Quiebra de una financiera: descubren que su dinero desapareció de la noche a la mañana

Una plataforma dirigida a menores colapsa de un día para otro y provoca el desconcierto de padres y adolescentes

Los ciberdelincuentes tienen acceso a todas las credenciales que el usuario verifique a través de su dispositivo móvil. Foto: Freepik.

Los ciberdelincuentes tienen acceso a todas las credenciales que el usuario verifique a través de su dispositivo móvil. Foto: Freepik.

Miles de usuarios amanecieron con una situación insólita: sus cuentas aparecían vacías y la aplicación financiera donde gestionaban su dinero no respondía. La compañía, especializada en servicios bancarios simplificados para adolescentes, había entrado en quiebra sin emitir ningún aviso previo, dejando a familias enteras sin acceso inmediato a los fondos que habían depositado con total confianza.

Lo que comenzó como una mañana cualquiera terminó convirtiéndose en un auténtico quebradero de cabeza para padres que utilizaban esta aplicación para enviar la paga semanal o mensual a sus hijos. Al intentar acceder, muchos descubrieron que los saldos habían desaparecido o que las transferencias recientes no figuraban en ningún registro.

La situación resultó especialmente grave porque la empresa ya llevaba meses en proceso judicial para su liquidación, pero ni jóvenes ni tutores legales habían sido informados. Mientras tanto, la plataforma seguía operativa en apariencia, permitiendo incluso nuevos registros y promocionándose como una solución financiera moderna y segura para menores.

Familias desconcertadas y sin respuestas

Entre los testimonios más recurrentes figura la frustración de padres que intentaron contactar con el servicio de atención al cliente sin recibir contestación alguna. Muchos de ellos relatan que habían ingresado dinero recientemente, sin imaginar que la compañía ya no tenía capacidad para garantizar el funcionamiento del servicio.

Una madre explicó que había transferido una cantidad modesta para los gastos habituales de su hijo, pero en cuestión de horas el dinero se esfumó sin posibilidad de recuperar la operación. El problema no fue aislado: decenas de familias comenzaron a reportar situaciones similares, preguntándose cómo una empresa que se dirigía a un público tan vulnerable podía desaparecer sin ofrecer explicaciones mínimas.

Para muchos padres, el impacto emocional ha sido tan grande como el económico. La confianza depositada en una herramienta diseñada para enseñar a los jóvenes a gestionar su dinero se ha visto seriamente comprometida.

Cómo una avería externa precipitó el cierre definitivo

La caída de la empresa no se debió únicamente a problemas internos, sino al colapso de uno de sus proveedores tecnológicos esenciales para mantener la operativa diaria. La aplicación dependía de esta empresa para procesar movimientos y garantizar la estabilidad de sus servicios digitales.

Al declararse en quiebra el proveedor, la plataforma se quedó sin capacidad para mantener sus funciones básicas, lo que aceleró el colapso financiero y la imposibilidad de continuar operando. La empresa se vio abocada a iniciar un proceso formal de liquidación ante un tribunal mercantil, que determinó el fin de su actividad semanas antes de que los usuarios notaran la desaparición de sus fondos.

Este encadenamiento de quiebras ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de los modelos de negocio que dependen de terceros para ejecutar servicios esenciales. En el sector fintech, donde la confianza es uno de los activos más valiosos, este tipo de fallos puede resultar letal.

Movistar. Red móvil.
Varias personas utilizan su teléfono móvil. Foto: Freepik.

El papel del proveedor que protege los fondos

Pese al caos inicial, una noticia logró aportar cierto alivio a las familias: los fondos depositados no estaban directamente bajo control de la empresa quebrada, sino protegidos por un proveedor externo vinculado a un gran grupo bancario. Esta estructura era habitual en servicios dirigidos a menores, donde la regulación exige salvaguardas adicionales.

El grupo financiero que actúa como custodio aseguró que el dinero está protegido y que los usuarios podrán recuperarlo a través de un procedimiento específico. Para ello, invitó a los afectados a ponerse en contacto mediante una dirección de correo electrónico habilitada para gestionar reclamaciones y desbloquear los fondos inmovilizados.

Este procedimiento, aunque más lento de lo que las familias desearían, es la única vía formal para recuperar los saldos desaparecidos. La sólida reputación del grupo custodio ha servido para calmar en parte la preocupación, aunque muchos usuarios siguen sin comprender cómo pudo mantenerse operativa una aplicación en proceso de liquidación.

Una ruptura de confianza difícil de reparar

La ausencia total de comunicación por parte de la plataforma ha sido uno de los aspectos más criticados. Padres y adolescentes aseguran que nadie les informó del proceso judicial, del cese de operaciones ni del riesgo que corrían sus fondos.

La aplicación, en su mejor momento, se presentaba como una herramienta educativa destinada a ayudar a los jóvenes a desarrollar hábitos financieros responsables. Sin embargo, para miles de familias se ha convertido en un símbolo de lo contrario: una muestra de la fragilidad de ciertos servicios emergentes y de la necesidad de una mayor supervisión.

Expertos en protección al consumidor señalan que el caso podría marcar un antes y un después en la regulación de aplicaciones financieras orientadas a menores, especialmente en lo relativo a mecanismos de aviso y transparencia ante situaciones críticas.

Un proceso de liquidación aún en marcha

Mientras avanza el proceso judicial, el grupo custodio continúa recopilando reclamaciones para devolver el dinero a los afectados. La empresa quebrada, por su parte, permanece en silencio, sin emitir comunicados ni ofrecer detalles sobre su situación interna.

La incertidumbre persiste, pero las familias confían en que la devolución de los fondos sea cuestión de tiempo y no de meses. A pesar de las promesas, muchas se mantienen escépticas ante la falta de información oficial.

El episodio ha abierto un debate más amplio sobre la seguridad de las aplicaciones financieras dirigidas a menores y sobre el grado de responsabilidad que asumen empresas que gestionan dinero ajeno en un entorno digital. Lo ocurrido servirá, previsiblemente, como advertencia en un sector que crece a gran velocidad, pero que aún necesita fortalecer sus mecanismos de protección.

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Alba Carbajal

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