Las dos caras del traslado de Albo: del acuerdo en Vigo al disgusto en A Mariña

El sindicato CIG considera inviable el traslado de la plantilla de Celeiro a Salvaterra, lo que “destruirá 45 puestos de trabajo directos”

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo (7d, segunda fila), posa para fotografía de familia en la celebración del 150 aniversario de Conservas Albo.

Conservas Albo ha decidido trasladar su actividad productiva en Vigo y Celeiro, en Lugo, a Salvaterra de Miño. EFE / Salvador Sas

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

La decisión de los dueños de la conservera Albo de trasladar su producción a Salvaterra de Miño, a la Plisan, tiene consecuencias desiguales en sus centros. Mientras el acuerdo se ha despejado en Vigo, la zona de A Mariña lucense se lamenta por un nuevo cierre industrial que se traducirá en la destrucción de casi medio centenar de puestos de trabajo.

En una misma jornada, las dos caras de la moneda del traslado de Albo a Salvaterra aparecen de forma nítida. Este martes, el secretario de Política Industrial de CCOO, Pedro Comesaña, indicó a Europa Press que los 135 trabajadores de la conservera en Vigo se trasladarán a comienzos de octubre a la nueva fábrica en Salvaterra de Miño al alcanzar la empresa un acuerdo con la plantilla que incluye el pago de incentivos.

Acuerdo con la plantilla viguesa

El sindicalista explica que «se ha negociado como un traslado de todos los trabajadores y no como un movilidad geográfica» al tratarse de un desplazamiento de más de 30 kilómetros, que «les va a cambiar unas condiciones sociales y de vida de una manera importante», dado que «la mayoría de la plantilla vive en Vigo».

Así, se ha negociado con la empresa un plus para los trabajadores de 110 euros mensuales, así como autobuses para el desplazamiento, además de instaurar una pausa de descanso de 12 minutos a mitad de la jornada que antes no tenían.

Igualmente, se prevén 28 prejubilaciones, por lo que habrá la conversión de 28 contratos de oficiales de segunda a oficiales de primera. Además, pese al cierre de la planta de Vigo y el traslado a Salvaterra, la plantilla conservará los festivos de la ciudad olívica, pues era una de las demandas que se hacían.

Pese a que el traslado de la plantilla se preveía inicialmente para antes del verano, «problemas para terminar la nave» en Salvaterra han llevado a que se aplace hasta comienzos de octubre.

Golpe industrial en A Mariña

En Celeiro, en Lugo, la situación es bien distinta, debido a los mayores problemas para negociar un traslado. En la misma jornada, la CIG emitía un comunicado en el que mostraba su rechazo al cierre de la planta conservera y reclamaba mantener la actividad y el empleo.

La central sindical apunta a que la compañía china Shangai Kaichuang, dueña de Albo, ha formulado el cierre de la planta en Celeiro y la destrucción de 45 puestos de trabajo directos –34 mujeres y 11 hombres–, así como otros 10 empleos por ETT durante las campañas. «Esta medida empresarial pondrá fin a más de 40 años de historia de la fábrica de Albo en Celeiro y supone el cese de la última conservera que quedaba en activo en la comarca», lamenta.

Expone que la empresa entregará este miércoles, 15 de junio, la documentación completa sobre el expediente a la representación social, pero la movilidad geográfica propuesta por la empresa «constituye otro duro golpe para la economía de la comarca«. El responsable de la CIG de A Mariña, Xorxe Caldeiro, avisa de que hablar de movilidad a más de tres horas y media de Celeiro es «un eufemismo», puesto que se trata de «un proceso tremendamente traumático en el que se cierra la planta de Celeiro y se deja en la calle a su personal».

«Fuera del mercado laboral»

El sindicato destaca además que el 80% del personal de la planta de Celeiro son trabajadoras con una edad media que supera los 50 años, así como un fuerte arraigo y vínculos familiares en A Mariña. Aseguran que, con esta operación, “se deja fuera del mercado laboral” a trabajadoras con una edad que dificulta la recolocación en otros sectores.

La CIG apunta que la propia compañía propietaria indica que la fábrica tiene carga de trabajo suficiente para ocupar a todo el personal y «económicamente es viable». «Tenemos el bonito, tenemos la merluza, pero no tenemos conservera«, apunta Caldeiro sobre una planta en A Mariña al lado de los puertos de Celeiro y Burela.

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp