La derrota de Calviño refuerza a Sánchez como árbitro ante Iglesias

El presidente del Gobierno blinda a la vicepresidenta económica para que mantenga el pulso con el vicepresidente segundo

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Pedro Sánchez intenta extraer alguna lectura positiva de la derrota de Nadia Calviño en la carrera para presidir el Eurogrupo. Sabe de sobras que el fiasco ha alegrado al gran enemigo de Calviño en el Gobierno, Pablo Iglesias, pero no está dispuesto a dejarla en una situación de debilidad frente al vicepresidente segundo. Al contrario.

El presidente del Gobierno se ha apresurado a blindar a Calviño en el gabinete, entre otras cosas, para que esté en condiciones de sostener el pulso que libra con Iglesias desde que el ejecutivo de coalición echó a andar. «Calviño va a asustar a la gente de izquierdas», llegó a decir el líder de Podemos sobre la ahora vicepresidenta durante la última campaña electoral, cuando Sánchez anunció que sería la responsable económica de su gobierno.

La beligerancia de Iglesias con Calviño —y viceversa— satisface de algún modo a Sánchez y al conjunto de los socialistas. Un dirigente hace esta reflexión: «Todos podemos medirnos por el tamaño de nuestros adversarios. Y el adversario de Iglesias hace tiempo que dejó de ser Sánchez. Es Calviño. Es decir, que su liga ya no es la de medirse ante el líder».

Dicho de otra forma, al presidente del Gobierno no le irrita particularmente la anidmaversión entra uno y otra porque le permite colocarse como árbitro de las rivalidades internas de del ejecutivo.

Iglesias, a la baja

En realidad, los socialistas aseguran sentir cada vez menos preocupación por las ofensivas de Iglesias y de Podemos, a quienes ven en una situación cada vez más comprometida.

«Hoy (por este viernes) salen con todo esto de la utilidad de la monarquía y el otro día con Felipe y con el GAL porque buscan alguna bandera que levantar. Porque Iglesias tiene problemas con el caso Dina, porque las elecciones de este domingo en País Vasco y Galicia no pintan bien para ellos y porque de alguna manera tienen que animar a su gente», dicen voces socialistas sobre la evolución de sus socios de gobierno.

¿Está Iglesias en condiciones de dar algún golpe de efecto y de forzar algún cambio de ministro dentro de su espacio de poder? «Rotundamente no. En primer lugar porque Sánchez no va a tocar a nadie de los suyos y, por tanto, no permitirá que haya cambios del otro socio de gobierno para dar golpes de efecto. Pero es que igualmente Iglesias ni puede tocar a Castells (ministro de Universidades) porque es una cuota de Ada Colau, ni puede tocar a Garzón (ministro de Consumo) porque es la cuota de Izquierda Unida, ni puede tocar a su pareja (Irene Montero), claro», dicen fuentes socialistas.

Así las cosas, a Iglesias no le queda otra que abrir el paraguas y aguantar el chaparrón con el caso Dina y esperar a tiempos mejores para dar cuerda a su discurso del «escudo social» frente a la coronacrisis. Entretanto, conviene agitar el debate sobre la monarquía, sobre el ingreso mínimo vital o sobre la memoria histórica.

Sánchez, Merkel, Macron

Sánchez, por su parte, intentará resarcirse la semana que viene del fiasco internacional de este jueves con el asalto al Eurogrupo. A una semana de que se celebre el Consejo Europeo que debe negociar el fondo de recuperación y el marco financiero plurianual, Moncloa asegura que lo ocurrido con Calviño o no condiciona «en ningún caso» la discusión sobre el multimillonario cheque.

Recuerdan que el fondo y el presupuesto plurianual lo tienen que negociar y acordar los jefes de Estado y de Goierno de toda la UE y que, por tanto, no es asunto que competa a los ministros de economía de la zona euro -(los que conforman el Eurogrupo).

Y aquí Moncloa intentará sacar pecho. Los socialistas, pese al fracaso de Calviño, se lamieron este viernes las heridas subrayando que perdieron la votación teniendo a su lado a Alemania y Francia. «Esos son los socios de España, nada más y nada menos. Y si alguien piensa que la rebelión de los países pequeños con la votación del Eurogrupo no va a tener consecuencias es que no conoce cómo funciona Europa», dicen los socialistas.

En esas está Sánchez, tratando de lucir de alguna forma en Europa porque este domingo, tras las elecciones vascas y gallegas, no tendrá mucho a que dar brillo y, por tanto, piensa asomarse ante la opinión pública. El presidente quiere que los comicios pasen de largo cuanto antes y, cuando le pregunten, tiene previsto refugiarse en algún leve avance en ambas comunidades.

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