El dueño de ‘La Sirena’, José Elías, desvela qué cantidad de dinero debes cobrar al mes para ser feliz
José Elias La Sirena
La relación entre dinero y felicidad vuelve a estar en el debate público después de que José Elías, conocido empresario español y presidente de Audax Renovables, asegurara esta semana que alcanzar la cifra de 20.000 euros netos mensuales supone el límite tras el cual el dinero deja de aportar felicidad o bienestar real.
La polémica reflexión, recogida en una publicación en redes sociales y en entrevistas recientes, invita a analizar el aumento de la renta, los deseos de consumo y el verdadero impacto económico sobre la satisfacción personal.
José Elías no habla desde la pura teoría: en su juventud, tras iniciar varios proyectos empresariales, llegó a encontrarse prácticamente arruinado, con solo 3.000 euros en la cuenta bancaria.
Su historia de superación, pasando de la precariedad a liderar compañías cotizadas y una fortuna multimillonaria, aporta singular valor a su visión sobre el dinero y la vida.
Hoy, Elías sostiene en diversas intervenciones que “tener más de 20.000 euros fijos al mes no tiene sentido. A partir de ahí, no eres más feliz”. Una cifra que, recalca, ofrece suficiente holgura para pagar una vivienda, alimentación, viajes y lujos ocasionales. Más allá de ese umbral, los ingresos suman en el banco, pero no incrementan el bienestar ni cambian la vida.
José Elías: ciencia detrás del dinero y la felicidad
La reflexión de Elías conecta con estudios clásicos y actuales sobre psicología y economía. El trabajo de Daniel Kahneman y Angus Deaton –Premios Nobel de Economía– ya demostró en 2010 que los ingresos elevados mejoran la evaluación de la vida, pero no necesariamente el bienestar emocional.
Según sus datos, hay un umbral a partir del cual el efecto marginal sobre la “felicidad” se desvanece: en EE.UU., ese límite rondaba los 75.000 dólares anuales, aunque otros trabajos recientes lo sitúan por encima de los 100.000 dólares anuales según el coste de vida local.
En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el sueldo medio bruto anual ronda los 28.000 euros. Así, la cifra a la que alude Elías 20.000 euros netos mensuales, unos 240.000 euros al año, está muy por encima del salario de la inmensa mayoría de españoles.
Sin embargo, su mensaje no busca presumir de riqueza, sino subrayar que la carrera por incrementar el ingreso puede convertirse en un fin en sí mismo, alejando a las personas de la satisfacción real.
¿Cuánto dinero necesitamos para vivir bien?
La pregunta de fondo es recurrente: ¿cuál es el umbral para “vivir bien”? Según la reflexión de Elías y el consenso de diversos estudios internacionales:
- Con una renta que cubra vivienda, comida, salud y ocio básico se elimina buena parte del estrés asociado a la incertidumbre económica.
- A partir de cierto umbral, el consumo adicional suele ir dirigido a bienes o servicios no esenciales, cuyo impacto sobre la felicidad disminuye rápidamente.
- La búsqueda obsesiva de mayores ingresos puede aumentar la ansiedad, el estrés y reducir el tiempo disponible para relaciones personales u ocio.
El Informe Mundial de la Felicidad ha mostrado que, si bien los países más ricos suelen liderar los índices de satisfacción, existen grandes diferencias internas.
Factores como la igualdad de ingresos, la seguridad, las relaciones personales y la salud pesan tanto o más que la renta bruta a la hora de explicar la felicidad de un país.
¿Qué influye realmente en la calidad de vida?
Expertos coinciden en que, además de contar con una renta suficiente, el bienestar depende de:
- La salud y la ausencia de estrés crónico.
- Las relaciones personales y la vida social activa.
- La posibilidad de trabajar en algo significativo.
- La seguridad y la previsibilidad en el entorno económico y social.
En palabras de Elías: “Podría vivir igual con menos dinero del que percibo actualmente, dado que lo importante es entender hasta dónde el dinero suma felicidad y a partir de qué punto solo suma en el banco”. Como máxima, postula que la auténtica riqueza está en saber valorar lo que se tiene y no en la acumulación ilimitada.