El coronavirus y la normalización del teletrabajo

Una epidemia está obligando a compañías y a empleados a adaptarse al teletrabajo. ¿Será un microorganismo el catalizador que normalice trabajar a distancia?

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En los años de 1970 The Economist aseguraba que «para finales de 1980 mucha gente teletrabajará diariamente en sus oficinas de Londres mientras vive en una isla del Pacífico, si así lo desea, dado que en el futuro el coste de las telecomunicaciones no dependerá de la distancia.»

Medio siglo después para la gran mayoría de trabajadores esta promesa nunca ha sido ni siquiera una opción. Principalmente por cuestiones sociales y culturales, más que económicas o tecnológicas. Algo que podría cambiar a partir de la epidemia del coronavirus chino de Wuhan.

Desde que se declarara la cuarentena, en las zonas más afectadas de China millones de trabajadores han cambiado el espacio compartido de las oficinas por una oficina individual, en la mayoría de los casos improvisada en su vivienda.

Y en todo el mundo y conforme se extiende el brote cada vez más compañías han adoptado el teletrabajo como medida contra la propagación del coronavirus : desde compañías con una cultura de teletrabajo muy desarrollada —como Google, Microsoft, Amazon o Facebook, que la aplican para sus empleados con base en China o que han vuelto recientemente de aquel país— a compañía más tradicionales; incluyendo entidades bancarias como Bankia, Sabadell o Caixabank que lo están aplicando en sus oficinas de China o de otras regiones afectadas, caso de Italia.

Esta misma semana la oficina de Ericsson en el PTA (Parque Tecnológico de Andalucía, en Málaga) envió a sus más de 200 empleados a teletrabajar, según informaba ayer el diario Sur.

Hacia la normalización del teletrabajo

España tiene una escasa cultura del teletrabajo: en 2019, apenas un 3% de los empleados españoles trabajaba a distancia de forma habitual, mientras que Finlandia, Luxemburgo o Países Bajos este porcentaje se sitúa más próximo al 15%, según datos de Eurostat.

China también tiene una escasa cultura de teletrabajo. Sin embargo el coronavirus ha dejado sin otra opciones a millones de ellos. Se calcula que unos 300 millones de chinos estarán teletrabajando esta primavera, según datos de la consultora iiMedia Research.

Y según una encuesta realizada recientemente por esa consultora, casi dos tercios de los encuestados sin experiencia previa trabajando en remoto valoran positivamente las ventajas del teletrabajo; entre otras, la flexibilidad y la libertad de horarios y de movimientos, además del ahorro de tiempo y dinero que supone no tener que desplazarse para ir a trabajar.

«La mayoría de nosotros pensamos que es más eficiente trabajar desde casa», dice en Abacusnews el director comercial de una empresa de marketing digital. «Sobre todo en el caso algunos colegas que dedicaban al menos dos horas de tiempo de viaje cada día.»

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También dos tercios de los encuestados se mostraron optimistas con respecto a las perspectivas que ofrece el teletrabajo. «Los trabajadores chinos no han desarrollado todavía el hábito de teletrabajar, por lo que en China hay mucho margen para su desarrollo,» dicen desde iiMedia Research.

Pero al mismo tiempo muchos de esos trabajadores han expresado ciertas dificultades para adaptarse a él, dicen en Quartz. Entre los principales motivos mencionan «las distracciones, las largas jornadas laborales y la falta de límites entre la vida laboral y la vida personal que conlleva trabajar desde casa.»

También como desventajas más importantes se destacan la dependencia de herramientas específicas y un cierto impacto negativo en la comunicación y en la coordinación: «la falta de encuentros cara a cara supone una barrera para el sentimiento de pertenencia y para la motivación.»

El Covid-19 como impulsor de las redes 5G y de nuevos hábitos de trabajo

Debido al coronavirus la sociedad china se ha visto obligada a «mudarse» a internet, todavía más. Este aumento «masivo» en la demandas de servicios, plataformas y herramientas para teletrabajar ha supuesto para China un notable incremento en el tráfico de internet, un 36% más en las últimas semanas.

Un aumento que está poniendo en apuros a prestadores de servicios y operadoras, que tiene que hacer hacer frente al tráfico masivo adicional. Además de trabajar, los ciudadanos están consumiendo más entretenimiento y videojuegos en línea para distraerse durante el confinamiento.

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Para dar respuesta a este uso creciente de las plataformas colaborativas y de trabajo, reunión y comunicación remota, el gobierno ha pedido a las operadoras chinas que aceleren el despliegue de las redes 5G. Podría darse el caso de que la larga promesa del 5G se hiciera realidad finalmente debido a un microorganismo.

En Abacusnews se preguntan si el teletrabajo se convertirá en un hábito después del coronavirus, en el largo plazo. Tendría sentido aprovechar esta adaptación cultural y tecnológica «impuesta» por un brote epidémico —cuya gravedad muchos consideran magnificada— para hacer realidad la promesa de hace 50 años de «trabajar en Londres desde en una isla del Pacífico». O, para el caso, desde la España vaciada.

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