Reforma laboral, PGE, PERTE del automóvil: Pedro Sánchez hace los deberes en el último minuto y con borrones

El Congreso aprueba los PGE y el Gobierno, la reforma laboral, además de desbloquear el PERTE del automóvil, en un fructífero día de los inocentes no exento de polémica

Pedro Sánchez y la vicepresidenta Nadia Calviño./ EFE

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Sobre la bocina, usando argot baloncestístico, cerrará el año Pedro Sánchez cumpliendo con tres importantes compromisos económicos: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), de la reforma laboral y el desbloqueo del PERTE del automóvil. Es lo que se llama hacer los deberes en el último minuto –cambiando a argot escolar–, justo antes de entrar en clase, y con borrones. Puro Sánchez style, mientras la oposición se distrae con guerras cainitas o directamente lucha por la supervivencia. 

Al mismo tiempo que Yolanda Díaz presentaba la reforma laboral, que se ha aprobado en Consejo de Ministros tras el acuerdo con los agentes sociales, el Congreso debatía y aprobaba los PGE con los votos de los socios habituales del PSOE y Unidas Podemos. El Gobierno también desbloqueó la inyección de cerca de 3.000 millones para el coche eléctrico, que el sector, y en especial Seat y Volkswagen, esperaban como agua de mayo. Un prolífico día de los inocentes, a la práctica último día hábil del año, en el que el Consejo de Ministros y el pleno del Congreso se despedían hasta 2022. 

El Gobierno se comprometió con la Comisión Europea a cerrar un acuerdo para la reforma laboral en 2021, y lo ha logrado parcialmente –falta la tramitación parlamentaria, que se prevé complicada– casi a punto de comerse las uvas de Nochevieja. Yolanda Díaz, la ministra de moda por su proyecto político en ciernes, advirtió en la rueda de prensa de este martes: “La vocación es mantener el texto”. 

Esta declaración de intenciones era un aviso a navegantes, a los dos con los que tiene que lidiar en el recorrido que le queda a la reforma. A la CEOE, para tranquilizar a un Antonio Garamendi que no se fía ni un pelo del Gobierno ni de sus socios y teme un cambio por la puerta de atrás que convierta la foto del acuerdo en una diana para sus detractores en la patronal. Y a los socios habituales del Ejecutivo, ERC, PNV y Bildu, que han anunciado enmiendas. 

Estas posiciones auguran unos trámites en el Congreso y el Senado nada fáciles para un Gobierno siempre obligado al equilibrismo, bajo la atenta mirada de Bruselas y con la CEOE dispuesta a levantarse y dejar cojo el acuerdo. Sin los empresarios, la Comisión Europea podría no bendecir el acuerdo, necesario para recibir los tan deseados por todos fondos europeos Next Generation. Para ir haciendo camino, el Ejecutivo de Sánchez se ha acercado ya a Ciudadanos

El capítulo de la reforma laboral, por lo tanto, no está terminado. Tampoco el de las ayudas al coche eléctrico. Sí dio, sin embargo, un gran paso adelante con la aprobación, en el BOE de este martes, de las bases para la inyección de 2.975 millones de euros al sector para ayudar a transformar la importante industria española del automóvil hacia una más electrificada. Queda para enero, eso sí, la convocatoria de los proyectos.

El rey Felipe VI junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (3i), el presidente del Grupo Volkswagen, Herbert Diess (2i); el presidente de SEAT y CUPRA, Wayne Griffiths (i), y la ministra de Industria, Reyes Maroto (d), durante la visita que realizan este viernes a la fábrica de SEAT en Martorell (Barcelona) con motivo del 70 Aniversario de la compañía automovilística. EFE/Quique García
El rey Felipe VI junto a Pedro Sánchez, el presidente del Grupo Volkswagen, Herbert Diess, el presidente de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, y la ministra de Industria, Reyes Maroto. EFE

Pese a los puntos pendientes, la aprobación supondrá el desbloqueo de las inversiones anunciadas por el grupo Volkswagen en España, que prevé fabricar hasta 900.000 coches eléctricos en sus fábricas españolas: la de Navarra y la de Seat en Martorell. Está por ver cuánto puede captar el gigante alemán, pero se da por hecho que se llevará una buena parte del pastel, pues es quien más ha apostado por electrificar sus plantas españolas, entre fabricantes más concentrados en superar la crisis de suministros. 

Pero el proyecto estrella de la automoción, y que también dependía del PERTE, es la fábrica de baterías, también promovida por Volkswagen. No deja de ser la otra cara de la moneda: necesita dicha factoría para surtir de baterías la producción de coches eléctricos. 

El grupo VW busca ubicación, junto con el Ministerio de Industria, y los candidatos tratan de hacer puntos. Con Cataluña descartada para todo el proceso de fabricación, –allí se ensamblarán, el último paso antes de ser instaladas en el coche, las unidades que necesite Martorell–, se la disputan la Comunidad Valencia, Aragón y Extremadura. 

Como adelantó Economía Digital, el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, se reunió en Madrid con representantes de Volkswagen para venderles su región como la mejor ubicación para la fábrica. Su punto fuerte es que alberga yacimientos de litio, valiosa materia prima para las baterías. La decisión todavía no está tomada. 

Los PGE y la asignatura pendiente de la luz

Los últimos deberes que le quedaban en lo económico al Gobierno de Sánchez eran la aprobación definitiva de los Presupuestos en el Congreso, y lo hizo sin sorpresas y entre críticas de la oposición. Los ministros podrán así iniciar el año sabiendo exactamente lo que pueden gastar en cada partida, aunque organismos como el FMI vean optimistas las previsiones económicas de Nadia Calviño, de lo que depende su previsión de ingresos. 

Tras este día de los inocentes, Sánchez, Díaz, Calviño, Maroto y el resto de Gobierno podrán comerse las uvas más tranquilos, pero les quedan todavía algún asunto pendiente. La subida del SMI, por ejemplo, aunque el más importante es la incesante subida de la luz. Incapaz de actuar decisivamente, lo ha paliado con medidas fiscales que se notan mínimamente en la factura y, además, tienen fecha de caducidad en marzo y abril. Pero el propio Gobierno espera un 2022 igual de complejo.

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