Empatía social

Nadie está siendo capaz de explicar bien la situación del sector eléctrico, ni siquiera los muchos expertos de la Sexta ni, por supuesto, el abstruso recibo de la luz

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera / EFE

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Época de neologismos, construimos los conceptos a partir de las nominaciones, bien al contrario de cómo debiera ser. Las dosis de las vacunas son pautas, ver la vida desde la opción sexual es perspectiva de género, los habitáculos invivibles eran soluciones habitacionales y hasta tenemos un Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Y se nota bien, porque en toda transición, y en España lo sabemos de primera mano por nuestra Transición (esta con mayúscula), pasan cosas nuevas a las que hay que dar nombre. Incluso tuvimos un Ministerio de Relaciones con el Sindicato (este en singular) y, más cercanamente, una Secretaría de Estado de Cambio Climático, presidido por la propia Teresa Ribera Rodríguez, hoy ministra del ramo.

Política Energética machadiana

Se supone que una transición consiste en un tránsito de un lugar a otro. De toda la vida. De este modo, habría que saber desde donde partimos y, al menos, hacia donde vamos. Si la transición es ecológica, se supone también que hacia donde vamos no es el propio camino, sino el final de algún sendero; luminoso. Bien es cierto que Machado ya nos anunció que “se hace camino al andar”, con lo cual, el tránsito debe de ser el camino, el andar mismo y quizás el final. En fin, un alarde de parte contratante de la primera parte que ni Groucho Marx lo hubiera revuelto mejor.

Simplificando, que no sabiendo bien ni enunciar el motivo institucional del Ministerio, poco se podía esperar de su gestión. La Política Energética (eso, con mayúsculas) de cualquier país tiene que ser Cuestión de Estado (también con mayúsculas) y, por lo que parece, ni política ni energética (estas ya, con minúsculas). Por todo ello y dado que nadie está siendo capaz de explicar bien tanto la situación del sector eléctrico, ni siquiera los muchos expertos de la Sexta, ni, por supuesto, el abstruso recibo de la luz, en aras de la claridad, vamos a acudir a un auténtico experto, alguien clarito clarito, nítido, con ejemplos rotundos que nos ilumine, nunca mejor dicho, con su prosopopeya: el mencionado Groucho Marx (para que nadie se pueda sentir agraviado/a en el Ministerio de Igualdad, no, no es hermano de Karl. Ni tampoco su primo, no. Lo delata el puro).

Citadme diciendo que me han citado mal.

Para nuestro gobierno, cuando nos lleguen los recibos de la luz y después del momento irritación, que podamos entenderlos, acudimos a conceptos fundamentales de política energética española alumbrados por Groucho Marx:

  • Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
  • Ministra de Transición Ecológica: “Si eres capaz de hablar sin parar, al final te saldrá algo gracioso, brillante e inteligente”.
  • Transición Ecológica: “¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?”
  • Política Energética: “Damas y caballeros, estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros”.
  • Sector Eléctrico: “No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo”.
  • Recibo de la luz: “¿A quién va a creer usted, a mi o a sus propios ojos?”.
  • Empatía Social: “Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”.
  • AELEC (Asociación de Empresas de Energía Eléctrica): “Nunca pertenecería a un club que admitiera como miembro a alguien como yo”.
  • Solución energética: “Lo malo de hacer sugerencias inteligentes es que uno corre el riesgo de que se le asignen para llevarlas a cabo”.
  • Precio de la luz: “Solo lo barato sale caro”.
  • Marco regulatorio: “Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no lo conozco muy bien”.
  • Pobreza energética: “Yo me he esforzado para llegar desde la nada a la pobreza extrema”.
  • Megavatio/hora: “Hay muchas cosas en la vida más importantes que el dinero. ¡Pero cuestan tanto!”.
  • Máximos históricos: “El secreto del éxito se encuentra en la sinceridad y la honestidad. Si eres capaz de simular eso, lo tienes todo hecho”.
  • Previsión sobre el aumento del coste de la luz: “Si un gato negro se cruza en tu camino, eso significa que el animal va a algún sitio”.
  • Futuro del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico: “No mire ahora, pero en esta habitación sobra alguien…, y me parece que es usted”.

Como ya es bien sabido, muchas de estas frases son meras atribuciones al ingenioso bigotudo no necesariamente ciertas; incluso resulta muy festejada la anécdota del epitafio que yace sobre el sepulcro de Groucho, “perdonen que no me levante” (por cierto, es falsa; Groucho fue incinerado y su tumba tienen una placa dorada con su nombre en el Eden Memorial Park en Los Ángeles); pero hay otra menos conocida que viene muy al caso. Con motivo de un homenaje a su persona y personaje, ante la insistencia del presentador, que se regodeaba en sus muchos méritos, Groucho, un tanto cansado ya, se levantó de su asiento y comenzó a aplaudir antes de que su introductor finalizase. Festejado por todo el público, este también se irguió al completo y, como no, también aplaudió.

En una última comparecencia en el Congreso como la de la ministra ante la Comisión Extraordinaria correspondiente sobre la situación de la subida del precio de la luz, dada su capacidad demostrada para distribuir la energía negativa a diestra y siniestra, alguien debería, eso sí, empáticamente, haberse levantado y aplaudido, casi ya desde el principio.

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