Chris Xu y Amancio Ortega: dos zares de la moda separados por el ‘verde’

A pesar del retroceso de Inditex debido al impacto de la ómicron y a salida de Rusia después, los analistas siguen destacando la fortaleza de un grupo cuya gran diferencia con Shein se encuentra en su imagen y en las políticas sostenibles

Chris Xu y Amancio Ortega, fundadores de Shein e Inditex

Chris Xu y Amancio Ortega, fundadores de Shein e Inditex

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Tan cerca y tan lejos. Shein e Inditex son dos de las grandes compañías mundiales de moda. La primera, una ultra lowcost online que ha crecido de forma exponencial a partir de la pandemia gracias a sus agresivas campañas de descuentos y al aprovechamiento de plataformas como Tik Tok o Instagram, aspira a seguir los pasos del gigante de Arteixo. Sin embargo, existe una diferencia fundamental: el verde. Los de Amancio Ortega han sabido situarse en los últimos años como una de las cadenas con más avances en el terreno de la sostenibilidad, uno de los principales handicaps de los de Chris Xu y algo que podría reportarle problemas en el momento en el que la firma salte a bolsa y tenga que mejorar considerablemente su transparencia.

Con las evidentes diferencias, hay ciertos paralelismos en la figura de los fundadores de los dos imperios. Tanto Chris Xu como Amancio Ortega optan por la discreción. Del padre de Marta Ortega no hubo una foto pública hasta el verano de 1999. Los libros escritos sobre su figura dicen que su entorno quería acabar con el aura de misterio que envolvía al magnate para, precisamente, evitar especulaciones. Sin embargo, existe otro dato clave para la puesta de largo de empresario en aquella época: la salida a bolsa de la compañía, que se materializó dos años después.

Cuando Xu y Ortega tuvieron que salir a la palestra

De Chris Xu, el dueño de Shein, se sabe casi menos que de los números reales de su imperio. Que nació en 1984 (tendría un año menos que Marta Ortega), que se graduó en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Qingdao en el 2007 y que luego continuó formándose en la de Washintong. En este caso, de momento, apenas hay imágenes de él. Sin embargo, como le pasó a Ortega Gaona, su figura, poco a poco, comienza a salir del anonimato. Algo tendrá que ver, quizás, los rumores sobre un supuesto salto al parqué de Nueva York y la puesta en marcha de una ronda de financiación para captar 1.000 millones de dólares.

Un dato evidencia la salida de las sombras del empresario. Este año, aunque sin foto, aparece por vez primera en la lista Forbes de los más ricos del mundo. Amancio Ortega, la primera fortuna de España, ha caído del puesto 11 al 23. El ranking le atribuía un patrimonio de 77.000 millones de dólares en 2021. Ahora, casi 18.000 millones menos debido al retroceso en bolsa de la textil. Aún con eso, sus cifras están a años luz de las del incipiente ultrarrico de origen chino.

La prestigiosa lista le pondera una riqueza de 5.400 millones de dólares. Ocupa el lugar 490 del ranking de grandes fortunas del globlo. Ligeramente por debajo de otra ilustre del clan Ortega: su hija Sandra, heredera de Rosalía Mera y poseedora de un 5% del capital de Inditex. A la primera empresaria de España se le atribuye un patrimonio de 5.700 millones de dólares.

Los misterios de los números de Shein

En todo caso, de momento, todo lo que rodea a Shein y a su fundador parece una estimación. Bloomberg indicó la semana pasada que la compañía aseguraría que, si cierra la ronda de financiación en marcha para obtener 1.000 millones de dólares de liquidez, su valoración total rondará los 100.000 millones de dólares. Más que Inditex y H&M juntos en estos momentos, pero, desde luego, no una cifra desconocida para la matriz de Zara. El año pasado, antes de comenzar un ciclo bajista en bolsa en donde se entrelazó el Covid, la revolución en su cúpula y, más tarde, la guerra en Ucrania y el miedo a la inflación, sobrepasó los 100.000 millones de euros de capitalización bursátil. Ahí sí, con luz y taquígrafos.

Sobre su balance, de momento, muchas interpretaciones. El medio chino LatePost asegura que el año de la pandemia, con el consabido estallido de la compra online, superó los 10.000 millones de dólares en ventas. Credit Suisse estima, por su parte, que la firma podría haber cerrado 2021 con unas ventas de 19.000 millones de dólares, multiplicándolas por seis en los últimos dos ejercicios. De ser cierto este número, sobrepasaría a todas las grandes cadenas de moda rápida tradicionales en su segmento online. Inditex facturó unos 7.500 millones de euros en compras en la red en 2021, frente a los 6.500 de Gap, a los 6.115 de H&M y los 3.000 millones de la duela de Uniqlo.

Lavado de cara

De esta forma, de momento, pocas son las comparativas reales que se pueden establecer entre Shein e Inditex, más allá de aceptar que la primera se ha convertido en una amenaza para todo el sector. Sin embargo, en los tiempos de las políticas de descarbonización y residuo cero, los de Xu tienen un gran handicap contra los de Ortega: la sostenibilidad.

En ese camino, llevan ya tiempo tratando de evidenciar su salto verde, algo que todavía es visto con muchas dudas por la mayoría de entidades ambientalistas que analizan el impacto del sector textil. En su escasa información pública corporativa los de Xu aseguran que “solo producen de 50 a 100 piezas por producto nuevo para garantizar que no se desperdicien materias primas”. Es solo cuando se confirma que una prenda tiene una gran demanda cuando comienza su producción a gran escala.

Insisten en que su logística y almacenes también apuestan por prácticas de residuo cero. «Gracias a nuestros sistemas automatizados, que optimizan el flujo de trabajo y reducen la energía y las emisiones de carbono”, aseguran. “Utilizamos vehículos que funcionan con energía solar para transportar productos, lo que reduce significativamente las emisiones en dióxido de carbono”, apuntan, en cuanto a su trabajo en los armarios logísticos.

Comentan también que tiene en marcha un programa de reciclaje “incentivador”, que “anima a los clientes a traer la ropa que ya no usan a nuestros eventos pop up y en campus universitarios, a cambio de tarjetas regalo de Shein”. “La ropa donada se restaura y se entrega a varios proyectos sociales para ayudar a las personas necesitadas”, explican.

No obstante, el compromiso con la sostenibilidad de Shein es puesto en duda por colectivos ambientalistas y en defensa de los derechos laborales, que insisten en la falta de transparencia de sus políticas, como denunció la propia Reuters el pasado año.

Inditex, no obstante, tiene en marcha desde 2002 planes de sostenibilidad y su agenda, al menos en su presentación, se muestra mucho más ambiciosa. Este 2022 espera culminar con el uso de energías 100% renovables, así como que un 50% de su oferta textil sea join life. Para el ejercicio 2023 quiere alcanzar la eliminación de plásticos de un solo uso para clientes y, dos años después, reducir en un 25% en consumo de agua en toda la cadena de suministro, así como lograr que el 100% de su polyester y lino sean reciclados. Las emisiones netas cero, según su previsión, llegarán en 2040.

Sobre la guerra de la moda aún queda mucho por escribir y, sobre todo, muchas cifras por conocer.

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