Be Happy, Be Cente

Sea el futbol, la religión o las soluciones a los problemas sociales y económicos, utilizar púlpitos públicos para extender los prejuicios no suele resultar muy convincente

Vicente del Bosque / Reuters

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Vivimos, a pesar de las circunstancias, en la época de la búsqueda a ultranza de la felicidad; aún a riesgo de contagiarnos. A poco que navegues por redes como Linkedin, las buenas intenciones salen por doquier, asaltando a los cenizos con todo tipo de razones para estar, obligadamente, contentos. Dado que resulta considerarse como una red profesional (en realidad, se ha convertido más en una especie de ¡HOLA! de la gestión empresarial. Para determinadas categorías sociales, salir en la revista que refleja “la espuma de la vida”, sigue siendo un privilegio obligado, espoleadas por “¡Te vi en el ¡Hola!”), abundan y mucho las reflexiones, los gurús, las referencias, pero, sobre todo, videos, memes y frases inspiradoras (¡pero a quien se le ocurrió esto de la inspiración! En fin, ¡tragamos con todo!). A veces olvidamos que tenemos mucho más cerca referencias patrias considerablemente más consistentes y que nos aleccionan con reflexiones bastante más sesudas.

Gestión inspiradora.

En la Eurocopa del 2008, Croacia iba ganando 1-0 a Turquía, habiendo marcado en el último minuto de la prórroga. Su entrenador, Slaven Bilic, salió corriendo a abrazarse con sus jugadores, pero un saque de centro de los turcos tuvo la fortuna de convertirse en gol y, por avatares de la fortuna, en la tanda de penaltis, perdieron los croatas. Para quien esto relata en una entrevista reciente, un muy reconocido responsable de equipos, el control de las emociones resulta esencial: “No puedes estar todo el rato protestando y alterado, es mi forma de entender la profesión”.

En cualquier lado, el que es menos dogmático y más de convencer que de imponer siempre logra mas éxitos

Asentado ya el coaching como soporte de la dirección, un responsable es visto ya más como un entrenador formativo, priorizando la educación, sostenida en unas buenas relaciones personales. “Sin un clima laboral adecuado, no vas a ganar. Pero, dicho esto, me gusta que haya una organización de juego, mis equipos no salían a ver que pasa”. En la empresa a la que dedicó treinta y cinco años de buen hacer profesional, aprendió valores como la austeridad, la discreción, el sentido de pertenencia y, sobre todo, la bondad. Y a detectar talento y a cuidarlo, puliendo la cantera que se dice, fue la impagable labor a la que dedicó 17 años de su vida profesional. Siempre con buenas palabras y juicio cordial, gestor reconocido de la pobreza, preguntado sobre aquello que caracteriza el buen hacer de los profesionales de su actividad, considera que en su antigua empresa “y en cualquier lado, el que es menos dogmático y más de convencer que de imponer siempre logra mas éxitos”.

Mostacho para la eternidad.

Por cierto, y para que no se me olvide. Lo planteado hasta ahora está reflexionado por un caballero que ganó una Copa del Mundo, la Eurocopa y la Champions, un profesional reconocido en lo suyo y responsable de una gran cantidad de equipos, con estrellas y sin estrellas. Viniendo desde el propio césped de juego y habiendo conocido todos los estadios previos a su encumbramiento, siempre se ha caracterizado por una contagiosa serenidad, incluso flema, así como por su trato cordial y humano, apostando de modo continuo al color de la concordia. Muestra de flexibilidad y cordura salmantina, su vida personal se completa teniendo la misma pareja a su lado desde su enlace, un hijo con síndrome de Down, con todo lo que ello enseña y habiendo llegado a su máxima responsabilidad profesional con 57 años, todo un ejemplo de utilización eficaz de sabiduría senior. Este caballero, también con título nobiliario, se llama Vicente del Bosque, el señorío con bigote.

Golpecitos a una pelota.

Pero siempre hay alguna voz discordante, repleta de verdad, acompañada de un mohín de desprecio, que considera que el futbol, por puro cerril desconocimiento, es “11 hombres que dan toquecitos a una pelota” como arrogantemente espetó la diputada de En Común Podem Aina Vidal, proponiendo así una vacuna contra el virus fascista balompédico, amparándose, como no desafiante y en jarras, en un auto nominado “sentido común pandémico”. Sea el futbol, la religión o las soluciones a los problemas sociales y económicos, utilizar púlpitos públicos para extender los prejuicios no suele resultar muy convincente. Habría que documentar a algunos, más bien a alguna, que no solo hemos pasado el siglo XIX completo, sino también el XX. Y, además, que ahora, el futbol, soberano, ya no es solo “cosa de hombres”. ¡Que rancio!

El gran problema de la izquierda no es, como dicen algunos “reflexionadores” de la derecha, creerse que están en posesión de la verdad (eso que llaman pomposamente “la superioridad moral de la izquierda”); lo es creer que lo estén SIEMPRE. Y eso, es dogma.

P.D: “Yo me limito a ser quien soy, nunca me han impuesto nada. Estamos muy necesitados de concordia en esta sociedad, que mucha gente de la que va a misa todos los días tenga también generosidad y comprensión con los demás, que no pasa nada, que no tenemos que llevar razón siempre ni despreciar al que piensa distinto. En fin…” Vicente del Bosque, marqués de Del Bosque, a pesar de que él no le de mayor importancia: “no me siento especial, sólo afortunado”.

Y aún hay quien piensa y dice que el futbol es sólo un deporte…

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