Primer obstáculo a los pactos en Cataluña tras el 14-F: tres nombres para liderar Salud

ERC, Junts per Catalunya y PSC filtran candidatos y cruzan vetos respecto a quién asumirá las riendas de la pandemia tras las elecciones

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Cataluña parece condenada a un nuevo laberinto político debido a su inagotable capacidad de levantar muros. No solo porque todos los partidos independentistas se han comprometido por escrito a que «en ningún caso se pactará la formación de gobierno con el PSC», sino también porque ya ha comenzado el cruce de vetos para integrar el futuro Govern.

Uno de los nombres que suscita mayor interés del futuro Govern es el de quién será responsable de la conselleria de Salud en este tiempo de pandemia.

El candidato del PSC a las elecciones catalanas, Salvador Illa, fue el primero en lanzar un nombre al frente de la conselleria de Salut, el de la actual gerente del consorcio Parc de Salut Mar, Olga Pané.

Su nombre levantó ampollas de inmediato. «Pané es una buena profesional pero con un carácter especial que genera anticuerpos dentro del sector. Dice las cosas claras y sin tapujos. Eso hace que genere recelos», explican fuentes del departamento de Salud.

Trabajadores del Hospital del Mar no han tardado en salir al paso de Pané, a quien acusan de ser una «gestora mercantil» de la sanidad pública, de tener como divisa la privatización de centros públicos y de imponer el único ERE que se hizo en un gran hospital hace diez años.

A la vista de que las protestas sanitarias podían ir en aumento y de que su nombre amenazaba a las primeras de cambio incluso acuerdos con los Comuns, el PSC ha optado por enfriar su propia propuesta y ha tratado de conducir su campaña por otros derroteros.

El nombre que Borràs ha quemado

Pero el baile de nombres al frente de la conselleria de Salud ha continuado, puesto que la candidata de Junts per Catalunya, Laura Borràs, ha colocado sobre la mesa, por su cuenta y riesgo, el del actual secretario de Salud Pública de la Generalitat, Josep Maria Argimon. El interés de JxCat, en todo caso, es hacerse con los mandos de Salud para anotarse de algún modo el éxito de la salida de la pandemia.

«Argimon es muy bueno y muy inteligente. Sabe que gobierne quien gobierne en Salud, él puede tener juego si antes no se moja con nadie explícitamente. Lleva mucho tiempo en cargos del Departament y entiendo que le gustaría seguir. Por eso resulta sorprendente que Borràs quemara su nombre y, de rebote, el de Oriol Mitjà», dicen en la conselleria.

Argimon, por su parte, evitar decir si aceptará o no ser conseller de Borràs y se limita a agradecer las «muestras de confianza». Pero sabe que JxCat, que asegura que tiene su respuesta afirmativa desde la pasada semana, lo ha colocado en dificultades ante ERC de cara a la formación del futuro Govern.

La consellera no está sentenciada

De la puesta en circulación de estos nombres podría concluirse que la actual consellera de Salud, Alba Vergés, está sentenciada, sobre todo viendo que el candidato de ERC, Pere Aragonès, no ha querido garantizar su continuidad en el cargo tras el 14-F.

Pero, en realidad, no lo está. «Aragonés no prescinde de Vergés. De hecho, confía mucho en ella. Simplemente ha dicho que no toca hablar de consellers. De aquí a decir que no cuenta con ella, hay un mundo», explican quienes conocen al vicepresidente de la Generalitat.

Vergés ha mostrado en público su voluntad de repetir como consejera de Salud. Lo hizo a finales de octubre cuando dijo en TV3 con toda contundencia: «Yo repetiría».

Pero Vergés no lo tiene sencillo porque la titularidad de la conselleria de Salud se ha convertido en un cargo de extraordinaria carga política.

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