BBVA: «hay que mover trabajadores de los sectores más dañados a otros»

Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research, considera imprescindible alargar los ERTE y ve más probablidad a una recesión de doble dígito

Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research

Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research

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BBVA Research comparte la opinión de los empresarios de que es imprescindible que se prorroguen los ERTE de fuerza mayor para evitar una crisis de desempleo mayor de la que ya se vaticina. Miguel Cardoso, economista jefe para España del servicio de estudios del segundo banco español, explica que estos expedientes temporales son una herramienta crítica para evitar que el paro se dispare. Cree que para evitarlos se debe dotar de flexibilidad a las empresas para que vayan incorporando trabajadores a medida que se recupere la demanda. Por el momento, sin embargo, todavía no existe acuerdo ni siquiera para prolongarlos hasta el 30 de septiembre.

Son muchos los economistas que han defendido que la salida de la crisis será más fácil si no se produce un incremento del desempleo todavía más fuerte, porque golpearía el consumo y engrosaría más el déficit y el endeudamiento. Además, Cardoso apunta que habrá sectores que sufrirán daños permanentes, que harán necesitarias políticas activas de recolocación que les permitan incorporarse a otras industrias con capacidad de crecimiento.

Este economista reconoce, asimismo, que el escenario económico es más negativo ahora que en abril, cuando BBVA Research presentó sus últimas proyecciones económicas para España, por lo que avanza que es posible que en julio se revisen. La contracción del PIB del primer trimestre, que superó sus expectativas, acercan a nuestra economía a un escenario donde la recesión podría superar el doble dígito en 2020. Miguel Cardoso, en contraste, está convencido de que España escapará a la deflación.

En las previsiones económicas que presentaron en abril su escenario base era un retroceso del PIB español del 8% este año. Desde entonces, algunas instituciones, como el Banco de España, han empeorado sus estimaciones, ¿las van a revisar?

Nuestras previsiones se hicieron antes de conocer el PIB del primer trimestre del año. La mayor caída (-5,1%) frente a lo estimado (-3%) hace más probable que la disminución del PIB en promedio durante el año sea de dos dígitos. Estamos revisando nuestras previsiones y las haremos públicas a mitad de julio.

¿Confían en que los niveles de desempleo previos a la pandemia se recuperarán en 2023, como se dedujo de la presentación de sus últimas estimaciones?

No hacemos públicas previsiones más allá de 2021. En nuestro escenario vigente, al finalizar 2021, el PIB todavía estaría entre un 3 y un 5% por debajo de lo observado a finales de 2019. Lo mismo pasaría con el empleo. A corto plazo, la incentivación del uso de ERTEs ha sido exitosa en evitar una mayor destrucción de empleo. Sin embargo, la que se ha dado en España ha sido de las más grandes de la UEM, como consecuencia del elevado uso de la contratación temporal y de su utilización como mecanismo de ajuste por parte de las empresas.

¿Qué consideran que es clave para evitar un incremento fuerte del paro?

Hacia delante será clave extender el uso de los ERTEs en el tiempo, hacerlos consistente con la incorporación de los trabajadores según se recupere la demanda, y también incentivar que los trabajadores de aquellos sectores que tendrán ajustes permanentes y no temporales puedan cambiar a otros que prosperen durante los próximos meses.

Además de la contracción de este año, la crisis dejará a España con una deuda y un déficit elevado, ¿qué medidas se deben adoptar para corregirlo?

La primera condición debería ser la implementación de reformas que incrementaran la capacidad de crecimiento de la economía. Esta es la forma más virtuosa de reducir el déficit público. Después, tratar de enfatizar los esfuerzos en medidas que limiten el impacto negativo sobre la actividad. Por ejemplo, realizando mejoras institucionales o abordando reformas que garanticen la sostenibilidad de las finanzas públicas repartiendo los costes a lo largo del tiempo, como el caso de las pensiones. Además, habría que evaluar el gasto público: recortar el ineficiente. Finalmente, si se decide incrementar impuestos, hay más espacio para hacerlo en la imposición indirecta.

Respecto a la inflación, que volvió a retroceder en mayo, ¿temen que España sufra una caída continuada de los precios? ¿nos asomamos a la deflación?

La inflación ha caído puntualmente por la reducción en el precio de los combustibles y el efecto que está teniendo el descenso en la demanda sobre algunos sectores, principalmente aquellos afectados por las medidas de confinamiento y distanciamiento social. Aunque esto se ha visto parcialmente compensado por el aumento en algunos precios de ciertos bienes, como la alimentación o la salud, hacia delante debería consolidarse un entorno de debilidad de la demanda que haga que la inflación se mantenga reducida. En todo caso, se mantendría en positivo gracias a las políticas expansivas que se están promoviendo tanto en España, como en la UEM.

El Banco Central Europeo (BCE) también está siendo un gran aliado para mantener la prima de riesgo controlada, ¿España tiene margen para una mejora adicional?

El coste de financiación de la deuda pública española es bastante más reducido de lo que indican sus fundamentales. Los elevados niveles de deuda pública, el apalancamiento externo… apuntarían a mayores niveles de prima de riesgo de acuerdo a la experiencia internacional. El BCE está siendo clave para mantener esa prima por debajo de lo que dirían sus fundamentales y evitando la fragmentación de la política monetaria en la UEM.

 

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