El déficit apunta a un mínimo del 5% en 2020 por el coronavirus

El plan de ayudas que negocie el Eurogrupo y la duración del cierre económico ampliarán o reducirán el agujero económico de la crisis sanitaria

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Los ministros de Economía y Finanzas europeos, el Eurogrupo, vuelven a reunirse este martes para tratar de buscar acuerdos sobre las medidas de apoyo conjunto para paliar los efectos económicos de la crisis sanitaria que está produciendo el coronavirus, que día a día complica el escenario económico mundial.

La falta de actividad económica, el incremento de los trabajadores en ERTE o el aumento del desempleo, quitan tanto ingresos como añaden gastos a la contabilidad nacional, algo que, grosso modo, se traduce en un mayor déficit. Si en 2019 se expandió hasta cerca del 2,7%, con la mayor flexibilidad en el gasto que decidió poner en marcha el primer gobierno de Pedro Sánchez, de cara a 2020 todo apunta a que se podría más que duplicar esa cifra.

Además, es previsible que todavía la batería de medidas económicas que generan gasto público no haya terminado. Desde Esade recuerdan que es probable que se acabe aplicando una renta mínima, por lo que insiste en mirar hacia la línea de ingresos para tratar de calibrar el impacto en déficit.

«Creo que un elemento que se debería tener en cuenta no es tanto el fuerte incremento del gasto, sino la brutal reducción de la recaudación que puede producirse: los tres impuestos que más ingresos generan son impuesto de la renta, IVA y Sociedades. En IVA que grava consumo y en Sociedades los efectos pueden ser muy importantes», apunta Pedro Aznar, profesor de Economía de esta escuela de negocios.

La previsión de Caixabank

Por el momento, y sin visibilidad sobre la duración real que pueda tener la pandemia, las estimaciones más optimistas lanzadas por los analistas no auguran en ningún caso un déficit inferior al 5%. «Sin duda, las necesarias medidas de estímulo fiscal para combatir la crisis presionarán al alza este año el déficit y la deuda públicos, que podrían alcanzar cotas superiores al 5% y al 104% del PIB, respectivamente», apuntan desde el servicio de estudios de Caixabank. 

Este nivel, tal como reconoce el equipo de analistas económicos del banco español, parece hoy una estimación de mínimos. Otros equipos de economistas, como los de Credit Suisse o Goldman Sachs elevan esa perspectiva incluso hasta el 10%.

Los primeros son algo más optimistas y auguran un déficit del 8,6% para la economía española en 2020. Credit Suisse insiste en que la crisis sanitaria creará grietas en todas las economías europeas y anticipa el déficit será un mal de muchos. Estima que el de la zona euro solo unas décimas por debajo del español, al quedarse en el 8%. «Estimamos que el PIB de la zona euro caerá un 5,3% este año. Nuestro pronóstico, en cualquier caso, será revisado dependiendo de la duración y la severidad de las medidas de contención de la expansión de la pandemia», apuntan.

Funcas, por su parte, no avanza cálculos porcentuales sobre el desajuste entre ingresos y gastos, sino que adelante una cifra redonda: 100.000 millones. El déficit final en términos relativos dependerá de lo que se contraigan los ingresos y del gasto que se tenga que asumir. Desde la fundación de las antiguas cajas de ahorro creen que, al igual que con la deuda, sería aconsejable que se pudieran crear dos líneas de déficit que distinga el estructural del extraordinario que haya generado la crisis del coronavirus

¿Extensión a 2021?

Con las negociaciones que están sobre la mesa del Eurogrupo, la posibilidad de repartir entre todos los países europeos el coste aparcada, las medidas que se discuten difícilmente tendrán un efecto sobre el déficit; más allá del alivio que puedan suponer en los intereses de la deuda, aunque dado el endeudamiento de la economía española (del 95,5% al cierre de 2019) y la presión sobre la prima de riesgo, tampoco es baladí.

Los desajustes presupuestarios, además, podrían irse más allá de 2020 si la actividad económica no se recupera pronto y si son necesarias medidas de estímulo posteriores; algo que parece probable dado el número de veces que el Ejecutivo se refiere al Plan Marshall durante sus intervenciones públicas. 

«Depende en gran medida de la duración de la crisis, pero cuanto más se alargue en el tiempo, y cuanto más tardemos en recuperar la actividad normal más necesario serán medidas adicionales de apoyo al crecimiento. La famosa recuperación en forma de “V” puede darse en algunos sectores, pero creo que por ejemplo el turismo,  aerolíneas, ocio… pueden tardar en recuperase, la recuperación en forma de “V” no será para todos», pronostica Pedro Aznar, profesor del departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad de Esade. ​

 

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