El Gobierno británico se apodera de esta importante planta siderúrgica en quiebra
El sector siderúrgico británico se enfrenta a una época complicada de la historia que llevará a la quiebra a varias empresas
Archivo – Rollos de acero en una fábrica.
La compañía, Liberty Steel propiedad del conglomerado familiar GFG Alliance, encabezado por el empresario Sanjeev Gupta, ha sido declarada “irremediablemente insolvente” por el Tribunal Superior de Londres, y por tanto, en quiebra; lo que ha llevado al gobierno británico a asumir el control parcial de sus operaciones mientras intenta buscar un comprador para partes estratégicas de la empresa.
La división más afectada es Speciality Steel UK, ubicada en Yorkshire, una de las mayores acerías del país, cuya situación amenaza directamente 1.450 puestos de trabajo y, por extensión, al tejido industrial de varias regiones británicas.
Los problemas financieros vienen de lejos
Los problemas financieros de Liberty Steel no son nuevos. Tras el colapso de su principal financiador, la firma Greensill Capital en 2021, el grupo siderúrgico se embarcó en una compleja refinanciación de sus activos de acero, aluminio y energía, no sólo en Reino Unido sino también en otros países de Europa, Australia y Estados Unidos.
El desplome supuso el inicio de la agonía para la compañía, que en los últimos meses ha afrontado presiones que han ido en aumento por parte de sus acreedores.
Finalmente, tras una petición presentada por varios de ellos y aprobada por la justicia, la empresa ha iniciado el proceso de liquidación forzosa, una medida que, denuncia la propia compañía, “impondrá una incertidumbre prolongada y costes significativos a los contribuyentes británicos”.
Desde el gobierno británico se ha querido tranquilizar a los trabajadores y a las comunidades dependientes del acero, subrayando el compromiso de mantener la actividad mientras se busca una solución viable: “Sabemos que este será un momento profundamente preocupante para el personal y sus familias, pero seguimos comprometidos con un futuro brillante y sostenible para la fabricación de acero y los empleos en el sector en el Reino Unido”, señaló un portavoz gubernamental.
El sector siderúrgico británico ante sus mayores desafíos históricos
La crisis de Liberty Steel no es un caso aislado, sino el reflejo de una problemática estructural. La industria siderúrgica británica está ante lo que ya es un problema estructural para el sector. Los últimos años han estado dictados por cierres, recortes y reestructuraciones que han dejado a miles de familias con un futuro nublado e incierto.
Mini-plantas como las de Rotherham y Sheffield (también bajo la gestión de Liberty Steel) se han visto amenazadas repetidamente por el riesgo de cierre debido a deudas y a la falta de viabilidad económica.
La decadencia ha venido acompañada de planes de reestructuración y propuestas de rescate gubernamental, a veces con éxito (como con British Steel en 2019, cristalizando en la venta al grupo chino Jingye), y otras veces insuficientes ante la magnitud de la crisis.
Así, el cierre parcial o total de acerías amenaza directamente a comunidades enteras con tradición metalúrgica y con economías locales basadas en la producción de acero.
Los problemas que experimentan y que los llevan a la quiebra
Los problemas que experimenta el sector como el aumento de aranceles, la competencia desde otras regiones como China, y sobre todo, el peso insostenible de las deudas y los altos costes energéticos y medioambientales que afrontan las plantas británicas, muchas de ellas poco adaptadas a los nuevos estándares de sostenibilidad ponen de manifiesto la necesidad de reinventarse en un sector de enraizada tradición.
Para los sindicatos, la actitud de algunas multinacionales se percibe como un chantaje laboral hacia el gobierno, exigiendo rescates estatales mientras se juega con la seguridad de los empleados.
La quiebra de Liberty Steel ataca directamente en 1.500 empleos y amenaza con nuevos despidos en una industria que ya ha perdido miles de puestos en la última década. El impacto social es cada vez mayor en zonas tradicionalmente industriales del norte de Inglaterra y Yorkshire, donde el acero ha sido históricamente sinónimo de progreso y estabilidad económica.