Un país que se proyecta desde sus ciudades
Nuestro territorio se articula en un sistema poliurbano equilibrado, formado por siete grandes áreas urbanas con perfiles demográficos, productivos e identitarios diferenciados, pero interdependientes

En un tiempo marcado por los discursos de la pérdida —la pérdida de población, de centralidad, de peso político o industrial— resulta necesario cambiar el enfoque y preguntarse con radicalidad: ¿qué Galicia está realmente emergiendo tras el telón de las estadísticas? ¿Qué país estamos dejando de ver cuando nos dejamos llevar por los tópicos de la ruralidad, envejecimiento y el carácter periférico?
El Atlas Urbano de la Sostenibilidad nace precisamente de esa voluntad: pensar Galicia desde lo que ya es. Y la realidad, es que Galicia es ya un país urbano. No un país que avanza hacia la urbanización, sino un país que ya se estructura en torno a sus ciudades y grandes áreas urbanas, aunque no siempre gozan del reconocimiento o la importancia que merecen desde la perspectiva del estudio y el análisis.
La singularidad de la Galicia urbana reside en una realidad de enorme potencial: no existe una única gran ciudad hegemónica, como ocurre en muchas otras regiones europeas. Por el contrario, nuestro territorio se articula en un sistema poliurbano equilibrado, formado por siete grandes áreas urbanas con perfiles demográficos, productivos e identitarios diferenciados, pero interdependientes. Desde A Coruña hasta Vigo, pasando por Santiago, Ourense, Lugo, Pontevedra o Ferrol, Galicia es ya una constelación de ciudades vivas y dinámicas, que compiten y colaboran, que conservan personalidad propia y que, bien enfocadas, pueden funcionar como motores de una nueva etapa de crecimiento sostenible y cohesión territorial.
A lo largo de estos meses de análisis, cruce de datos, interpretación territorial y reflexión estratégica, hemos confirmado que las dinámicas de vivienda, movilidad, empleo, cultura o innovación son comunes a las diferentes áreas, toda vez que existe una Galicia a dos velocidades: la del eje Vigo-Coruña – que incluye Pontevedra y Santiago – y la siempre singular Ferrol o las cabeceras interiores, Lugo y Ourense.
Existe una oportunidad histórica: hacer país desde las ciudades
Las tensiones del mercado de la vivienda, el tejido empresarial o el turismo no son un fenómeno anecdótico: son la evidencia de un nuevo punto de partida para el conjunto de Galicia. La revalorización de las zonas bien conectadas, la fragmentación de las unidades familiares, la llegada de nuevos residentes y el aumento del turismo urbano están redefiniendo las prioridades de las políticas públicas. Y, por primera vez en mucho tiempo, observamos un consenso político e institucional — aunque sea implícito— en torno a la necesidad de actuar: ayuntamientos, Xunta y Estado entienden que la vivienda, la movilidad y la industria ya no pueden quedar al margen de la agenda.
Existe, por tanto, una oportunidad histórica: hacer país desde las ciudades. Convertirlas en espacios que no solo retengan población, sino que la atraigan. Que no solo respondan a la urgencia del presente, sino que proyecten un horizonte a largo plazo para fijar talento, innovar, reindustrializar con cabeza y construir una identidad urbana gallega contemporánea que nos sitúe como lo que ya somos: una de las regiones más dinámicas de la península.
Nuestro trabajo —de investigación, análisis y formulación estratégica— ha ido siempre en esa dirección: proporcionar herramientas para entender Galicia desde lo local, desde las áreas urbanas y metropolitanas donde ya vive la mayoría de la población. A través de la selección de indicadores clave y el análisis de los datos, hemos confirmado una serie de conocimientos y enseñanzas que refuerzan las bases para una narrativa diferente: una Galicia tiene un potencial inmenso para reivindicar su capacidad para liderar, desde lo local, los grandes retos de nuestro tiempo a escala europea.
Hoy sabemos que es posible. Que hay materia prima. Que existe tejido social, capital humano y voluntad técnica en las administraciones. Que las ciudades gallegas, con apoyo mutuo y visión, pueden ser parte de la solución al declive demográfico y no solo la expresión más visible del mismo. La clave está en cómo las conectamos, cómo les damos voz y, sobre todo, cómo diseñamos políticas urbanas y territoriales pensadas para los retos que ya tenemos ante nosotros.
Este informe es sólo una pieza más que quiere contribuir a ese cambio de paradigma. Galicia tiene potencial —y tiene urgencia. Este tipo de trabajo nos hace estar del lado de las propuestas, de la visión y de la confianza en un país que, aunque a veces lo olvida, lleva años reinventándose sí, desde lo urbano.