El PSC mete en la nevera el tripartito con ERC y los comunes

La desgastada relación entre ERC y el PSOE, y las expectativas electorales del PSC, obligan a Miquel Iceta a aparcar la expectativa de un tripartito

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Los acontecimientos políticos en España y los datos de los sondeos públicos y privados llevan al PSC a concluir que los resultados de las próximas elecciones catalanas no le llevarán aún a la Generalitat, toda vez que Esquerra Republicana y Junts per Cataluña podrían reeditar la coalición que puso a Quim Torra en la presidencia del Govern. No es que los socialistas catalanes no tengan expectativas de ampliar su número de escaños tras los comicios, sino que han perdido toda la esperanza en los de Oriol Junqueras, cada vez más alejados del PSOE en Madrid, y desde hace años enemistados con Miquel Iceta.

La especulación sobre un tripartito en Cataluña, que inspiró a principios de año el acuerdo entre el PSOE, Unidas Podemos y ERC, no se basaba únicamente en la asociación entre socialistas, podemitas y republicanos para facilitar la investidura de Pedro Sánchez, sino también en una serie de encuestas que sugerían que el partido de Junqueras podría elegir entre formar Govern con sus socios de Madrid o JxCat. El problema, medio año después, es que el declive del espacio postconvergente que se observaba en aquellos sondeos se ha esfumado, y aunque ERC sigue a la cabeza también es cierto que JxCat ya le pisa los talones.

Otro escollo es que la relación entre el PSOE y ERC está erosionada. Las desaveniencias en torno a las prórrogas del estado de alarma, la exploración de Sánchez para hacerse de socios a la derecha (como Ciudadanos) y la paralización de la mesa de diálogo han distanciado a Esquerra del Gobierno central. Nadie en La Moncloa puede asegurar que el grupo parlamentario liderado por Gabriel Rufián apoyará los Presupuestos Generales del Estado, máxime si se negocian en la precampaña de las catalanas. Esta circunstancia implicaría romper el pacto de investidura; es decir, el divorcio definitivo.

El PSC sabe que la única forma de entenderse con ERC es a través del PSOE, porque los republicanos desconfían de Iceta por su defensa de la Constitución en tiempos del 1-O. Y Esquerra entiende que, por más autonomía que tengan los socialistas catalanes en la estructura nacional del partido, Sánchez tiene la última palabra, como se demostró a finales del pasado junio, cuando el presidente del Gobierno frustró los planes de Iceta para convertir en candidato a la presidencia de la Generalitat al ministro de Sanidad, Salvador Illa, cuya popularidad en Cataluña se ha disparado durante la pandemia de la Covid-19.

El PSC tira la toalla

El de Illa «presidenciable» es un rumor que se arrastra desde unos meses y que, como contó Economía Digital en junio, no tendrá recorrido porque Sánchez no está dispuesto a dejar ir al ministro de Sanidad mientras acucie la pandemia. Un rumor que esta semana ha sonado nuevamente tras una noticia de El País que se hace eco de la inédita popularidad de Illa, que según el último sondeo de julio del Centre d’Estudis d’Opinió (el CIS catalán) es el segundo político catalán mejor valorado, solo superado por Junqueras y por delante del president Torra. Pero el PSC ha salido rápidamente a desmentir —otra vez— el cuento.

Los socialistas catalanes tienen previsto que Iceta repita como candidato a la Generalitat, aunque reconocen que el primer secretario del PSC está harto del procés y de la actualidad política de Cataluña. Pero Illa se queda en Madrid, advierten. «El ministro Illa vale mucho, está dando un resultado espléndido. En el futuro podrá ser lo que quiera, pero en este momento el candidato que tiene el PSC es Miquel Iceta. Es un buenísimo candidato, es un buen parlamentario, con sentido común y tiene un aguante tremendo», ha asegurado este martes la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera.

Sería, previsiblemente, la última vez que Iceta optaría a la presidencia del Govern, pues las encuestas y estimaciones que manejan los dirigentes del PSC pasan por una subida de escaños tras las elecciones (se estima que pasará de 17 parlamentarios a hasta 26) y, para dentro de unos años, trabajan con la expectativa de ganar los comicios autonómicos tras otro posible ejecutivo independentista de ERC y JxCat vinculado al caos. Y no sería hasta entonces, de conseguir el sorpasso al separatismo, que el PSC capitalizaría a Illa y valoraría seriamente la posibilidad de dar forma a un nuevo tripartito con Esquerra y los comunes.

Pero, volviendo al presente, los socialistas catalanes juegan a la carta de presionar a ERC por su promesa de apoyar los Presupuestos de Sánchez, que todo indica que será incumplida. Cunillera ha dicho que le gustaría que las cuentas se negocien con el bloque de investidura, pero «si algunos no quieren estar, nos tendremos que buscar la vida». También ha tomado este camino Iceta, que ante los rumores de una posible negociación presupuestaria con el PP ha hecho un llamamiento a los ministros del PSOE y Unidas Podemos para intentar salvar el acuerdo de investidura, que pasa por obtener el «sí» de ERC.

Sugerencias, las de intentarlo una vez más con ERC, que se entienden mejor en clave electoral que racional. El PSOE ha concluido hace mucho tiempo que no puede contar con Esquerra, que ha puesto en jaque la legislatura en repetidas ocasiones. Así que la insistencia por buscar acuerdos con quien ha dado la espantada al Gobierno de coalición es una manera de preparar el terreno para usar palabras como «irresponsabilidad» o «traición» al referirse a los de Junqueras durante la campaña de unos comicios que, a todo esto, nadie sabe si se celebrarán el próximo mes de noviembre o se postergarán a 2021.

Lluvia de ofertas

El rumor del tripartito lo iniciaron el PPJxCat, que concluyeron que el pacto de investidura entre ERC, Podemos y el PSOE era básicamente la hoja de ruta para que Esquerra, los comunes y el PSC se hicieran con la Generalitat. Con el antecedente del acuerdo entre Torra (por medio del republicano Pere Aragonès) y Ada Colau (que comparte gobierno municipal con el PSC) para cerrar las cuentas de Barcelona y Cataluña, los postconvergentes acusaron a ERC de tener un «pacto secreto» con Sánchez e Iglesias para sacarles del Govern e instalar una reedición del tripartito.

ERC y el PSC lo negaron rotundamente, aunque conviene recordar que Sánchez también dijo en algún momento que no podría dormir tranquilamente con Podemos en el Gobierno, y que Esquerra rechazó en un primer instante apoyar la coalición de PSOE y Unidas Podemos. Es decir, una cosa es lo que se dice y otra la que se hace, y en ese sentido ERC y el PSC han afrontado los primeros meses de la legislatura de Sánchez con mucha desconfianza mutua pero también sabiéndose socios ante cualquier amago de avance de la derecha, así sea contra el propio JxCat.

Ante la amenaza de un tripartito, Ciudadanos se ha ofrecido al PP y al PSC para explorar un tripartito «constitucionalista» que arrebate el poder al separatismo. «El PSC tiene que estar con PP y Cs en la lucha por la defensa del constitucionalismo y la estabilidad en Cataluña», afirmó el pasado 10 de agosto Carlos Carrizosa. Pero los socialistas catalanes ignoraron el asunto y el PP advirtió de que la propuesta no era «demasiado realista», en palabras de Alejandro Fernández. También el popular Javier Maroto afirmó que un «sí» de los socialistas catalanes a una coalición «constitucionalista» sería «para parar las rotativas» por lo impactante.

Así las cosas, al PSC le llueven las ofertas de tripartito. Pero no lo habrá ni con PP y Cs, ni con ERC y los comuns, según la portavoz de los socialistas catalanes en el Parlament, Eva Granados. «El tripartito está fuera de la ecuación porque los mismos socios la han evitado. No habrá esta opción porque ERC solo tiene el proyecto de dividir Cataluña», dijo el pasado 9 de agosto, entendiendo que si JxCat y Esquerra suman de nuevo volverán a gobernar juntos, «aunque estén tirándose los platos a la cabeza un día y otro». Debido a esto, el PSC aspira más bien a una difícil tarea de conseguir mayoría alternativa al independentismo.

Al final, todo dependerá de las probabilidades que tengan Carles Puigdemont y Junqueras de seguir condenando la política catalana al interminable procés. Y las encuestas no sugieren que sean bajas: el CIS catalán da a ERC y JxCat entre 65 y 67 escaños, y a la CUP entre 6 y 7 parlamentarios; mientras que el sondeo de julio de Gesop para El Periódico da a ERC-JxCat entre 63 y 65 escaños, más 7-8 de la CUP. El PSC aspira a conseguir 24 escaños según el primer estudio, y 25-26 según el segundo. Y los comunes se harían con 9-10 representantes, según las dos encuestas. ERC, previsiblemente, tendrá la última palabra.

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