Las marcas blancas, ganadoras silenciosas por el repunte de la inflación en Galicia

Un informe elaborado por el Obrvatorio social y cultural de la agencia BAP&Conde revela que la inflación y la crisis por el Covid-19 han alterado los hábitos de compra de la mitad de la población española

Imagen de la presentación del informe 'Consumo en tiempos de inflación', elaborado por el Obrvatorio social y cultural de la agencia BAP&Conde (ObserBAPtorio) este miércoles en A Coruña

Imagen de la presentación del informe ‘Consumo en tiempos de inflación’, elaborado por el Obrvatorio social y cultural de la agencia BAP&Conde (ObserBAPtorio) este miércoles en A Coruña

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La pandemia y la inflación modifican los patrones de compra de los consumidores gallegos. Así se desprende del informe Consumo en tiempos de inflación, elaborado por el observatorio social y cultural de la agencia BAP&Conde (ObserBAPtorio), que ha sido presentado en A Coruña este miércoles.

El fundador y director creativo de la agencia, Miguel Conde-Lobato, ha sido el encargado de dar a conocer las principales conclusiones de este estudio elaborado a partir de entrevistas a un total de 845 personas de toda España. Según ha desvelado durante el acto celebrado en la ciudad herculina, la mitad de la población ha modificado sus comportamientos de compra y entre el 2%8 y 46% de los encuestados gasta menos en ocio, bienestar y productos sostenibles que antes de la pandemia.

Las dificultades a nivel económico que han tenido lugar en los últimos años han llevado a que un 22% de las personas consultadas hayan moderado su consumo de frescos, un porcentaje que supera al registrado en los apartados de congelados y conservas.

“Ambos pueden ser una alternativa más práctica y económica, y representan una tendencia a seguir en alimentación para uno de cada cuatro consumidores, por detrás de los productos frescos, locales y low-cost”, ha subrayado Cristina Varela, coordinadora del estudio.

Además de este giro, la crisis por el Covid-19 y la escalada del precio de la cesta de la compra han llevado a que la implantación de las marcas blancas se encuentre en máximos históricos. No en vano, un 32,2% de los consultados ha declarado haber aumentado su consumo en los últimos tiempos.

Los consumidores se ajustan, de esta manera, el cinturón en el apartado de alimentación, pero, por el contrario, eleva su factura telefónica. En este sentido, casi el 30% de las personas consultadas gasta más que antes en datos móviles e internet. “¿Preferimos ahorrar en la compra para seguir viendo nuestras plataformas de streaming?”, se ha preguntado Varela tras constatar que una de las categorías que resiste el envite de la inflación son este tipo de plataformas. Así, un 48% de consumidores que mantienen sus suscripciones.

Más gasto en energía

Esta partida de gasto se eleva al igual que también lo hace la dedicada a energía y combustible. Según el informe elaborado por el observatorio social y cultural de la agencia BAP&Conde (ObserBAPtorio), alrededor del 25% de las personas encuestadas confiesa que ha incrementado su consumo. Una de las razones se encuentra en el mayor número de viajes de proximidad en coche y más dispositivos conectados en el hogar, explican los autores del estudio.

Además, los autores del estudio abordan también los distintos perfiles de la población a la hora de afrontar la situación actual. Sobre este punto, el informe identifica a Sanchos y Quijotes. “El mundo sigue dividido entre Quijotes y Sanchos. Los primeros ven gigantes donde hay molinos y mueren por combatirlos; los segundos ven molinos y tan contentos”, ha precisado Conde-Lobato en rueda de prensa, tras señalar que se trata de dos estrategias diferentes para vivir en el mundo de hoy, “tan idealizado”, a las que también deben responder las marcas comerciales.

El 60% de las personas consultadas prefieren “disfrutar de su realidad sin aspirar a tanto”, mientras el otro 40% hacen todo lo contrario: “Son soñadores y quieren aspirar a más”, tal y como ha explicado Conde-Lobato, que constata que la sociedad atraviesa “una era de decepción de la abundancia” que Conde-Lobato comparó con algo similar al síndrome de París. “Estamos desencantados al comprobar que esas chuches sociales con las que hemos idealizado nuestro mundo, haciéndonos creer que se puede conseguir todo lo que queremos, no son reales”, dijo, al tiempo que afirmó que las redes sociales son un “altavoz” de esta irrealidad y, por tanto, “un canal de frustración”.

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