ERC escenifica ahora un acercamiento a Torra y JxCat

Esquerra templa los ánimos y alega que el diálogo que Junqueras consideró la "única vía" es compatible con el choque que piden el president y Puigdemont

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Como ha acabado haciendo en otras ocasiones después de que la temperatura del pulso con sus socios mal avenidos de Junts per Catalunya (JxCat) se disparara, ERC volvió este jueves a levantar el pie del acelerador tras su último desencuentro con la formación puigdemontista y con el president Quim Torra.

Las discrepancias estratégicas entre ambas formaciones son de fondo y vienen de lejos, pero, pese a ello, se trata de escenificar que la sangre sigue sin llegar al río, tras la belicosa conferencia de Torra el martes, cuyo contenido, a diferencia del de la charla con la que el president arrancó en septiembre de 2018 el curso pasado, no fue pactado con Esquerra, y tras las andanadas lanzadas contra los de Oriol Junqueras por Jordi Sànchez.

La encargada de apaciguar los ánimos fue la portavoz de ERC, Marta Vilalta, que pidió calma al independentismo aprovechando su participación en la Universitat Catalana d’Estiu (UEC) en Prada de Conflent (Francia), en la que daba una charla auspiciada por la fundación Josep Irla, think tank vinculado a Esquerra. «Tendríamos que poder superar cierta dinámina autodestructiva en la que hemos caído», alegó, para después añadir que hay que dejar de contraponer «las aportaciones» que hacen al debate unos y otros al debate estratégico para buscar en cambio «el mínimo común denominador» entre ellas.

Según este nuevo planteamiento, la apuesta por la «confrontación» esgrimida de forma vehemente por Torra también en la UEC es perfectamente compatible con las apelaciones al diálogo que, un día antes del discurso del presidentJunqueras subrayaba que era la única vía posible.

Todo, pese a que lo que hizo Torra fue suscribir la tesis de su antecesor, Carles Puigdemont, de que no es posible conseguir un referéndum pactado. Fue en ese sentido en el que el president llamó el martes al independentismo a no hacerse trampas al solitario, en referencia, nada velada, al planteamiento de Junqueras. «No nos engañemos a nosotros mismos. Descartado un gobierno que nos considere interlocutor para pactar un referéndum, solo nos queda la confrontación democrática y pacífica».

De la cadena de réplicas a la compatibilidad

Ahora, Vilalta alega que «se puede levantar la bandera del diálogo con una mano y en la otra la de la confrontación democrática», entendida como «acciones de desgaste al Estado» a base de movilizaciones y «desobediencia civil», que fuercen a esta a acabar aceptando la reclamación independentista de un referéndum de autodeterminación.

La portavoz de Esquerra se alineó con los planteamientos hechos en este sentido por el exconseller Josep Huguet en otra charla en la UEC en la que había abogado por hacer descansar la vía de la desobediencia en la sociedad civil, no en las instituciones. «La música suena bien», zanjó.

No se mojó en cambio sobre la propuesta que el diputado Gabriel Rufián y el exportavoz en el Congreso Joan Tardà quieren elevar al congreso que ERC celebrará este otoño, y en la que se aboga por ir a elecciones como respuesta a la sentencia. La portavoz se limitó a apuntar, en la línea de Junqueras, que es una opción que no se puede descartar como reacción al fallo del Supremo, como tampoco la de formar un gobierno de concentración, incorporando a la CUP y Catalunya en Comú Podem al ejecutivo. Ese planteamiento lo lanzó el vicepresidente y hombre fuerte de los republicanos en la Generalitat, Pere Aragonès, pero está por ver que comunes y cuperos estén por la labor.

ERC apacigua los ánimos con Sànchez y la ANC

Siempre en modo repliegue, ERC también salió al paso de los ataques de Sànchez. El expresidente de la ANC y ahora dirigente de JxCat, encarcelado en Lledoners, acusó a la formación de vincular la sentencia a un avance electoral por puro cálculo partidista. Viallta negó la mayor. Si esa opción no se descarta, alegó, es porque «todo tiene que estar abierto» para que en cada momento se decida «cual es la herramienta democrática que más nos pueda fortalecer como país».

La portavoz ejerció de pacificadora, al menos de puertas para afuera, incluso con la ANC, distanciada como nunca de Esquerra, hasta el punto de que dos de los históricos de los republicanos, Huguet y la también exconsellera Anna Simó, ya han anunciado que este año no acudirán a la concentración que la entidad organiza en la Diada, en la que por primera vez la Assemblea no ha reservado un espacio a los partidos como forma de reproche por haber renunciado a la vía unilateral. «Trabajaremos para que la Diada sea un éxito, para demostrar que sigue habiendo músculo, que somos un pueblo activo», zanjó Vilalta.

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