La enfermedad de Donald Trump: «moratones y piernas hinchadas»
La insuficiencia venosa crónica ocurre cuando las venas de las piernas no pueden devolver adecuadamente la sangre al corazón
El presidente de EEUU, Donald Trump
Donald Trump, ha confirmado que padece insuficiencia venosa crónica (IVC) en las piernas. La noticia ha sido compartida tras la difusión de imágenes en las que se apreciaban hinchazón y hematomas en sus extremidades, generando especulaciones sobre su estado de salud.
La Casa Blanca, a través de su portavoz Karoline Leavitt, ha asegurado que Trump “se encuentra en excelente estado de salud” y que la dolencia detectada es benigna y común en personas mayores de 70 años.
Con 79 años, cualquier aspecto relacionado con su salud cobra especial interés, dada su relevancia en el escenario político internacional.
Esta afección no incapacita a Trump para sus funciones, pero sí exige control médico regular, especialmente a su edad.
¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?
La insuficiencia venosa crónica ocurre cuando las venas de las piernas no pueden devolver adecuadamente la sangre al corazón. Las válvulas venosas encargadas de que la circulación fluya en una sola dirección pierden eficacia, y la sangre tiende a acumularse en las extremidades.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la hinchazón, el dolor, las venas varicosas, el hormigueo o el picor. En casos más avanzados, pueden derivar en úlceras cutáneas, inflamación crónica o cambios en la coloración y textura de la piel.
Se estima que entre el 10% y el 30% de la población adulta sufre algún grado de esta enfermedad. Su prevalencia aumenta con la edad y afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque es más frecuente en ellas.
En el caso de Trump, su equipo médico ha asegurado que no existen signos de trombosis ni insuficiencia cardíaca o renal, por lo que el diagnóstico no supone un riesgo inmediato para su salud general.
El presidente no ha requerido hospitalización ni ha interrumpido su agenda, aunque se aplicarían revisiones periódicas para controlar la evolución de la patología.
Una patología frecuente que requiere cuidados
Aunque la IVC no suele ser grave en sus inicios, puede llegar a tener complicaciones importantes si no se trata correctamente. Una de las más conocidas son las úlceras venosas crónicas, heridas de difícil curación que deterioran la calidad de vida.
Otros problemas derivados pueden ser el linfedema (acumulación de líquido), la trombosis superficial o la debilidad muscular en la región afectada, dificultando la movilidad.
Entre los factores de riesgo se encuentran la edad avanzada, el sedentarismo, la obesidad, los antecedentes familiares de enfermedades venosas y ciertos trabajos que implican pasar muchas horas de pie o sentado.
Los expertos recomiendan algunas medidas clave para prevenir y controlar esta enfermedad: usar medias de compresión, realizar ejercicio moderado como caminar, mantener un peso equilibrado, evitar posturas prolongadas y, en algunos casos, elevar las piernas al descansar.
En cuanto al tratamiento, dependerá del grado de la insuficiencia. En las fases iniciales se opta por medidas higiénico-dietéticas y medicación venotónica. En casos más severos, pueden emplearse técnicas como la esclerosis de varices, el láser vascular o incluso intervenciones quirúrgicas.
En España, más de dos millones de personas padecen esta patología, lo que representa un reto para la sanidad pública por su importante coste económico y alta incidencia entre los mayores.
El caso de Trump ha tenido una repercusión especial porque pone el foco sobre las enfermedades vasculares crónicas, muchas veces invisibilizadas, pese a su elevada prevalencia.
Su testimonio también sirve para romper el tabú sobre la salud de los adultos mayores en puestos de alta responsabilidad. La normalización de estos diagnósticos es clave para promover la prevención y la transparencia clínica, especialmente en una era de creciente envejecimiento poblacional.
Con 79 años, Trump sigue siendo ejemplo para muchos de longevidad activa y resiliencia política. Su diagnóstico forma parte de los temas que, aunque médicos, adquieren dimensión pública, especialmente cuando se trata de una persona que aspira a seguir liderando el país durante años.
Este episodio refuerza también la importancia del acceso a exámenes vasculares y al seguimiento preventivo en adultos mayores, un aspecto no siempre garantizado en todas las economías o regiones.
Pese a la polémica sobre si líderes de edad avanzada deberían seguir en primera línea política, lo cierto es que dolencias como la insuficiencia venosa crónica son compatibles con una vida activa, especialmente si se detectan a tiempo y se tratan de manera adecuada.
La IVC en el caso de Trump no supone, por ahora, una amenaza funcional ni política. Pero sí deja lecciones sanitarias: la necesidad de visibilizar este tipo de enfermedades, de aplicar hábitos saludables con el paso del tiempo y de adaptar responsabilidades y exigencias al ritmo natural del cuerpo.