Esta importante empresa constructora entra en concurso de acreedores: va directa a la liquidación
La firma estaba especializada en la rehabilitación de fachadas y cubiertas, así como la instalación de ascensores
Duro golpe para el sector de la construcción vasco. La compañía Construcciones Lurtxori se ha visto obligada a entrar en concurso de acreedores a raíz de la delicada situación económica que atraviesa la firma radicada en Bilbao.
Así lo ha dictaminado el juez Zigor Oyarbide de la Torre, titular del Juzgado Mercantil número 2 de Bilbao, que también ha optado por designar como administrador del concurso al abogado Aitzol Asla Uribe.
Qué implica solicitar el concurso de acreedores
Las compañías que no pueden solucionar sus problemas de insolvencia y falta de liquidez, pueden solicitar el concurso de acreedores. El procedimiento jurídico persigue un doble objetivo: garantizar que los acreedores puedan cobrar y buscar alternativas que permitan al negocio proceder con su actividad empresarial.
El concurso de acreedores tiene como objetivo garantizar que los acreedores puedan cobrar y buscar alternativas que permitan al negocio proceder con su actividad empresarial
El concurso de acreedores puede ser solicitado tanto por personas físicas, como autónomos, personas jurídicas, pequeñas y medianas empresas o grandes compañías. En cualquier caso, una vez se tramita la petición para el concurso de acreedores, la gestión de la empresa pasa a manos de la justicia.
El marco normativo que los regula es la Ley 22/2003, de 9 de julio, que persigue evitar la disolución completa de la compañía y fomenta la conservación del patrimonio. Consecuentemente, las propiedades de los socios funciona como garantía hipotecaria y pasan a ser los últimos en cobrar.
Qué sucederá con Construcciones Lurtxori
Desde que se fundó en 2012, Construcciones Lurtxori ha centrado su actividad en la rehabilitación de fachadas y cubiertas, así como la instalación de ascensores, según se desprende de su página web.
Entre las distintas actividades que ha llevado a cabo figura la montura de aislamientos sate, la ventilación de fachadas, el cambio de la estructura del tejado o el cambio de cubierta integral.
En el caso de Construcciones Lurtxori ha sido la justicia la que ha declarado el concurso y ha decidido que la firma no tenga continuidad, por lo que irá directamente a la liquidación de los activos que aún se encuentran en su posesión, según Crónica Vasca.
El negocio, cuya sede social está emplazada en la plaza Venezuela número 1 de Bilbao, estaba capitaneado desde hace más de una década por Ion Godenca, quien desempeñaba las funciones de administrador único.
Riesgo de impagos en el sector
El concurso de acreedores de Construcciones Lutxori no es un caso aislado, sino que es extensible al momento que atraviesa el sector. Sin ir más lejos, hace algunas semanas el Banco de España advirtió de un repunte en el riesgo de impago de créditos por parte de empresas no financieras, que vino impulsado por la construcción y el inmobiliario.
Concretamente, la probabilidad de impago de las operaciones crediticias ha aumentado en 39 puntos básicos al tomar como referencia el tercer trimestre del año pasado, de manera que se ha pasado del 2,14% al 2,53%, si bien aún continúa siendo inferior al promedio de 2022.
Desde el tercer trimestre de 2024, el riesgo de impago de la construcción y el sector inmobiliario se ha incrementado en 44 y 96 puntos básicos, respectivamente. El riesgo crediticio, no obstante, también se ha incrementado en la rama del comercio y hostelería, así como en la energía.
En relación con los motivos que han impulsado al alza el riesgo de la construcción ha apuntado hacia un «incremento del riesgo asociado al saldo crediticio, asumiendo una estructura de deuda y una composición de prestatarios contantes».
El riesgo de impago de la construcción y el sector inmobiliario se ha incrementado en 44 y 96 puntos básicos, respectivamente
Con todo, el supervisor bancario ha puntualizado que los datos no sugieren un repunte significativo del riesgo de cola, puesto que la proporción de crédito clasificado en la categoría de mayor riesgo se ha mantenido en niveles similares a los de 2022.