Cinco tecnologías de consumo fortalecidas por el coronavirus

El confinamiento ha creado nuevos hábitos y algunos se mantendrán como costumbre, favoreciendo el desarrollo de las tecnologías que los han hecho posible

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La pandemia del Covid-19 ha sido la primera del siglo XXI, y en opinión de expertos en la materia —como Bill Gates— no será la última.

La tecnología ha hecho posible que muchas personas hayan mantenido su actividad profesional y el contacto social durante el confinamiento. También ha creado nuevos negocios y fórmulas de comercio a distancia, ha proporcionado innumerables opciones de entretenimiento y facilitará la adopción de medidas como la distancia interpersonal.

Aunque su adopción ha sido «forzada» para muchos, algunos de esos hábitos y sus tecnologías asociadas tienen muchas posibilidades de permanecer en el tiempo más allá de la pandemia, acelerando su adopción y desarrollo.

Pagos móviles y comercio a distancia

Utilizar el móvil para cobrar y para pagar de forma presencial evita el contacto con objetos —el dinero, el TPV— y permite mantener las distancias. Soluciones como Bizum permiten realizar cobros y pagos de forma instantánea igual que con el efecto; y no exigen tener tarjeta —ni de crédito ni de débito, únicamente un móvil y una cuenta bancaria— lo que permite pagar con el móvil tanto a distancia como de forma presencial, en el comercio.

Durante el confinamiento muchas personas se han iniciado o han ampliado el comercio a distancia y el e-commerce. Tanto los compradores como los vendedores de comercios y tiendas locales han adoptado nuevos hábitos y han tenido que reinventarse.

En combinación con el pago móvil —que en muchos casos ha sido el facilitador, a través de WhatsApp y redes sociales— constituye un nuevo ecosistema de consumo.

Telepresencia y entretenimiento digital

La telepresencia como término para englobar cualquier actividad que se realice a distancia: trabajo, educación, sanidad, entretenimiento… Es probable que el teletrabajo forzado por el confinamiento resuelto en la normalización del trabajo a distancia, así como de la educación o la medicina. La sanidad a distancia reduce los desplazamiento y la saturaron de los centros de salud, y en teoría simplifica el seguimiento continuado de los pacientes, especialmente en zonas con menos población e infraestructuras. En este contexto las redes 5G jugarán un papel fundamental.

También se ha incrementado la oferta y el consumo de contenidos bajo demanda y en streaming, que comienzan a posicionarse como epicentro también para grandes estrenos,como ha sucedido con la película Trolls 2: Gira mundial. El confinamiento también ha impulsado la industria del videojuego y atrayendo a público nuevo y a más espectadores de e-sports.

Nueva movilidad, individual y eléctrica

La necesidad de mantener la distancia interpersonal y el temor a compartir medios de transporte públicos —cerrados y atestados, aunque se reduzca el número de plazas— hará que muchos ciudadanos miren con otros ojos las opciones de movilidad individual como patinetes eléctricos y bicicletas con pedaleo asistido, tanto de uso privado como compartido.

Además la reducción del tráfico rodado durante el confinamiento —que ha llegado a ser de hasta un 70%— ha hecho que muchos ciudadanos (y tal vez, gobernantes) sean conscientes de los beneficios de reducir la circulación de vehículos de combustión en las ciudades por su impacto en la contaminación atmosférica y en la calidad del aire. Además, la nueva movilidad y las energías renovables se presentan como vectores para reactivar la economía.

Wearables (incluyendo mascarillas inteligentes)

Es previsible que en la era postcoronavirus crezca la consciencia individual y social por la salud, la higiene y el bienestar. Crecerá el interés y el uso de wearables como pulseras y relojes inteligentes (smartwatches) con funciones relacionadas con la salud en todas las franjas de esas. Surgirán además nuevos dispositivos y funciones relativas a la higiene, para la detección de síntomas asociados a infecciones como la Covid-19 e incluso para pronosticar anticipadamente brotes y epidemias.

El uso de mascarillas será habitual ahora que muchas personas conocen sus beneficios colaterales —por ejemplo, entre quienes padecen alergias o circulan en moto o bicicleta, con mayor protección frente a la contaminaciónatmosférica, el clima y los elementos— e iniciarán su digitalización en forma de mascarillas ‘inteligentes’ que monitorizan la calidad del aire, dan recomendaciones e indicaciones relativas a la actividad física y la salud e incluso alertan en caso de detectar amenazas respiratorias.

Realidad virtual y realidad aumentada

Tal vez la realidad virtual y la realidad aumentada han llegado tarde a esta pandemia, pero tal vez encuentren su momento en la siguiente para crear entornos de teletrabajo interactivos y colaborativos, minimizando los riesgos sanitarios a la vez que proporcionan una mayor interacción, comunicación no verbal y capacidad de inmersión que las videoconferencias, que en el futuro serán algo parecido al teléfono ahora.

Aunque la realidad virtual y la realidad aumentada son «tecnologías peter pan» —llevan en su infancia más años de lo habituala— cuando maduren (sin llegan a madurar) se aplicarán a buena parte de las actividades cotidianas, desde la compra de vehículos y de viviendas, a la compra de ropa y otros bienes; además ofrecerá entretenimiento y experiencias relacionadas con los deportes, los nuevos y el turismo y los viajes. Además de la teleformación, el teletrabajo y la telemedicina.

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