¿Quo Vadis Europa?  (y III)

Tercera y última de las tres entregas de las reflexiones de Fernando González Laxe sobre el papel a desempeñar por la UE en el nuevo tablero internacional, expuestas ante la Real Sociedad Económica de Amigos del País

Decía Jordi Sevilla que “Europa es el botín que quieren repartirse Trump, Putin y Xi” (Cinco Días, 20 de enero, 2025). Sin tecnología puntera, ni industria competitiva, ni fuerza militar, ni materias primas estratégicas, los tres líderes mundiales coinciden en que Europa posee una elevada capacidad adquisitiva, pero debe desaparecer como referente internacional; esto es, sin políticas de bienestar, valores y principios democráticos; por lo que instigan una fragmentación de la Unión Europea.  Da la sensación que Europa camina en sentido contrario, pues necesita convertirse en un sujeto político común, con liderazgo y con una buena hoja de ruta. Y ninguno de estos aspectos se consolidan y las respuestas ante las otras grandes potencias son de mucha tibieza y cada país negociando por su cuenta.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apuntó en Davos (enero 2025) que una de sus prioridades es la “necesidad de avanzar hacia la conformación de un verdadero mercado común de capitales; una reforma en el sector energético y la agilización de la burocracia para facilitar el emprendimiento en sectores innovadores”. Sin embargo, estas propuestas chocan con la falta de acoplamiento de las 27 legislaciones nacionales diferentes y la inexistencia de un marco regulatorio armonioso. Tal fragmentación es, asimismo, constatable en la legislación laboral, empresarial y regímenes impositivos.

Días más tarde, se publica la Comunicación de la Comisión Europea titulada “A Competitiveness compass from the EU” (COM,2025,30 final) en donde se expone la nueva doctrina económica con la que la UE aspira a competir con EE UU y China. Las principales novedades de dicha nueva hoja de ruta o brújula se centran en los siguientes puntos: a) dar prioridad a las empresas y productos europeos frente a las de terceros países en las licitaciones públicas; b) una apuesta por la reducción de las cargas burocráticas y simplificación administrativa; c) la unificación de licencias; d) la transición verde; y e) el impulso a la innovación. A juicio de Von der Leyen, “ha llegado el momento de pisar el acelerador y actuar con unidad para plantar cara a grandes competidores internacionales que se benefician de condiciones desiguales, subvenciones poco transparentes o políticas de apoyo que provocan un exceso de producción estructural”. Su aplicación pasa por tres palancas: simplificar, invertir y acelerar nuestras prioridades económicas.

Escenarios de futuro y recomendaciones

La realidad de los próximos años es probable que se aproxime a los elementos que definimos en los escenarios propuestos. Aunque, a decir verdad, la irrupción de acontecimientos imprevistos y shocks exógenos pueden llegar a cambiar la futura realidad. No obstante, a riesgo de equivocarnos, planteamos cinco escenarios posibles: un pacto entre potencias; un escenario de guerra; un mundo anárquico sin líderes; una globalización sin el dominio de EE UU; y un escenario en el que prime el concepto trumpista de America First.

ESCENARIOSRASGOS PREDOMINANTES
Un  nuevo gran pacto de potenciasGran determinación sobre cómo evitar la guerra entre potencias. EE UU llega a un acuerdo con Rusia y China: EE UU concede tácitamente a Rusia y a China esferas de influencia en sus regiones. EE UU se concentra en su propia región, presionando a México y Canadá. Mantiene su aspiración sobre Groenlandia y el Canal de Panamá. Flexibilización de las restricciones tecnológicas y los aranceles sobre China a cambio de que este país compre productos americanos. Cierre de acuerdos preferenciales para ciertas empresas americanas en suelo chino. Europa tendrá que defenderse por su cuenta.
Guerras por accidentesLos aliados occidentales tienen guerras comerciales entre ellos. La inestabilidad política se extiende por Europa con el ascenso de fuerzas populistas simpatizantes de Trump y de Putin. Se acuerda alto el fuego en Ucrania, pero existe un temor generalizado en Europa. EE UU no se dispone a defender a sus aliados. Algunos países, aprovechando el caos occidental, lanzan acciones similares en Asia y Europa. Las democracias se ven arrastradas al conflicto.
Anarquía en un mundo sin líderesTanto EE UU, China, Rusia y la UE evitan el conflicto directo, pero las políticas de Trump en materia de comercio, seguridad e instituciones crean un vacío de liderazgo. El crecimiento económico se ve debilitado por las guerras comerciales. Los conflictos civiles en países africanos se intensifican. La ONU se ve debilitada por la rivalidad entre las grandes potencias y no posee poder para intervenir. En su lugar, la competencia de potencias regionales por potenciar sus ventajas y recursos alimentan los conflictos. Los partidos políticos populistas, que desprecian la democracia liberal, prosperan en una atmósfera de inestabilidad social y económica.
Globalización sin EE UUEE UU se refugia en su territorio con altos aranceles y abandona la Organización Mundial del Comercio (OMC). El resto del mundo responde a la autarquía americana acelerando su interdependencia económica. La UE ratifica nuevos acuerdos comerciales con Mercosur y firma acuerdos con India y China. Europa abre sus mercados a los vehículos eléctricos y tecnología verde de China a cambio de que estos instalen fábricas en Europa. Se acentúa la integración de los países SUR-Global con China y se asiste a un relanzamiento de los BRICS.
America First (Primero América) triunfaLa inversión se dirige a EE UU, aumentando su liderazgo tanto en tecnología como en financiación. Los europeos y japoneses aumentan drásticamente su gasto en defensa para poder disuadir las agresiones rusas y chinas. Los aranceles americanos reducen el crecimiento chino, lo que sume al sistema chino en crisis. El prestigio de Trump se dispara dentro y fuera de EE UU. Los liberales americanos son acallados e intimidados. El mercado bursátil alcanza máximos.

En conclusión, se vislumbra una reconstrucción poliédrica del marco general, vinculado a un juego de probabilidades y de deseos. La gran dificultad radica en cómo se van a desarrollar las tensiones y las acciones tendentes a armonizar y consolidar un nuevo orden mundial aceptado por la gran mayoría de países, personas e instituciones.

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