Así fue la negociación frustrada entre PP y Vox en Extremadura: el órdago de María Guardiola

Las negociaciones con los Abascal se encallan el lunes cuando se filtra el contenido del acuerdo para la Mesa de la Asamblea, por la noche el PP trata de enmendar pero Vox les responde con la reclamación de una vicepresidencia. El bloqueo aboca a repetición electoral

María Guardiola, presidenta del PP extremeño, en la rueda de prensa de este martes tras la constitución de la Asamblea de Extremadura.

María Guardiola, presidenta del PP extremeño, en la rueda de prensa de este martes tras la constitución de la Asamblea de Extremadura.

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«Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando los inmigrantes, a quienes despliegan una lona y tiran a la papelera la bandera LGTBI, por respeto a esta tierra y por respeto a todos aquellos que han pedido cambio, he hecho absolutamente todo lo que estaba en mi mano pero les puedo asegurar que mis promesas y mucho menos mi tierra son moneda de cambio de nada».

Con estas palabras, María Guardiola, presidenta del PP de Extremadura y la candidata que en las pasadas elecciones autonómicas empató a escaños (28) con el PSOE de Fernández Vara (incapaz de gobernar porque no suma mayoría a su izquierda) rompía este martes las negociaciones con Vox tras negarse a ceder a las presiones del partido de Santiago Abascal de entrar en el Gobierno extremeño. En sus negociaciones, el PP no le estaba ofreciendo a Vox consejerías, pero sí pretendía cederle la presidencia de la Mesa de la Asamblea Extremeña, oferta que se hace llegar a los medios a lo largo del lunes. La filtración tensa a Vox.

En la noche del lunes, en la víspera de la constitución del parlamento autonómico, el PP ofrece además una secretaria de la Mesa del parlamento autonómico y el senador por designación autonómica que, por número de votos, le corresponde al PP y no al partido de Abascal. El órdago va a más. Hay que salvar los muebles, ceder pero no claudicar.

Es en vano. Los de Abascal están indignados con la filtración: quieren entrar en el Gobierno extremeño. O es sí o es nada. Y nada es lo que la ultraderecha ha obtenido en la votación de la Mesa del Parlamento tras la constitución de la Asamblea extremeña.

Punto para el PP aunque, por ahora, el partido no está ganado.

Antes de que Vox entre en el Gobierno extremeño, el PP de Guardiola prefiere forzar una repetición electoral. Su equipo asegura que, con la actual situación de respaldo mediático y social, el PP puede pasar de 28 a 32 diputados y alcanzar la mayoría absoluta.

Con un discurso medido, que subraya su condición de defensora de los avances sociales que pasan, en su caso por el derecho al aborto, las políticas contra la violencia de género y los derechos LGTBI, María Guardiola se ha erigido en las últimas horas como el verso libre dentro de las filas del Partido Popular, una mujer que no se pliega a las peticiones de Vox y excepción en el mapa de dirigentes políticos de su partido que en todo el territorio han abrazado los postulados de la ultraderecha merced de unos acuerdos que, de fondo, tensionan la estrategia de Feijóo de cara al 23J.

«No voy a regalar consejerías ni voy a entrar en batallas culturales ya superadas porque de lo que se trata es de gestionar el futuro de los extremeños. Porque yo creo en una Extremadura inclusiva, moderna y respetuosa». Estas palabras rechinan en Génova. Según ha podido saber Economía Digital, en el equipo de campaña no sabían o no querían pensar que el órdago iba a llegar tan lejos. Aunque en público hayan bendecido la operación en las últimas horas, en privado se echan las manos a la cabeza por el órdago de una dirigente política desconocida hasta el pasado verano que desde el 28M no ha parado de acrecentar su figura pública. La estrategia tiene una lectura inmediata: ha enmudecido por completo al PSOE de Extremadura, noqueado tras la pérdida de poder institucional.

Como antiguo barón autonómico, Feijóo tiene pleno respeto a las decisiones de los territorios, pero la senda de Guardiola se entiende como una enmienda o una llamada de atención a que la dirección nacional no arrolle políticas de Estado ante la ultraderecha. En la sede del PP hay, a día de hoy, divisiones. Han sido muchas las llamadas recibidas para presionar a lo largo de los días para que el PP de Extremadura ceda ante Vox. Borja Sémper, portavoz de campaña del 23J, es de los pocos dirigentes que directamente han felicitado la estrategia llevada hasta la fecha por Guardiola.

La primera consecuencia del órdago de este martes es que la socialista Blanca Martín ha sido elegida presidenta de la Asamblea de Extremadura, cargo que ya ocupó en la pasada legislatura, en segunda votación y por mayoría simple y que el PSOE tiene control absoluto sobre la Mesa y en su mano está los tiempos de la cámara. Martín ha recibido el apoyo de los 32 diputados autonómicos del PSOE (28) y Unidas por Extremadura (4); el PP ha presentado y votado a su propio candidato, Abel Bautista (con 28 votos) y los cinco diputados de Vox han votado a favor del nombre propuesto por esta formación, Ángel Pelayo Gordillo.

La segunda consecuencia, una vez que se da por hecho que el presidente Vara se va a presentar a una investidura fallida ya que no suma mayoría a su izquierda, será la repetición de las elecciones autonómicas, que habrían de convocarse después de las generales del 23J para que las urnas se abran, de nuevo, a mediados de noviembre. Desde hoy, la presidenta de la Asamblea de Extremadura tiene 15 días para proponer candidato a la Presidencia de la Junta. El primer debate de investidura se celebrará antes del 20 de julio y si en dos meses no hay presidente se disuelve la Cámara.

Como alternativa a abrir de nuevo las urnas, el PP pide en estos momentos que el PSOE se abstenga para que pueda gobernar en solitario pero, en puridad, el ganador de las elecciones es el PSOE de Fernández Vara, con los mismos escaños pero 6.000 votos más en su haber. La realidad es que desde la noche del 28M el PSOE asumió la derrota: Fernández Vara compareció cabizbajo aquella noche en la sede de su partido asumiendo el resultado de las urnas, llamó a Guardiola por teléfono y la felicitó por el resultado.

Al día siguiente, Pedro Sánchez convocó elecciones generales y obligó a Vara a abortar su regreso a su plaza de médico forense y a que se fajara en levantar el ánimo de su territorio. Lo del PP con Vox, decían en el PSOE, está hecho, todo esto es «paripé». Vara, desde esa fecha, prácticamente ha desaparecido del mapa mediático. La amenaza de Guardiola de ir de nuevo a elecciones les ha dejado absolutamente descolocados.

¿Pero qué ha pasado hasta llegar aquí? Economía Digital reconstruye las negociaciones que han movido el tablero a dos bandas -PP y Vox- como antesala de las generales donde Feijóo se la juega.

Cuando Guardiola dice de que ha hecho «absolutamente todo» lo que estaba «en su mano» se refiere a las intensas negociaciones que se mantuvieron hasta bien entrado el lunes por la noche entre Ángel Pelayo, candidato de Vox, y Abel Bautista, secretario general del PP en Extremadura y candidato a la presidencia de la asamblea autonómica.

Visto el bloqueo de las conversaciones, Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política del partido de extrema derecha y el dirigente que ha pilotado las conversaciones desde Madrid, viaja a primera hora del martes a Mérida a desbloquear la situación. Sin éxito.

«Hoy hemos visto cómo se ha presentado en Mérida el capataz del señor feudal. Se ha personado un líder nacional de VOX a decir lo que se tiene que hacer o no en Extremadura. Es bastante vergonzoso,  los extremeños no merecen este bochorno», ha opinado Guardiola. En este territorio, Buxadé está haciendo las veces de Ortega Smith cuando en enero de 2019 negoció en nombre de su Vox para investir presidente a Juan Manuel Moreno Bonilla.

En las negociaciones, el equipo de Guardiola ha partido de un dato: se apoya en la diferencia de peso de ambas formaciones: el PP obtuvo 28 diputados en las elecciones autonómicas, un 38,85% de los votos; 5 obtuvo Vox, un 8,12% de los votos. «Con todo el respeto a los votantes de Vox, el rol adecuado a sus resultados es apoyar al PP y no al revés», ha repetido en público la dirigente popular en varias ocasiones.

La última oferta pública hecha por el PP fue la de ofrecerle a Vox la presidencia de las cortes extremeñas, siguiendo el caso de la negociación de la Comunidad Valenciana o de las Islas Baleares, donde el órgano de gobierno de sus respectivos parlamentos autonómicos está en manos del partido de Abascal.

El PP filtra durante la mañana este ofrecimiento, para justificar el veto a la entrada de Vox en el Gobierno extremeño y los de Abascal se indignan. Para enmendar este bloqueo, a última hora de lunes, a través de su mano derecha Abel Bautista, el PP entiende que puede realizar una «mejora sustancial». Es entonces cuando ofrece a Vox una secretaría en la Mesa de la Asamblea y el senador por designación autonómica que corresponde proponer al Grupo Popular. De esta forma, opinan en el PP, Vox podría haber defendido en la Cámara de representación territorial los intereses de Extremadura y plantear en Madrid las cuestiones que afecten a nuestra tierra.

En el mensaje que le lanza Bautista a Pelayo se repite la idea de Guardiola, que con el 8% de voto lo justo es conceder a Vox relevancia y visibilidad pero no control ejecutivo. El PP también le ofrece cualquier órgano de seguimiento y control que Vox entendiera oportuno, caso de las cuotas de reparto en todos aquellos órganos de extracción parlamentaria, como los consejos de la televisión autonómica, el defensor del pueblo, el consejo consultivo…

La respuesta de Vox no se hace esperar, no están dispuesto a alargar las conversaciones durante la madrugada. Según ha podido conocer Economía Digital, si semanas atrás estaban reclamando sólo consejerías, ahora, si Guardiola quiere ser investida presidenta gracias a los escaños de Vox tendrá que cederle una vicepresidencia, como en la Comunidad Valenciana.

Vox entiende que la filtración de los términos de la negociación dinamita la posibilidad de acuerdo. Ángel Pelayo avisa que en la votación de la constitución de la cámara los cincos diputados de Vox votarán su nombre. El PP tiene dos opciones: o votar a Vox o votarse a sí mismo, en el primer caso, las conversaciones podrían seguir su cauce; en el segundo caso se deja fuera de la mesa de la asamblea a los de Abascal.

Con las horas de sueño en silencio, ambas formaciones se ven la cara por la mañana. Nada ha cambiado. Sigue el bloqueo. El resultado de la constitución de la cámara está claro: el PP no cede y Vox se queda fuera del órgano de Gobierno. Los puentes para el diálogo están volados. «En Vox sólo he encontrado zancadillas, desunión y ansia. Y hoy se constata también que VOX no ha pensado en Extremadura ni desde Extremadura. Todo lo han teledirigido desde Madrid. ¿Qué importa esta tierra, verdad?», entona María Guardiola en su comparecencia ante los medios extremeños.

Ha nacido una estrella (política). Veremos hasta cuándo le dura el brillo.

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