Los concesionarios de coches convierten su reunión anual en una embestida contra el Gobierno
La patronal carga contra el Ejecutivo por su política favorable al vehículo ecológico frente a la combustión

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto (d) conversa con el presidente de Faconauto, Gerardo Pérez (i) durante la anterior edición del congreso de Faconauto. EFE/Rodrigo Jiménez
El presidente de Faconauto, Gerardo Pérez, transformó su tradicional congreso anual en un evento contra las políticas sobre el automóvil del Gobierno. El dirigente lamentó que la «alocada» transición ecológica que se está haciendo, con plazos imposibles de cumplir, hace mucho daño a la industria, y ha provocado en un año, junto a la crisis de la covid, la pérdida de 9.000 empleos sólo en la red de concesionarios.
Durante su intervención en el XXX Congreso de Faconauto, ha asegurado que se están perdiendo muchas ventas porque el cliente no sabe qué hacer y ha asegurado que mantener esa incertidumbre «no tiene ningún sentido».
Así, en su opinión, habría que incentivar la venta de todos las formas de propulsión para hacer realidad una transición «justa y ordenada» en vez de hacerla «sin pensar en la viabilidad del sector, para ricos y alrededor de un componente ideológico desconectado de la realidad que está penalizando al mercado y al ciudadano medio que sólo puede comprarse un vehículo de combustión».
«En este país hay una serie de mantras que se empiezan a difundir y parece que quien no los sigue está fuera de juego. Hablar de combustión no queda bonito, pero es lo que paga las nóminas de los trabajadores» y las facturas de la administración y del desarrollo tecnológico que permitirá la electrificación, ha lamentado el presidente de Faconauto, asociación que agrupa a las redes oficiales de concesionarios.
Faconauto pide más puntos de carga
En su opinión, la movilidad eléctrica cien por cien llegará, con total seguridad, pero ha advertido de que cuando se intentan acortar los tiempos, los que sufren son los trabajadores, las empresas y los consumidores.
«Los datos son tozudos, este año se venderán 12.000 eléctricos sobre un total de 1 millón (de matriculaciones) y el año que viene 13.500 sobre 1,2 millones», según Pérez, quien ha considerado que esto demuestra que no se puede obligar al consumidor a hacer algo que no está preparado a hacer, por mucho que se ataque a la combustión.
Para que el vehículo eléctrico pase de residual a masivo, hay que acometer reformas como el despliegue de puntos de recarga, mayor autonomía de las baterías, bajada de precios (es un 30 % más caro), una tarifa de la luz adecuada, normativas que faciliten el uso de estos coches o elevar la renta per capita de España, un asunto «que nadie quiere abordar», ha dicho Pérez.
Además, ha reclamado la eliminación del impuesto de matriculación y del IVA para el vehículo eléctrico, y que en el resto se grave su uso y su antigüedad, así como planes de ayudas que incentiven también la compra de motores de combustión para rejuvenecer el parque automovilístico.
La comparativa entre España y Europa
«Queremos saltarnos un montón de pasos, pero la triste realidad es que la estrella de ventas en España es el vehículo de más de 10 años, que el precio medio del líder del mercado es de 12.000 euros, que la edad media del parque es de 13,5 años y que el 2,1 % es eléctrico frente al 10 % en Alemania o Reino Unido», ha lamentado.
Antes de prohibir, ha añadido en referencia a los motores de combustión, habría que hacer «un gran trabajo que en este país no se ha hecho», y en Europa exactamente igual, según Pérez, quien ha advertido de que la normativa europea sobre emisiones «va a hacer que la industria colapse porque es totalmente imposible cumplir sus objetivos».
Ha asegurado que si los fabricantes han cumplido la conocida como la normativa «café» (que obliga que las ventas de un fabricante no superen de media los 95 gramos de CO2), ha sido gracias a que los concesionarios han automatriculado vehículos eléctrificados por valor de 83 millones de euros.
En este sentido, ha lamentado que después de este esfuerzo Stellantis haya anunciado la rescisión de los contratos con toda su red en Europa y ha exigido al fabricante que se siente a negociar para que «el que se quede, tenga el mejor contrato, y el que decida irse, tenga una salida ordenada y pueda abandonar la red de la mejor manera posible».