El auditor tumba las cuentas de Leche Río

Jesús Lence presenta unas cuentas con 6,8 millones de beneficio que, a juicio del auditor, no reflejan el estado financiero real del primer grupo lácteo gallego

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“En mi opinión, las cuentas anuales adjuntas no expresan la imagen fiel del patrimonio y de la situación financiera de Grupo Leche Río a 31 de diciembre de 2016, ni de sus resultados y flujos de efectivo correspondientes al ejercicio terminado en dicha fecha, de conformidad con el marco normativo de información financiera que resulta de aplicación”. Así resuelve el auditor José Antonio Saavedra Vázquez el análisis de la cuenta de resultados del primer grupo lácteo gallego, que presentó unos beneficios de 6,8 millones en el pasado ejercicio, el segundo consecutivo con ganacias tras los números rojos registrados en 2014.

Desde aquel año, Jesús Lence emprendió una reestructuración que le permitiera volver a la rentabilidad, conteniendo de manera drástica el gasto y reduciendo el tamaño de la empresa, con la consiguiente diminución de la plantilla. La estrategia parece dar resultado, pues Leche Río ha conseguido con una cifra de negocio inferior –127,9 millones frente a los 147 millones de un año antes– incrementar tanto los beneficios como el resultado de explotación, que se situó en los 8,4 millones.

Esto fue posible gracias a un mejor resultado financiero, a la recuperación de 2,4 millones en provisiones y, sobre todo, a una destacada reducción de los gastos de explotación.

Patrimonio Neto: 120 millones en 2016 — 112 millones en 2015

Cifra de Negocio: 127,9 millones en 2016 — 147 millones en 2015

Resultado de Explotación: 8,4 millones en 2016 — 7,4 millones en 2015

Resultado de Ejercicio: 6,8 millones en 2016 — 4,6 millones en 2015

Pero este balance tiene al menos dos manchas. La primera, que en tres años Leche Río ha reducido en casi 100 millones su cifra de negocio, que alcanzaba los 226 millones en 2013. La segunda, la opinión desfavorable del auditor.

José Antonio Saavedra Vázquez justifica su postura al detectar incumplimientos respecto a las normas de valoración contable y al no poder chequear determinados aspectos del grupo, como las existencias, la vida útil de los activos o el libro de actas de la junta de accionistas.

En tres años, Leche Río ha reducido casi a la mitad su cifra de negocio, pasando de 226 millones a 128 millones

La auditoría no se encarga de medir la solvencia de un grupo, sino de garantizar que los estados contables que presenta se corresponden con la realidad. Sobre estos, el auditor puede incorporar salvedades, por ejemplo, cuando estima que el patrimonio o el activo están infravalorados o sobrevalorados. Sin embargo, en esta ocasión, considera que el balance de Leche Río no se corresponde con la realidad contable de la empresa y enumera los puntos críticos.

Señala que “la sociedad no ha aplicado en el ejercicio 2016 las normas de registro y valoración para la contabilización del Impuesto de Sociedades, y por ende, la valoración de los activos y pasivos, en general, es efectuada tomando en consideración la base fiscal, lo que supone un incumplimiento de la norma de registro y valoración de los activos y pasivos por impuesto corriente y diferido”.

Apunta una segunda incorrección contable. “Durante los ejercicios 2005, 2006 y 2013, respectivamente, la sociedad procedió a la revalorización voluntaria de activos materiales. El marco de información financiera aplicable no contempla la posibilidad de revalorización voluntaria del inmovilizado material, sin perjuicio de la aplicación puntual de una actualización de balances legalmente aprobada”, asegura el auditor.

El auditor considera que el patrimonio neto de Leche Río debería reducirse en más de 54 millones

La tercera incorrección afecta directamente al patrimonio neto, que, según la auditoría, debería reducirse en 54 millones sobre los 120 millones que declara Leche Río. Esto es debido a que, durante el ejercicio 2013, el grupo procedió a reconocer elementos del inmovilizado intangibles. “Conforme al marco normativo de información financiera, la generación interna de marcas no pueden distinguirse del coste de desarrollar la actividad empresarial en su conjunto, y el resto, no existiendo un mercado activo de referencia, sin fiabilidad en la estimación de los rendimientos económicos en el futuro de los mismos, no cumplen la definición de activo para su reconocimiento inicial”, explica el informe del auditor.

En el ejercicio anterior, correspondiente al año 2015, el auditor fue el economista Víctor Sánchez López, que emitió una opinión favorable de las cuentas. Saavedra, sin embargo, enmienda los números de Jesús Lence y añade que la empresa no le permitió “ acceso al libro de actas de la junta de accionistas u otra información adicional” que permitiera “obtener evidencia adecuada y suficiente de que todos los acuerdos adoptados se reflejan adecuadamente”.

El auditor señala que Leche Río no le permitió acceder al libro de actos de la junta de accionistas

“A la fecha de emisión de este informe no he recibido la preceptiva carta de manifestaciones de la dirección de la Sociedad manifestando su responsabilidad en la preparación de las cuentas anuales adjuntas, así como que reflejan adecuadamente la totalidad de las transacciones realizadas hasta el 31 de diciembre de 2016”, destaca.

Respecto a las existencias, el auditor matiza que no asistió al recuento. “Fui nombrado auditor de la sociedad el 23 de diciembre de 2016, por lo que no presencié el recuento físico de las existencias al inicio del ejercicio. No he podido satisfacerme por medios alternativos de las cantidades de existencias a 31 de diciembre de 2015. Puesto que las existencias iniciales influyen en la determinación del resultado y de los flujos de efectivo, no he podido determinar si hubiese sido necesario realizar ajustes en el beneficio del ejercicio”.

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