Condena a Mercadona por la conciliación laboral de una trabajadora

Un juzgado de A Coruña obliga a la cadena de Juan Roig a modificar los horarios de una trabajadora con reducción de jornada y a indemnizarla por daño moral

Concentración en un establecimiento de Mercadona en A Coruña / CIG

Concentración en un establecimiento de Mercadona en A Coruña / CIG

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El Juzgado de lo Social número 7 de A Coruña ha dado la razón a una trabajadora de Mercadona que pidió a la cadena una modificación de horarios en su reducción de jornada para conciliar la vida laboral y familiar. La sentencia obliga al grupo de Juan Roig a aplicar el cambio de horarios solicitado y a indemnizar a su empleada por el daño moral causado.

Según explica la CIG, la trabajadora solicitó formalmente una modificación de media hora en el turno de tarde de lunes a viernes. Básicamente, necesitaba adelantar media hora su entrada para poder salir media hora antes. Mercadona se lo denegó, según defendió en el juicio, por un “error de interpretación” respecto a la petición de su empleada.

El juzgado considera, en todo caso, que fuese o no esta la causa de la negativa, la compañía debe asumir la responsabilidad del daño causado a la empleada, pues la solicitud era “clara” y estaba debidamente planteada.

Protesta en el Mercadona de la Avenida de Oza en A Coruña

Mercadona y la conciliación

La CIG aprovechó la sentencia para recordar que lleva años denunciando las dificultades que la cadena de supermercados pone para la conciliación, al menos en la provincia de A Coruña, donde tiene la mayoría absoluta como representación sindical de los trabajadores.

“Cuando una trabajadora solicita una reducción de jornada o guarda legal, o por cuidado de familiar dependiente a cargo, se encuentra ante una utopía, cuando no en una quimera”, argumentó el delegado de personal de Ferrolterra, André Abeledo.

La delegada de la CIG en la tienda de la Avenida de Oza en A Coruña, Tania Varela, relata que los problemas que padeció su compañera comenzaron en 2019, cuando comunicó que estaba embarazada, teniendo además el “atrevimiento” de ejercer sus derechos laborales.

A partir de entonces, según relata, recibió “cartas de reprimenda”, una suerte de llamadas de atención que hace Mercadona por comportamientos negativos de los empleados y que luego hace constar en las cartas de despido; modificaciones en su jornada ordinaria y, finalmente, la pérdida de la prima por objetivos y permanencia que abona la cadena de supermercados a parte de sus trabajadores.

“Aunque Mercadona argumenta que es un premio a la excelencia, esta prima constituye un claro instrumento de chantaje cuyo objetivo es mantener sumiso al personal”, dice María López, presidenta del comité en la provincia de A Coruña.

La CIG sostiene que no se trata de un caso aislado, sino que se trata de una política habitual de la empresa, a la que acusa de perseguir a los empleados que ejercen sus derechos.

Economía Digital Galicia

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