Grifols tendrá 520 centros de captación de plasma en 2026

La firma de hemoderivados basa su crecimiento en Estados Unidos y en sus todavía incipientes apuestas en China, Canadá y Egipto

Un paciente recuperado de la Covid-19 dona plasma en el hospital Vall d’Hebrón con la empresa Grifols. EFE/Enric Fontcuberta

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Solo en el primer trimestre de 2021, Grifols adquirió 32 nuevos centros de plasma. Durante la pandemia se dio cuenta que necesitaba más materia prima para desarrollar sus planes y añadió 1,4 millones de litros al año a sus reservas. La compañía pretende mantener un ritmo agresivo de aperturas y alcanzar los 520 puntos de captación para el ejercicio 2026; el triple de los que tenía en 2016.

La cotizada catalana celebró este jueves su Investor Day anual, en el que desarrolló sus planes de futuro. La firma codirigida por Víctor y Raimon Grífols explicó que pretende mantener el plan de expansión iniciado en 2016 con la compra de parte de Hologic e inaugurar hasta 140 nuevos centros de recaudación –ahora mismo suma 380— en el próximo lustro.

La compañía proyecta la mayor parte del crecimiento en Estados Unidos, aunque también señala a su apuesta en China, con la adquisición del 26,2% de Shanghai RAAS; la alianza en Egipto con el Gobierno y la expansión en Canadá como focos de la mejora. “Se trabajará en acuerdos de suministro de terceros en la Unión Europa y Estados Unidos para asegurar una fuente de plasma de confianza adicional”, añadió la compañía.

La evolución de los centros de captación de plasma de Grifols.

Durante el evento, Grifols admitió en varias ocasiones la dependencia de los suministros de Estados Unidos. En el país ahora tiene 312 centros de los 380 con los que cuenta. Los 32 puntos incorporados en lo que llevamos de 2021 están ubicados en el país que preside Joe Biden. Lo que sí logró la empresa fue expandirse por nuevos estados en los que no tenía presencia.

El «extremo potencial» del mercado chino todavía no se deja ver en el mapamundi de la firma. La industria en el país es todavía incipiente y la alianza entre Grifols y Shanghai RAAS solo cuenta con 38 centros –y otros tres en construcción–. Para 2026, su peso dentro del grupo todavía será modesto.

Grifols pretende olvidar el coronavirus en 2022

Grifols prometió en otoño que conseguiría incrementar sus volúmenes un 30% a lo largo de 2021. La cotizada señaló que espera «un incremento de las ventas en los últimos meses de 2021 gracias a la fuerte demanda sostenida y a la recuperación de los niveles de plasma». Para 2022 espera que el impacto de la Covid-19 en sus cuentas ya sea historia y pueda volver a la normalidad.

A pesar de que en 2021 mantendrá el incremento de los costes derivado de la subida del pago a los donantes de plasma, el precio de sus productos también subirá, la contribución de Shanghai RAAS a las cuentas será mayor y las eficiencias ejecutadas frente a la pandemia se notarán durante todo el ejercicio. Por ello, espera también un año positivo.

Al cierre del primer trimestre del ejercicio, la empresa alcanzó una ratio deuda/ebitda –una de las métricas habituales en el sector para medir el endeudamiento de una empresa– de 5,1 veces. Por encima incluso de los niveles que registraba en 2018. En los últimos meses, el pasivo ya le valió diferentes advertencias de los analistas y diferentes bancos de inversión.

El endeudamiento de Grifols durante los últimos años.

Según un informe de Moody’s al que tuvo acceso Economía Digital, el endeudamiento era más alto que el de sus principales competidores: HologicCSLTeleflex y Hill Rom.

Grifols ganó un 30% menos en el primer trimestre

En el primer trimestre de 2021, Grifols sufrió un descenso de las ventas del 8,4% y una caída de los beneficios del 30%, que pasaron de 186,4 millones hasta los 129,9 millones. La principal razón fue la falta de producto a comercializar provocada por el desplome de las donaciones de plasma durante los meses más duros de la pandemia en Estados Unidos.

Desde el estallido del virus, sufrió sus efectos con el descenso de las visitas a sus centros de donación. La Covid-19 tuvo un impacto de 200 millones en las cuentas de 2020. No obstante, la carencia de materias primas se transforma ahora en menos ingresos. La facturación de la cotizada se quedó en 1.184 millones frente los 1.293 millones en los que cerró el mismo periodo de 2020.

Carles Huguet

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