de clase B, valoradas en unos 25 millones de euros, según los registros de la CNMV. Melqart, un fondo oportunista viejo conocido de la Bolsa española, ha entrado en la firma catalana mediante un contrato por diferencia.

En paralelo, el fondo británico de capital riesgo Marshall Wace ha comunicado al regulador bursátil una posición bajista del 0,51%. Esta compañía inversora está fundada por Paul Marshall e Ian Wace y está participada por KKR cuenta con una tenencia de casi el 40%. Marshall Wace se une a otros fondos con posiciones cortas en la farmacéutica como Qube Research & Technologies (1,57 %), Millennium International Management (0,62 %) y AKO Capital (0,43 %), de modo que el 3,7% de Grifols ya está controlado ahora mismo por bajistas.

Para hacerles frente, la cúpula de la empresa ha comprado hasta 182.000 títulos, valorados en unos 1,2 millones de euros. Glanzmann se ha hecho con un paquete de 52.000 acciones a 6,78 euros cada una, mientras que Raimon Grifols, ex director general del grupo, consejero y miembro de la familia fundadora, adquirió ayer 30.000 acciones a 6,55 euros. Por último, Tomás Dagá, consejero de la máxima confianza de la familia, tomó otras 100.000 ayer a 6,6 euros.

Los movimientos en el capital de la empresa llegan en medio de la crisis bursátil más grave que Grifols ha vivido en su historia. La compañía lleva días cotizando en mínimos que no anotaba desde 2012, a causa de toda una cadena de infortunios. El primero fue, precisamente, una presentación de resultados que decepcionó al mercado, en un contexto de por sí delicado para el grupo por la pugna con Gotham.

Más allá de la falta de auditoría, Grifols publicó unos datos operativos al alza, pero los márgenes alcanzados fueron peores a los esperados, mientras que los gastos financieros se catapultaron por la subida de los tipos de interés. Además, un fallo comunicativo dejó a los analistas con la sensación de que la corporación no generaría caja en 2024, hundiendo sus acciones en un 35% en solo un día.

Una semana de bajadas

Grifols aclaró este error el viernes y remontó un 18% en el mercado de valores, pero fue un oasis de corta vida, dado que el lunes se volvió a despeñar. La empresa registró dos días seguidos en negativo, una tendencia que continuó el miércoles, coincidiendo con un nuevo informe de Gotham en el que acusa a la multinacional de los hemoderivados de prestar dinero a Scranton, el holding participado por la familia Grífols que posee un 8% de las acciones del grupo, a través de operaciones vinculadas.

Además, Moody’s colocó el martes en revisión para rebaja la calificación de Grifols, algo que dio la puntilla a la cotización de la empresa. Entre las razones que motivaron el movimiento de la firma de calificación se encuentra una generación de flujo de caja libre más débil en 2023-2024 que las previsiones de la agencia, pero también el retraso en la presentación de las cuentas auditadas.

Desde el 8 de enero, Grifols se ha dejado un 52% de su valor en Bolsa por las dudas sembradas por Gotham y por toda esta concatenación de errores. A principios de año, la capitalización bursátil de la Ibex superaba los 8.600 millones de euros, mientras que ahora ronda los 4.300 millones.

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