Quiso competir con Leroy Merlin y termina en quiebra: la razón detrás del cierre de sus tiendas
La cadena francesa que buscó abrirse paso frente a Leroy Merlin no resistió la presión de la competencia, las crisis globales y sus propios fallos internos
Una tienda física de Mister Menuiserie. Foto: Facebook Mister Menuiserie
El sector del bricolaje y la mejora del hogar en Europa está marcado por una competencia feroz. Grandes cadenas como Leroy Merlin, Bricomart o Bauhaus llevan años consolidando su liderazgo gracias a una oferta variada, precios competitivos y una estructura logística difícil de igualar. En este escenario, en 2015 nació en Francia Mister Menuiserie, una cadena que buscaba diferenciarse apostando por productos especializados en carpintería, puertas, ventanas y soluciones a medida.
La propuesta inicial resultaba atractiva: dar respuesta a quienes no buscaban lo “estándar” de las grandes superficies, sino piezas más personalizadas y adaptadas a proyectos concretos. Con esa premisa, la empresa francesa vivió un crecimiento vertiginoso en menos de una década. En su punto álgido llegó a contar con 150 tiendas en todo el país y más de 300 empleados, convirtiéndose en un referente alternativo frente a los gigantes del sector.
En 2023, Mister Menuiserie alcanzó lo que parecía ser su techo: 72 millones de euros en facturación, una cifra récord para una compañía que había empezado desde cero apenas ocho años antes. La clave de su éxito residía en una estrategia mixta entre venta física y un robusto canal online que acercaba sus productos a un público cada vez más digital.
Sin embargo, detrás de esas cifras brillantes se escondían grietas importantes. La expansión acelerada supuso un reto logístico que la empresa nunca logró resolver del todo. Los retrasos en las entregas comenzaron a convertirse en habituales y, poco a poco, la reputación de la marca empezó a resentirse.
Factores externos que precipitaron el colapso
No obstante, los problemas internos no fueron los únicos que minaron la estabilidad de Mister Menuiserie. La pandemia de la COVID-19 y la guerra en Ucrania generaron un cóctel letal para una empresa que dependía de materias primas sensibles a los vaivenes internacionales. El precio de la madera, el metal y la energía se disparó, lo que encareció la producción y redujo los márgenes de beneficio.
Mientras competidores como Leroy Merlin supieron absorber el impacto gracias a su volumen de compras y capacidad de negociación global, Mister Menuiserie no tuvo ese colchón. La subida de costes afectó directamente al precio final de sus productos, alejando a muchos clientes que optaron por alternativas más asequibles.
A la presión internacional se sumó la ruptura de un acuerdo estratégico clave. La empresa había anunciado a finales de 2024 una alianza con un socio comercial que debía reforzar su expansión y dar estabilidad financiera. Sin embargo, el proyecto nunca se materializó como estaba previsto, dejando a la compañía con una carga económica imposible de sostener.
Los problemas logísticos y las cancelaciones de pedidos hicieron el resto. Decenas de clientes denunciaron públicamente retrasos de meses e incluso pérdidas de entre 4.000 y 10.000 euros en productos nunca entregados. Las redes sociales se llenaron de críticas que dañaron todavía más la imagen de la empresa, espantando a potenciales nuevos compradores.
La confianza, ese intangible tan valioso en el comercio minorista, se evaporó. Y sin confianza, ninguna empresa puede sobrevivir mucho tiempo.
El golpe final: quiebra y liquidación
El 12 de noviembre de 2024, Mister Menuiserie presentó oficialmente su declaración de quiebra. Apenas unas semanas después, en diciembre, se confirmó la liquidación definitiva de la cadena. Las tiendas cerraron sus puertas dejando tras de sí no solo a más de 300 trabajadores en la incertidumbre, sino también a miles de clientes atrapados en procesos legales para intentar recuperar su dinero.
En ciudades como Balma o Portet, algunos consumidores llegaron a pagar sumas elevadas por proyectos que jamás se materializaron. Aunque la empresa aseguró estar buscando un comprador que asumiera deudas y operaciones, hasta el momento no hay una salida clara para quienes esperan entregas o reembolsos.
El fracaso de Mister Menuiserie deja varias lecciones para el sector. La rapidez en la expansión no siempre es sinónimo de consolidación. En un mercado tan competitivo como el del bricolaje, la diferencia no solo se marca en el precio, sino también en la eficiencia logística y en la capacidad de cuidar la experiencia del cliente.
Los grandes nombres como Leroy Merlin o Bauhaus han demostrado una resiliencia superior en momentos de crisis gracias a inversiones constantes en cadenas de suministro, digitalización y atención postventa. Mister Menuiserie, en cambio, se apoyó demasiado en promesas que luego no pudo cumplir.
Lecciones de una caída anunciada
En definitiva, el cierre de Mister Menuiserie no puede explicarse con un único motivo. Fue la suma de factores externos (crisis internacionales, inflación de materias primas) y fallos internos (mala gestión logística, ruptura de alianzas, pérdida de confianza del cliente).
La historia de esta cadena francesa recuerda que incluso las empresas con un producto atractivo y un rápido crecimiento pueden derrumbarse si no se consolidan sobre bases sólidas. La quiebra, además de dejar un vacío en el sector, es una advertencia para nuevos proyectos que sueñen con competir con los gigantes del bricolaje: sin estrategia de largo plazo y sin una logística a prueba de crisis, el riesgo de caer es demasiado alto.