Leroy Merlin sorprende con el cierre de dos tiendas y deja en vilo a más de 250 empleados
La compañía replantea su estrategia urbana mientras trabajadores y barrios afectados piden explicaciones
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Leroy Merlin ha sacudido el panorama del retail francés al anunciar el cierre de dos de sus tiendas más emblemáticas en París, una decisión que rompe con la imagen de expansión constante que ha caracterizado a la multinacional del bricolaje durante las últimas décadas. Los establecimientos afectados, situados en Rosa-Parks (distrito XIX) y Daumesnil (distrito XII), dejarán de operar en 2026, un horizonte temporal que ya ha encendido todas las alarmas entre sus empleados.
Según ha trasladado la propia compañía, ambos centros llevaban años acumulando pérdidas estructurales, pese a que cada uno registró en 2024 alrededor de 600.000 operaciones de venta. Este contraste entre volumen de actividad y rentabilidad negativa ha alimentado la preocupación entre los trabajadores, que no entienden cómo tiendas tan concurridas pueden ser consideradas centros deficitarios.
La empresa ha subrayado que el cierre forma parte de un ajuste estratégico, no de una retirada del mercado parisino, aunque el anuncio llega en un contexto marcado por la redefinición de su presencia en grandes capitales europeas.
Un nuevo modelo de tienda que apuesta por espacios pequeños y especializados
El replanteamiento de Leroy Merlin no es improvisado. Desde hace dos años, la multinacional viene testando un formato comercial que rompe con su tradicional modelo de gran superficie. La apuesta ahora pasa por tiendas urbanas de pequeño tamaño, entre 100 y 250 metros cuadrados, enfocadas exclusivamente en áreas como cocina, baño, decoración o menaje.
Este enfoque más compacto busca responder a una tendencia creciente: clientes que viven en grandes ciudades y exigen inmediatez, proximidad y compras rápidas, sin necesidad de recorrer enormes pasillos. La estrategia ha sido probada en tres locales del distrito XV de París y en otro de Boulogne-Billancourt, obteniendo resultados que la compañía considera prometedores. El 90% de los clientes de estas tiendas piloto reside a menos de 1,5 kilómetros, un dato que refuerza la viabilidad del proyecto.
El director regional de París, Loïc Porry, ha confirmado que en 2026 se abrirán tres nuevas tiendas de este formato en los distritos XIII y XIV, y que el objetivo es alcanzar 20 puntos de venta urbanos antes de 2030. Los otros dos grandes establecimientos de la capital, ubicados en Beaubourg y La Madeleine, permanecerán operativos, aunque serán sometidos a un proceso de renovación integral.
Este movimiento encaja con la tendencia actual del comercio europeo. Otras cadenas como Castorama o Decathlon ya han iniciado un giro similar hacia modelos más urbanos y controlados en costes, tratando de adaptarse a los cambios en los hábitos de consumo y al fuerte incremento de los alquileres de grandes locales en las principales ciudades.
Una decisión que deja en el aire el futuro de 271 trabajadores
Los cierres de Rosa-Parks y Daumesnil afectan directamente a 271 empleados, que ahora quedan a la espera de que la empresa confirme cuál será su reubicación dentro de la red de 26 tiendas del área metropolitana de París. Leroy Merlin ha asegurado que la intención es ofrecer un puesto a cada trabajador, aunque la incertidumbre sobre las condiciones laborales ha desatado la preocupación entre la plantilla.
Los sindicatos, especialmente la CFDT, han denunciado que en caso de rechazar la recolocación ofrecida, el trabajador podría enfrentarse a un despido por motivo disciplinario, algo que consideran “inadmisible e injustificado”. Aunque la compañía ha asegurado que no es su voluntad llegar a este extremo, la sombra de los despidos sigue presente.
Entre los empleados reina una mezcla de tristeza y desconcierto. “Cuando llevas tantos años en una tienda como esta, es un golpe muy duro”, confesaba uno de los trabajadores de Daumesnil a medios locales. Otros apuntan al elevado coste del alquiler como factor determinante en la falta de rentabilidad, aunque insisten en que el cierre dejará un vacío evidente en la zona.
Los comercios del entorno también temen las consecuencias. Muchos bares, cafeterías y pequeños negocios dependen de la afluencia generada por la tienda. Es el caso de un café situado frente a Daumesnil, donde su gerente reconoce que “diez empleados de Leroy Merlin comen aquí cada día”.
El ayuntamiento exige claridad mientras sindicatos alertan de un posible efecto dominó
El Ayuntamiento de París ha pedido a la compañía una “transparencia total” respecto al impacto social y económico del cierre. El teniente de alcalde responsable de Comercio, Nicolas Bonnet Oulaldj, ha indicado que la decisión “pone en peligro cientos de empleos y debilita el tejido comercial de barrios ya vulnerables”.
Los sindicatos tampoco descartan que estos cierres sean solo el principio. Force Ouvrière ha planteado abiertamente la pregunta que muchos empleados se hacen: “Si estas dos tiendas no son rentables, ¿qué pasará con otras similares en Francia?” Las autoridades municipales han solicitado participar en la evaluación del impacto urbano, temiendo que la desaparición de estos grandes establecimientos pueda provocar un deterioro del entorno y agravar la desertificación comercial de algunas zonas.
Los cierres anunciados representan mucho más que un simple ajuste empresarial. Simbolizan un cambio profundo en la forma de entender el comercio urbano: grandes superficies que se repliegan ante los costes crecientes y un consumidor que prima la rapidez, la accesibilidad y la especialización.
La compañía deberá ahora gestionar un delicado equilibrio entre su estrategia de modernización, la estabilidad de su plantilla y el impacto en los barrios afectados. Los próximos meses serán decisivos para conocer el alcance real de esta reestructuración y si se extenderá a otras ciudades francesas o europeas.
