El embajador de EEUU pasa de puntillas sobre la eventual independencia catalana

James Costos mantiene que las empresas del país “observan”, igual que “la gente”, los posibles escenarios futuros

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Estados Unidos no se moja. El embajador en EEUU en España, James Costos, mantiene una posición ambigua frente a una eventual independencia catalana. La Administración Obama pasa de puntillas sobre la cuestión y su equipo diplomático en el país no se sale del guión. Desde hace meses el mensaje que repite es el mismo: son observadores de cómo evoluciona el envite nacionalista y no toman partido por nadie. Este martes no ha sido distinto. En su comparecencia en Nueva Economía Fórum, Costos ha sido preguntado por enésima vez sobre la cuestión. “Pienso que, como la gente, las empresas estadounidenses observan qué ocurre”, ha respondido.

A diferencia de otras comparecencias, las palabras del embajador han sido usadas por los partidarios de la independencia catalana como un nuevo apoyo internacional que se debe sumar a su causa. “Si las cosas cambian, las empresas ya se adaptarán”, ha manifestado el diplomático. Unas palabras que, según los partidarios del Estado Propio, es un claro espaldarazo a sus tesis. Aunque olvidan que, en la ambigüedad calculada de la política estadounidenses, este adaptarse abre la puerta a todo tipo de interpretaciones.

Posicionamientos pasados

En la descripción de Costos cabe desde una interpretación favorable al independentismo en el que las multinacionales abrazarían Catalunya como Estado sin problemas, ya que la verdadera importancia es la evolución positiva del negocio; hasta el pronóstico más pesimista. Es decir, que las empresas estadounidenses se adaptarán haciendo las maletas y abandonando el territorio. Los diplomáticos de este país son expertos en dejar la cuestión suficientemente abierta en público.

El propio embajador de EEUU en España tachó de “mera especulación” la eventual independencia catalana el pasado abril; “y nosotros no nos pronunciamos sobre especulaciones”, dejó claro en ese momento. El soberanismo catalán topa con un gran muro en sus pretensiones: el megaacuerdo comercial bilateral entre los estadounidenses y la Unión Europea, el Tratado Transatlántico de Libre Comercio. Será uno de los grandes hitos, ya que implica eliminar tasas y aranceles. El futuro incierto de Catalunya también está muy vinculado a este pacto: para beneficiarse de él, debe quedarse en el seno de la Unión Europea. Y eso, por ahora, no está claro en una eventual secesión.

Economía Digital

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