Así cayó Orpea, el rival de DomusVi: “Las prioridades económicas eran incompatibles con las residencias de ancianos”

El Estado francés tendrá el control accionarial de la multinacional tras un rescate que ronda los 5.000 millones entre condonación de deuda e inyecciones de capital

Uno de los centros para mayores de Orpea en Madrid

Uno de los centros para mayores de Orpea en Madrid

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Un rescate que ronda los 5.000 millones de euros permitirá a la multinacional de los geriátricos Orpea mantenerse a flote tras una brutal crisis de reputación que descabalgó a toda su directiva y afloró una deuda insostenible para el grupo. La compañía, con un millar de residencias y centros de mayores y más de 60.000 trabajadores, debe 9.500 millones y perdió el año pasado el 93% de su valor en bolsa.

La publicación de un libro del periodista Victor Castanet precipitó la crisis en enero de 2022, apenas superado el golpe del Covid. La investigación relataba situaciones de maltrato a los usuarios y describía un sistema de racionamiento en material higiénico y en la alimentación para elevar la rentabilidad. La publicación de Les Fossoyeurs tuvo una gran repercusión en la prensa gala, cortocircuitó la llegada de nuevos usuarios a los centros de Orpea y derivó en una auditoría independiente, instada por accionistas del grupo, que confirmó la mayoría de lo relatado en el libro.

Vuelco en la cúpula

El entonces consejero delegado de Orpea, Yves Le Masne, cesó en febrero, unos diez días después de que Les Fossoyeurs llegase a las librerías. El consejo de administración se remodeló completamente en verano y tomó las riendas de la multinacional Laurent Guillot, como nuevo consejero delegado. Solo unos meses después, en noviembre, Orpea presentó un nuevo plan estratégico que admitía el grave problema de deuda y que planteaba redimensionar la compañía.

Entre otras medidas, identificaba activos inmobiliarios por valor de 1.000 millones para poner a la venta; proponía reducir al 20% el número de centros en propiedad en los que operaba el grupo desde el 47% actual; planteaba crear una sociedad patrimonial para dar entrada a socios; y preveía una revisión de mercados con la intención de identificar aquellos que son estratégicos y los que se pueden abandonar, reduciendo así también la plantilla de la compañía.

El actual rescate, liderado por la entidad pública Caisse des Dépôts (CDC), mantiene las líneas maestras del plan de Orpea, que cuenta con residencias en A Coruña y Lugo, además de otros 50 centros en España. A pesar de su intensa expansión por Europa, en el mercado español no está tan implantada como DomusVi, el líder del sector, o Clece, pero su red de centros supera a la de Ballesol o Sanitas.

El Estado francés toma el mando

La reestructuración de la deuda de Orpea se articulará a golpe de ampliaciones de capital y tendrá como consecuencia que CDC, un brazo financiero del Gobierno francés, tome el control accionarial del grupo, de la mano de otros tres acreedores con los que ha formado equipo: CNP Assurances y las mutuas MAIF y MACSF. Estos cuatro acreedores pasarán a tener el 50,2% de la compañía.

El acuerdo prevé una ampliación de capital inicial que permitirá borrar 3.800 millones de deuda mediante su conversión en acciones. Posteriormente, el grupo liderado por CDC inyectará 1.560 millones de liquidez en dos nuevas ampliaciones de capital.

El grupo espera que, tras estas operaciones, la deuda neta se rebaje en torno a un 60% respecto a cierre de 2022 y que el ratio de apalancamiento caiga por debajo de 6,5x en el horizonte de 2025.

El rescate o la quiebra

La subdirectora de políticas sociales del CDC, Laure de la Bretèche, explicó a Le Parisien los motivos por los que la financiera pública había decidido liderar el rescate de Orpea. «La empresa estaba amenazada de quiebra, por lo que no es ilógico que el Estado se interese por su futuro», dijo la representante de CDC, que también admitió que el sector de la vejez forma parte de los «ejes estratégicos» a largo plazo de la entidad.

“El caso Orpea demostró que ciertos excesos y ciertas prioridades económicas no eran compatibles con el mundo de las residencias de mayores. Hay que aceptar la inversión a largo plazo, que se priorice la calidad asistencial y la gestión del cuidado de las personas mayores”, añadió Bretèche aludiendo, aparentemente, a la expansión internacional del grupo de geriátricos que provocó también la actual losa de deuda.

«No se trata simplemente de responder a estos excesos sino de restituir lo esencial de lo que debe ser la misión de una residencia de ancianos: acogerlos en el momento final de su vida, cuidarlos de manera adecuada a su patología, apoyarlos ante el riesgo de desnutrición y prestar especial atención al placer de comer”, añadió.

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