Aviso del PSOE por la división entre Yolanda Díaz y Podemos: las izquierdas no suman en mayo

En Ferraz son conscientes de la necesidad de no fragmentar el voto en su espacio y no repetir los resultados del bloque de la derecha tras la foto de Colón

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), junto a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (d), durante el acto institucional organizado con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBI, en el que tendrá lugar la entrega de los 2ª Reconocimientos Arcoíris, este lunes en Madrid. EFE/ Fernando Alvarado

La ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra (i), junto a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz (d), durante el acto institucional organizado con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTBI, en el que tendrá lugar la entrega de los 2ª Reconocimientos Arcoíris, este lunes en Madrid. EFE/ Fernando Alvarado

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Los últimos movimientos en el espacio a la izquierda del PSOE de cara al próximo año electoral, con dos citas cruciales -primero, unas municipales y autonómicas; después, las generales-, con el apoyo subyacente de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, a la plataforma creada por el exsecretario de Organización de Podemos, Alberto Rodríguez, no da los mejores síntomas para la conformación de una candidatura única que aúne a las izquierdas en los comicios. Y ahí, precisamente en esa geometría, sabe el PSOE que se lo juega todo.

Fuentes de Ferraz alertan en conversación con Economía Digital que necesitan a unas izquierdas «fuertes» para evitar que gane la derecha en mayo. Y, sobre todo, que el reloj juega en contra de la indefinición: apenas quedan seis meses para la primera elección. «Lo que no puede hacer la izquierda es volver de nuevo a los errores de la fragmentación. Los hemos visto: Cs está desapareciendo, pero mira lo que le pasó a la derecha con tres partidos cuando fueron juntos [en referencia a la foto de Colón]. Ahora vuelven a ser dos», deslizan desde la dirección socialista.

Es por ello que, precisamente, no pueden permitirse una izquierda dividida, sino repensar cómo se ha comportado el electorado en los últimos años en nuestro país cuando, tanto a izquierda como a derecha, se han multiplicado las siglas. El último ejemplo es el caso de Andalucía, pero no el único. «Con ese escenario hay que trabajar», sintetizan desde Ferraz.

El lío de candidaturas

El PSOE se muestra muy convencido, al albur de las últimas encuestas, de que en mayo, ellos, por su propia cuenta y riesgo, retendrán a sus votantes y defenderán sus plazas. Pero saben que no concurren solos a esa contienda. «En ese espacio que se mueve a nuestra izquierda se tiene que configurar con la mejor opción para sacar representación», ahondan desde la formación.

«En nuestro lado, la [mejor opción] del PSOE está clara. Ellos…», dejan caer las voces socialistas consultadas. Los roces entre Díaz y la dirección de Podemos, con la secretaria general, Ione Belarra, al frente, y ahora que ella se encuentra de baja de maternidad, con Irene Montero como cabeza visible a nivel orgánico, continúan sin visos mayor solución mientras conviven bajo el paraguas del Consejo de Ministros.

Porque no hay encaje aún entre ambas opciones a la hora de montar una candidatura de cara a las generales, comicios a los que, formalmente, la vicepresidenta segunda aún no ha indicado su voluntad de presentarse en lo que finaliza su «proceso de escucha» con su plataforma Sumar. Pero aún es Díaz la interlocutora de Sánchez para tratar con su socio minoritario en Moncloa, con el último caso flagrante de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

La capilaridad regional

Ese primer entendimiento es clave para poder aspirar a algo más de cara a mayo. En Ferraz saben que, de cara a mayo, Díaz puede ser un gran revulsivo, pero hasta diciembre -fecha prevista pero aproximada para las generales- aún falta mucho. Tiene que poder acordar no sólo con Podemos, sino también con otros partidos que estaban integrados en la coalición electoral de Unidas Podemos, como Izquierda Unida, que goza de una capilaridad regional de la que tanto los morados como la propia vicepresidenta segunda carecen.

Podemos no ha dudado en mostrar su posición cuando se le pregunta. Fue la propia Irene Montero quien hace unos días lo oficializó en una entrevista televisiva: la intención de los morados es no diluirse en la marca electoral que cocina Díaz, sino tratarse como «socios» y no eludir sus propias siglas.

No se quedan ahí. Podemos cerrará candidaturas con IU -puntuales- en mayo. Pero el PSOE, que necesita al actor resultante de este guirigay para poder gobernar, avisa: «Tienes que llegar al acuerdo, pero después del acuerdo si efectivamente llega hay otro montón de negociaciones con las candidaturas. Si hubiese un espacio así de coalición entre tres partidos, llega el acuerdo por arriba, pero cada ciudad y municipio tiene su aquel. Hay que darse prisa. No es tan fácil».

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